En Phuket, rusos y ucranianos celebran juntos la Pascua Ortodoxa

Eglises d'Asie cuenta cómo se vive en la parroquia ortodoxa de la localidad de Phuket, en Tailandia. La iglesia se vio en la necesidad de alojar a refugiados ucranianos provenientes de las zonas de guerra y a turistas rusos que no pueden salir del país por el bloqueo de los vuelos y por las sanciones. El párroco dice: "No discriminamos". Rezan juntos, esperando que el conflicto termine pronto.


Phuket (AsiaNews) - ¿Cómo se vive la guerra fratricida en Ucrania al otro lado del mundo, en una comunidad ortodoxa que se ve en la situación de tener que acoger simultáneamente a fieles rusos y ucranianos, atrapados en Tailandia a causa del conflicto? Se trata de un signo de paz, pequeño pero significativo en esta Pascua ortodoxa, que se ha tornado tan triste debido al conflicto. Quien lo relata es Carol Isoux, en un artículo que salió publicado en Eglises d'Asie, el sitio web informativo de Missions Étrangères de Paris.

Al frente de la Iglesia Ortodoxa de la Santísima Trinidad, en el norte de la isla de Phuket, está el archimandrita Oleg Cherepanin. Él ha abierto las puertas de sus lugares de culto a las familias ucranianas afectadas por el conflicto y a los turistas rusos. “No discriminamos entre nuestros feligreses", explica. "En Phuket, los ucranianos y los rusos forman una gran comunidad ortodoxa".

Detrás de la iglesia, las habitaciones y oficinas albergan a varias familias ucranianas de Kiev y Járkiv, cuyas casas fueron destruidas en los bombardeos. "Sin una vivienda, sin trabajo, en medio de la guerra, preferimos no volver por el momento", explica una madre de dos hijos. "Al menos los niños están a salvo aquí". En la habitación de al lado está Nikita, un turista ruso de Irkutsk: "Mi billete de vuelta fue cancelado repentinamente de la noche a la mañana", dice. “La aerolínea no me reembolsó el costo del billete y no tengo suficiente dinero para comprar uno nuevo. Al principio pensé que la embajada me ayudaría, pero me aconsejaron que acudiera a la iglesia”.

Las sanciones europeas impuestas a varios bancos rusos, que ahora están desconectados del sistema internacional de pagos, agravan la situación de algunos turistas rusos. No pueden pagar el alojamiento en un hotel y tampoco logran costear sus necesidades básicas. Nikita está aquí desde hace un mes y ha realizado algunos trabajos ocasionales en la iglesia, como arreglos de electricidad y tareas de jardinería, y no se pierde ninguna de las celebraciones religiosas diarias. Un sacerdote ucraniano, el padre Roman, de la diócesis de Kiev, también se está quedando en la Iglesia hasta que la situación mejore: "Espero poder volver con mis feligreses lo antes posible; necesitan esperanza".

La celebración del domingo es la más importante, con la presencia de unas 50 personas. Los dos sacerdotes, uno ruso y el otro ucraniano, cantan y celebran juntos. En la comunidad tratan de no hablar de la guerra: "Es demasiado doloroso, no tiene sentido hablar de ello, se corre el riesgo de dividir a la comunidad", dice el padre Oleg. "Como creyentes, tenemos que ayudar, no discutir”. "Es difícil entender cómo pudo haber pasado esto", explica a Eglises d'Asie Janna Sviritoka, que dirige una agencia inmobiliaria. "Mi asistente es ucraniano, tengo muchos amigos ucranianos aquí, somos como hermanos y hermanas. Muchos rusos tienen sus raíces en Ucrania”. Todas las semanas, la comunidad rusa de Phuket -a través de la red de contactos personales de los feligreses- envía colectas de dinero y productos no perecederos a Ucrania.

La Iglesia Ortodoxa de Tailandia fue fundada en 2007 por el padre Oleg Cherepanin. Ya cuenta con cinco iglesias principales, en Bangkok, Phuket, Ko Phangan y Pattaya, para atender las crecientes necesidades de la numerosa comunidad rusa del país. El conflicto en Ucrania ha generado una situación muy tensa en el seno de la Iglesia Ortodoxa. Pero a diferencia de sus líderes, en Phuket, los sacerdotes y feligreses quieren permanecer unidos y esperan que la guerra termine pronto.