La invasión ucraniana y la crisis del trigo agravan el drama libanés
de Fady Noun

El ataque militar lanzado por el Kremlin tomó por sorpresa al país de los cedros, que lidia con la tensa situación entre los Estados Unidos e Irán. El gobierno condenó la invasión, pero hay muchas diferencias y posiciones ambiguas, como la de Hezbolá. El impacto en el precio del trigo y del combustible. El 74% del trigo importado proviene de Ucrania. 

 


Beirut (AsiaNews) - La invasión de Ucrania por parte del ejército ruso tomó al Líbano por sorpresa, al igual que al resto del mundo. Para Beirut, esta agresión ha complicado una situación ya de por sí compleja, dado que el país de los cedros se encuentra en plena campaña electoral y es rehén de un permanente tira y afloja entre Estados Unidos e Irán. La invasión contribuye a colocar a la nación en una situación aún más frágil, cuando ésta necesita estabilidad y llegar a acuerdos regionales e internacionales para poder lograrla.

Las instituciones públicas libanesas se apresuraron a denunciar la invasión rusa, una posición de principios que el Líbano no podía dejar de adoptar, siendo que ha sufrido "una invasión y una agresión contra su soberanía, su tierra y su pueblo", como explica el ministro de Asuntos Exteriores, Abdallah Bou Habib. Este último había emitido previamente una declaración oficial (fechada el 24 de febrero) en la que afirmaba que Líbano "condena la invasión de tierras ucranianas y pide a Rusia que detenga sus operaciones militares sobre el terreno". 

Sin embargo, la publicación del comunicado provocó tensiones internas, y el Jefe de Estado Michel Aoun dio marcha atrás, contentándose con lanzar un llamamiento "a la resolución del conflicto mediante el diálogo". Estas reservas llevaron al ministro de Asuntos Exteriores a aclarar el asunto y, en un comunicado, aseguró que había actuado de acuerdo con el primer ministro Nagib Mikati y en contacto con el presidente. Como para confirmar estas observaciones, el 2 de marzo Beirut se puso del lado de la mayoría de los Estados en la Asamblea General de la ONU, votando a favor de la resolución que pide a Rusia "que cese inmediatamente el uso de la fuerza contra Ucrania". Al final, las cosas parecieron calmarse rápidamente, dadas las numerosas cuestiones financieras en juego, relacionadas con la adhesión formal de Líbano al campo occidental, junto con las negociaciones en curso con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para la reestructuración de la deuda.

 

El disenso de Hezbolá

Hezbolá, que lucha en Siria junto al ejército ruso, se pronunció al respecto: dijo que la declaración del ministro de Asuntos Exteriores había sido revisada y "retocada" por la embajadora estadounidense Elizabeth Shea para que fuera más firme. Sin embargo, su oposición sigue siendo simbólica. Tanto es así que sus propios círculos han negado, por ejemplo, cualquier compromiso de milicianos chiíes junto al ejército ruso en Ucrania, un rumor que había circulado en paralelo a otro que anunciaba la formación de brigadas de mercenarios sirios para luchar en Ucrania. Al mismo tiempo, las embajadas de Moscú y Kiev se convirtieron en protagonistas de una pequeña guerra de manifestaciones. Todo ello mientras los representantes diplomáticos de los países de la UE y del G7 formaban una delegación que realizaba una visita de solidaridad a la embajada ucraniana. Y, mientras ésta última conseguía bloquear la emisión de un programa de televisión organizado por un periodista cercano a Hezbolá.

En general, la opinión pública libanesa sigue con pasión el curso de esta guerra. Se nota una sensibilidad respecto al hecho de que la invasión de Ucrania parece consagrar el triunfo de la lógica de la fuerza en las relaciones internacionales. Ello  genera preocupación entre los libaneses, que automáticamente trasladan la cuestión a sus relaciones con su gran vecino, Siria, que nunca ha renunciado a sus objetivos "históricos" con respecto al Líbano, argumento que utiliza Vladimir Putin al referirse a Ucrania.

 

El temor a una crisis (alimentaria)

La invasión rusa de Ucrania ha complicado al mismo tiempo la situación económica del Líbano, creando un problema de abastecimiento de trigo y aceite vegetal. Hay que tener en cuenta que tras la explosión del puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, el país perdió las 120.000 toneladas de capacidad de almacenamiento en los silos del puerto. También ha tenido un impacto igualmente negativo en los precios de los combustibles, que se han disparado a escala mundial. Este aumento de los costes repercutirá en los precios de los bienes y servicios, provocando a su vez una mayor inflación. 

La ONG internacional Mercy Corps advierte: "El impacto de la invasión rusa de Ucrania está exacerbando una situación humanitaria que ya era grave en el Líbano. Corre el riesgo de causar una mayor desestabilización política, de socavar la recuperación económica y hacer que muchas personas dependan de la ayuda humanitaria. El informe de la ONG también prevé subas de precios en los productos de primera necesidad, una lucha contra el acopio de productos básicos y las actividades del mercado negro, un aumento gradual de los costes de importación y un desplome de la calidad de los servicios esenciales, como la electricidad, Internet y el suministro de agua. El conflicto ucraniano tendrá un impacto negativo en la ayuda humanitaria enviada al Líbano, según Mercy Corps, porque supondrá una mayor presión "sobre los presupuestos mundiales de ayuda humanitaria y apoyo al desarrollo". 

 

Trigo: el 74% proviene de Ucrania

El 24 de marzo, el embajador ucraniano en Beirut, Ihor Ostash, hizo un balance de la invasión rusa de su país y de sus repercusiones en el Líbano. "La invasión rusa de Ucrania", dijo, "afectará negativamente al suministro de alimentos en el Líbano". A continuación, recordó que "según las aduanas libanesas, el 74% de los cereales importados por el Líbano procede de Ucrania, al igual que el 63% de los aceites importados". En un intento de infundir tranquilidad, el ministro libanés de Agricultura, Abbas Hajj Hassan, declaró hace una semana que "no hay crisis de trigo en el Líbano hoy en día", aunque los precios pueden ser "un poco más altos" en vista de una "crisis mundial". Añadió que su ministerio está elaborando un plan nacional de producción, cultivo y almacenamiento del grano, destinado a aumentar la capacidad de producción hasta "el 30% o el 40% de las necesidades del mercado local, motivando al mismo tiempo a los agricultores". Además, el Ministerio de Economía está negociando la compra de 50.000 toneladas de trigo indio.

Luego el embajador cambió de tema y señaló que casi 800 de los 1.175 estudiantes libaneses que estaban en Ucrania fueron repatriados a través de Bucarest y Varsovia, luego de soportar los bombardeos y haber vivido durante semanas en refugios antibombas y en el metro". El diplomático continuó señalando que "hoy Rusia, de manera descarada, a los estudiantes libaneses que se encuentran en Ucrania les ofrece becas para trasladarse a Rusia". En cualquier caso, el regreso de los estudiantes libaneses de la ciudad universitaria de Kharkiv (Járkov) representa un problema para los que no quieren perder su año académico. Por otro lado, está a problemática de la equivalencia de los títulos, que el ministro de Educación Nacional, Abbas Halabi, está tratando de resolver.

Otro tema es la cuestión de los ucranianos que viven en el Líbano, cuyo número se estima entre 8 y 10.000. De ellos, entre 2.500 y 3.000 se han casado con libanesas. Si se tienen en cuenta los hijos y los maridos con doble nacionalidad, la cifra también ronda los 10.000. Por último, en el plano religioso, tanto el patriarca maronita como el muftí suní de la República han condenado la invasión rusa. En cambio, el Patriarcado de Antioquía de los ortodoxos griegos, con sede en Siria, guarda silencio sobre esta cuestión. Además, el Patriarcado no ha seguido al Patriarca Ecuménico en su planteamiento de reconocer la autonomía de la Iglesia autocéfala de Kiev. El enfoque de las Iglesias católicas libanesas fue diferente. En la tarde del 25 de marzo, se unieron fervientemente a la ceremonia penitencial y a la oración de consagración de Rusia, Ucrania y el mundo al Inmaculado Corazón de María. Cabe recordar que Líbano es uno de los países dedicados al Inmaculado Corazón de María.

 

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