El ejército birmano irrumpe en la catedral de Mandalay

En la segunda ciudad del país, 40 soldados registraron la iglesia del Sagrado Corazón durante el viernes de Cuaresma, impidiendo el paso de decenas de fieles durante horas. El arzobispo Marco Tin Win estaba presente. Mientras tanto, cunde el nerviosismo en Rangún: los militares tomaron como rehén a un niño de 4 años en lugar de su padre, acusado de apoyar a la resistencia.


Mandalay (AsiaNews) - La violencia del ejército birmano azota directamente a la arquidiócesis de Mandalay, la segunda ciudad del país, con un grave acto de intimidación. A primera hora de la tarde del viernes 8 de abril, mientras los fieles se preparaban para la celebración cuaresmal, un grupo de 40 soldados irrumpió en la catedral del Sagrado Corazón, situada en el distrito habitado principalmente por la minoría tamil. Según un colaborador de Catholic News Agency presente en el lugar de los hechos, los soldados irrumpieron en la iglesia gritando: "¿Dónde esconden el oro, el dinero y las armas?". Acto seguido, impidieron la salida de la gente. El vicario general, Mons. Dominic Jyo Du, quien protestó y explicó que el único dinero que se recogía era el de las ofrendas para los pobres, fue detenido. El arzobispo Marco Tin Win se encontraba en otro edificio del complejo en el momento del asalto, pero fue escoltado hasta la catedral, donde permaneció junto a los fieles. Mientras tanto, los que habían conseguido quedarse fuera advirtieron a otros miembros de la comunidad católica de Mandalay que se mantuvieran alejados de la catedral.

Los militares retuvieron al prelado y a los fieles durante más de dos horas antes de liberarlos. Una guarnición militar permaneció en la Catedral del Sagrado Corazón y seguía allí esta mañana. El arzobispo Marco Tin Win es una de las voces de la Iglesia birmana que más valientemente ha denunciado la violencia perpetrada desde el golpe de Estado del primero de febrero de 2021. Durante los primeros días de las protestas salió a la calle junto a los manifestantes. En la última Navidad denunció la dramática situación del país en una entrevista con AsiaNews: "La condición del pueblo birmano es similar a la de María y José durante la primera Navidad: lejos de casa, en la selva, los bosques y las cuevas del país, corriendo por su vida. Pero incluso en las ciudades la gente sufre porque hay combates todos los días. La gente aquí está luchando por sus vidas. Esta mañana, desde Mandalay informaron de otras acciones represivas masivas de los militares contra grupos vinculados a la oposición”.

Mientras tanto, en Rangún, cunde el nerviosismo por la suerte de un niño de cuatro años que habría sido secuestrado por las fuerzas del régimen de Myanmar el 5 de abril. El pequeño habría sido llevado en lugar de su padre, en el distrito de Ahlone. Alrededor de veinte soldados vestidos de civil asaltaron el jardín maternal donde concurre el niño y obligaron al personal a entregarlo, tras no encontrar a su padre, acusado de apoyar a las fuerzas de la resistencia. Su madre también fue secuestrada. Según el gobierno de unidad nacional formado por la oposición, "tanto la vida de la madre como la del niño están en peligro". Informaron que la mujer se encuentra en un centro de interrogatorio militar pero se desconoce el paradero de su hijo. En las redes sociales, muchos ciudadanos de Rangún expresaron su preocupación por la situación del niño.