El ISIS y la Yihad aprovechan la guerra 'cristiana' entre rusos y ucranianos
de Dario Salvi

Los movimientos extremistas islámicos aprovechan el conflicto de los "cruzados" de Moscú en Kiev para perpetrar nuevos ataques. Desde la escalada en Siria hasta la masacre en la mezquita chiíta de Pakistán, la violencia se multiplica. Festejan por cada víctima "cristiana" del lado ruso y ucraniano. Es inaceptable enviar a los musulmanes al campo de batalla, a los chechenos "apóstatas". Los talibanes se oponen a la guerra.


Milán (AsiaNews) - El Estado Islámico (EI, ex ISIS) y los movimientos yihadistas están aprovechando la guerra entre "cruzados" cristianos en Ucrania -donde está en curso una invasión militar lanzada a finales de febrero por Rusia- para levantar la cabeza e intensificar sus ataques en Siria e Irak. En el último periodo se ha producido una escalada contra las fuerzas del gobierno de Damasco y sus aliados, con una serie de emboscadas en la zona desértica entre ambas naciones que han causado decenas de víctimas. Los epicentros de esta nueva ola extremista y radical son las gobernaciones de Homs y Deir el-Zor, en la frontera con Irak, una zona de la que los milicianos del Califato se habían retirado en 2019 tras perder su último bastión. 

 

ISIS, escalada de ataques

El 6 de marzo, la agencia oficial de noticias Sana, citó una fuente militar gubernamental e informó de que "al menos 13 soldados murieron y otros 18 resultaron heridos" durante una emboscada a un vehículo militar. Los "terroristas" atacaron en el desierto de Palmira, en la provincia de Homs. El 10 de marzo, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG con sede en el Reino Unido y una densa red de corresponsales en la zona, informó de la muerte de seis miembros del ejército gubernamental y siete heridos tras la explosión de una mina colocada por hombres del "califato" cerca de Yabal al-Amour; también en este caso fue en una zona desértica en el área de Palmira, en el sector oriental de Homs. Y de nuevo, el 16 de marzo, una célula del ISIS atacó objetivos militares de las fuerzas iraníes en el desierto sirio, matando a tres personas.

En respuesta a la escalada de ataques y violencia, el gobierno de Damasco reforzó la presencia de soldados en la gobernación donde se encuentra la ciudad, simbolizada por sus antiguas ruinas. En apoyo se enviaron vehículos militares, armas y soldados de la 14ª división de fuerzas especiales. Hammam Issa, un periodista afincado en Idlib, el último bastión en manos de los rebeldes anti-Assad en Siria, dijo a al-Monitor que los ataques del Estado Islámico contra los soldados del gobierno, que ya llevan "años", muestran que el movimiento "todavía tiene la capacidad de planificar y golpear". Las fuerzas gubernamentales parecen "casi impotentes" ante las operaciones relámpago y las emboscadas en el desierto sirio. Desde Erbil, en el Kurdistán iraquí, el colega y experto Raed al-Hamid confirma los numerosos "enfrentamientos" entre las fuerzas gubernamentales, apoyadas por Irán y Rusia, con células ocultas del ISIS, listas para atacar. "Es fundamental que el Estado Islámico reivindique cada atentado, para demostrar que existe”, agrega.

 

El conflicto entre los "cruzados”

Mientras tanto, la galaxia yihadista y fundamentalista islámica, con la única (y notable) excepción de los talibanes, celebra con entusiasmo el conflicto entre Ucrania y Rusia. Dos "naciones de infieles" y promotores de una "guerra entre cruzados", en la que se festejan  las víctimas de ambos bandos. Los grupos de milicianos no muestran ninguna simpatía o enemistad particular por Kiev o Moscú y celebran cada una de las víctimas "cristianas" de esta guerra que la mayoría de ellos ni siquiera puede entender. El patriarca caldeo, el cardenal Louis Raphael Sako, dijo a AsiaNews en una entrevista que los musulmanes iraquíes no entienden las razones del conflicto y se sorprenden de que los seguidores de Cristo puedan entrar en guerra entre sí.

Mientras la atención mediática global se centra en Ucrania -como ocurrió hace dos años, al inicio de la pandemia de Covid-19, con la emergencia sanitaria- los grupos yihadistas desarrollan una narrativa que estigmatiza a ambos bandos, considerándolos enemigos comunes y hostiles al Islam. En un editorial publicado la semana pasada en su revista al-Naba, el ISIS define la guerra como un "castigo" impuesto a los "infieles cristianos", culpables de "exportar" sus batallas a los países musulmanes. Al-Qaeda, cuya comunicación es más lenta y reflexiva que la del Estado Islámico, aún no ha hecho comentarios oficiales. 

Sin embargo, un teólogo cercano al grupo,  Abu Mohammad al-Maqdisi, difundió un mensaje en Twitter, en el que se alegra de que "esta guerra continúe", del mismo modo que otros se han alegrado de la destrucción de las naciones musulmanas. Según L'Orient-Le Jour (LOJ), el pensador radical Abu al-Fatah al-Farghali, cercano a Hay'at Tahrir al-Sham (HTS, ex Al-Qaeda en Siria), afirma que "hacer que los opresores se aniquilen entre sí" es "en interés del Islam". Sólo los talibanes dan un paso al costado en medio del coro de satisfacción general. Tras la invasión rusa, los eruditos coránicos que ocupan el poder en Kabul expresaron su "preocupación" por las "víctimas civiles". Siguiendo su línea de "política neutral en asuntos exteriores”, los talibanes instan a Kiev y a Moscú a la “moderación” y al “diálogo”.

A pesar de los informes sobre el traslado de mercenarios del frente sirio (y de Oriente Medio) para combatir en Ucrania, los movimientos yihadistas rechazan las posibles opciones de campo entre dos naciones de "infieles" y exaltan la dicotomía entre "musulmanes y no musulmanes". Como explica Aymenn al-Tamimi, académica de la Universidad George Washington de Estados Unidos, rechazan el uso de combatientes para evitar que "los musulmanes mueran por los infieles", lo que les resulta "inaceptable". 

Desde esta perspectiva, las milicias chechenas que recluta Moscú, compuestas en gran parte por musulmanes, son el blanco del repudio y sus miembros son tachados de "apóstatas". Puede que algunos cuadros de HTS se alegren por las bajas rusas, conscientes de que los bombardeos de Moscú en Siria fueron cruciales para cambiar el rumbo de la guerra a favor del presidente Bashar al-Assad. Sin embargo, esta satisfacción no se traduce en ayuda para los ucranianos, entre otras cosas porque las tropas de Kiev participaron en la invasión estadounidense de Irak en 2003 y, más recientemente, se han desplegado como parte de la coalición internacional en la campaña estadounidense contra el ISIS. El interés mundial y mediático por Ucrania", concluye Damien Ferré, fundador de la agencia Jihad Analytics, "permite al Isis relanzar operaciones militares, emboscadas y atentados sobre el terreno. E incluso intensificarlos, porque "hay menos atención" hacia estos grupos. La prueba de ello es que al día siguiente de la publicación del comentario sobre la guerra a las puertas de Europa, el EI perpetró -y reivindicó- un atentado suicida en Pakistán que causó la muerte de al menos 64 fieles en una mezquita chií.

 

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