Nom Pen, mujeres malasias esclavizadas para cometer estafas online
de Steve Suwannarat

La denuncia proviene de la Malaysian Chinese Association: hay cien jóvenes encerradas en call centers donde se las obliga a cometer delitos informáticos. Es la punta del iceberg de un fenómeno que involucraría a miles de personas a merced de bandas criminales. Los delincuentes tendrían lazos con la red de casinos que se instaló en el país gracias al visto bueno de las autoridades camboyanas.


Kuala Lumpur (AsiaNews) - Al menos cien mujeres jóvenes - algunas de tan sólo 17 años- están detenidas de facto en Camboya. Se las somete a presiones e incluso a abusos físicos, para forzarlas a cometer estafas informáticas en condiciones de esclavitud. La denuncia fue presentada en Kuala Lumpur y proviene de Malaysian Chinese Association, un grupo político de la oposición que representa a la comunidad chino-malasia. En una rueda de prensa, la agrupación declaró que fueron inútiles todas las peticiones de información realizadas ante las autoridades de Nom Pen por parte de los políticos malasios y los familiares de las mujeres. Luego de ingresar al país, a las jóvenes se les entregó una computadora portátil y fueron privadas de su libertad. Se encuentran en régimen de aislamiento, bajo vigilancia armada y si no logran los objetivos que les exigen, las castigan.

Miles de ciudadanos de varios países asiáticos son víctimas de coacciones en Camboya. Llegan al país con ofertas de empleo para luego ser obligados a trabajar en diversos sectores de servicios, en condiciones que pueden calificarse de esclavitud. Se trata principalmente de mujeres jóvenes, forzadas a prostituirse, pero también, cada vez más, a trabajar en la "industria" de la ciberdelincuencia. Las víctimas son reclutadas por compatriotas en los países de origen, en beneficio de feroces bandas criminales. La mayoría de los delincuentes tiene lazos con la red de casinos de origen chino que se ha extendido en los últimos años por casi todo el territorio del pequeño país del sudeste asiático. Las autoridades de Nom Pen abrieron las puertas a esta red a cambio de importantes beneficios para ciertos sectores económicos, pero sobre todo para sí mismas y para el primer ministro Hun Sen. El premier lleva 35 años en el poder y los lazos con Beijing -a cambio de "puertas abiertas" a los intereses chinos- le permiten contrarrestar las críticas internacionales a su régimen autocrático y las sanciones tantas veces solicitadas para castigar la represión de la democracia y los derechos políticos.

El caso de Malasia es sólo la punta del iceberg: las autoridades tailandesas también han abierto investigaciones e iniciativas puntuales para tratar de devolver a casa hasta 3.000 ciudadanos que se cree están en condiciones de esclavitud. Los diplomáticos pakistaníes y vietnamitas, así como las propias autoridades chinas, han tomado medidas similares en el último tiempo.