Jerusalén, en la defensa del Hotel Petra está en juego el futuro de los cristianos
de Dario Salvi

Dura nota de los Patriarcas y líderes de Tierra Santa contra la amenaza que supone el grupo radical Ateret Cohanim, que busca adueñarse de las propiedades cristianas. Se mencionan las acciones ilegítimas, intimidaciones y hechos de violencia que ahogan las esperanzas de paz y justicia. La controversia lleva más de una década y surgió en torno a las ambigüedades del ex patriarca greco-católico Ireneos, posteriormente destituido.


Jerusalén (AsiaNews) - La expropiación del hotel Little Petra por parte del "grupo extremista" Ateret Cohanim constituye una "amenaza" para la existencia y el futuro del barrio cristiano de Jerusalén. Al mismo tiempo, pone en peligro "la convivencia pacífica" de las diferentes comunidades que componen y animan la ciudad santa. En un sentido llamamiento, que no oculta la preocupación por la supervivencia de la zona y de sus habitantes, los Patriarcas y líderes de las Iglesias de Jerusalén ponen por escrito los temores relacionados con el edificio, propiedad de la Iglesia Ortodoxa Griega, y su adquisición por parte del movimiento radical judío. En la nota, los líderes de Iglesias reiteran en varias ocasiones la condena de las "acciones ilegítimas" del grupo que siguen un patrón de "intimidaciones y hechos de violencia", algunos recientes.

Según los líderes cristianos, al ocupar el hotel Little Petra [a finales de marzo], Ateret Cohanim "cometió el delito de allanamiento de morada". Denuncian que el grupo radical se comporta como si estuviera "por encima de la ley, sin temer las posibles consecuencias". "Esta controversia", prosigue la nota, "no sólo afecta a propiedades individuales, sino también la esencia misma y la naturaleza de Jerusalén, incluido el barrio cristiano", ya que el edificio "está situado sobre una ruta" que siguen millones de peregrinos que visitan la ciudad santa. "Representa la herencia cristiana y habla de nuestra existencia en este lugar", mientras que los grupos radicales tratan de imponer en todas partes "su agenda ilegítima y peligrosa", advierten. "Rechazamos todo esto", concluye la declaración de los líderes cristianos, "esto traerá más inestabilidad y tensión, en un momento de la historia en el que todo el mundo busca desescalar la situación y reconstruir la confianza" para una verdadera "paz y justicia", que no puede basarse en "actos de coerción". 

 

Una lucha de una década

El 26 de marzo, unos militantes irrumpieron en el polémico hotel, situado cerca de la Puerta de Jaffa. El lugar funcionó en otro tiempo como albergue de peregrinos y devino el centro de una larga batalla legal. La noche siguiente, agentes de la policía y elementos radicales ocuparon ilegalmente y por la fuerza la primera planta del edificio, pese a que la disputa por la propiedad aún no se ha resuelto definitivamente. Además, la policía habría detenido a tres palestinos y habría impedido el ingreso de los administradores y abogados del hotel. Pocos días después, el 29 de marzo, una amplia delegación de líderes cristianos y dignatarios eclesiásticos, acompañados por diplomáticos internacionales y representantes del mundo musulmán, visitaron el hotel y expresaron su solidaridad con el personal. Entre los participantes se encontraban el Patriarca Ortodoxo Griego Teófilo III, el Custodio de Tierra Santa Francesco Patton y Monseñor Giacinto Marcuzzo, ex Vicario Patriarcal para Jerusalén y Palestina.

En realidad, hace varios años que algunos grupos israelíes más o menos radicales intentan apoderarse de espacios de la ciudad, presionando económica y políticamente a los residentes árabes cristianos y musulmanes, comprando terrenos o expropiándolos. Este caso en particular se remonta a 2004, cuando tres empresas vinculadas a la organización Ateret Cohanim -dirigida por colonos judíos- adquirieron (en virtud de un contrato de locación a largo plazo) tres edificios de la Iglesia Ortodoxa Griega: el Hotel Petra, el Hotel Imperial y un edificio residencial ubicado en el casco antiguo de la ciudad. La operación provocó la ira de los palestinos y culminó con la destitución, en 2005, del Patriarca Ireneos, predecesor de Teófilo III. La Iglesia Ortodoxa Griega se había opuesto al acuerdo, calificándolo de "ilegal" y "no autorizado" por ella, de modo que inició una batalla judicial. La posición del Patriarcado fue rechazada el primero de agosto de 2017 por un tribunal de distrito. El Patriarcado luego apeló ante la Corte Suprema.

La disputa se prolongó durante meses y provocó malestar entre los fieles, y especialmente entre los cristianos palestinos, en las celebraciones navideñas del año siguiente, con acusaciones frontales de malvender tierras y propiedades de la Iglesia.  El 10 de junio de 2019, el máximo tribunal había confirmado la validez de la adquisición de los inmuebles, realizada a través de intermediarios extranjeros que supuestamente actuaban en nombre y en interés del grupo. En diciembre de ese mismo año hubo un nuevo giro en el caso, cuando un tribunal de distrito impugnó la sentencia del Tribunal Supremo, planteando la posibilidad de un nuevo juicio. Finalmente, el 24 de junio de 2020, el veredicto (quizás) definitivo desestimó las pretensiones del patriarcado, ratificando el traspaso de la propiedad a Ateret Cohanim. Sin embargo, el último piso sigue en manos de los ortodoxos griegos mediante el subarriendo a una familia palestina. No obstante, la herida sigue abierta en medio de las protestas de los fieles y los documentos sellados, con la posibilidad de un nuevo recurso de apelación ante la Corte Suprema israelí.

 

El patriarca de la discordia

El enfrentamiento por el hotel Petra, y por las propiedades cristianas en general, llevó a la expulsión del entonces patriarca ortodoxo griego Ireneos, tachado por sus propios fieles de "Judas". Además de varias cuestiones canónicas controvertidas, se le acusó de malvender propiedades de la Iglesia en Jerusalén. La fuerte oposición de la comunidad local llevó a todo el sínodo a impugnarlo en mayo de 2005, y su dimisión fue aprobada el 25 del mismo mes por el sínodo pan-ortodoxo de Estambul (Constantinopla).

Durante semanas, los fieles organizaron protestas y manifestaciones. En tanto, tres gobiernos -Atenas, la Autoridad Palestina y el Reino de Jordania- iniciaron una investigación sobre lo ocurrido. El escándalo se agravó aún más porque posteriormente se descubrió que una persona clave que había patrocinado la elección de Ireneos resultó ser un conocido delincuente, buscado por varias fuerzas policiales de todo el mundo. Otro de los hombres de confianza de Ireneos está prófugo, acusado de corrupción y malversación de fondos.

El Patriarcado Ortodoxo Griego de Jerusalén, como organización histórica, se remonta a la primera mitad del siglo XVI . En aquella época (1516), el Imperio Otomano acababa de ocupar Tierra Santa, eliminando el Patriarcado de Oriente local, e importó monjes griegos para apoderarse de edificios y propiedades. Estos monjes se organizaron como una fraternidad religiosa, la Fraternidad Agiotafíca (o la Fraternidad del Santo Sepulcro), que sólo acepta personas "étnicas", procedentes de Grecia, y excluye de cualquier posición de poder o influencia a los cristianos locales, todos árabes. Además de los cuestionables asuntos personales y financieros, Ireneos también se caracterizó por su hostilidad y agresividad contra los demás cristianos, provocando continuas disputas con el Patriarcado Armenio de Jerusalén y violando las normas para el uso del Santo Sepulcro junto con la Iglesia Católica.

 

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