Economía de guerra (en Ucrania). Se espera que el PIB ruso caiga un 12%
de Vladimir Rozanskij

Es la peor cifra desde 1994. Sin embargo, Putin sigue repitiendo que el país resistirá las sanciones occidentales. "Mercados grises" para eludir las sanciones de EE.UU. y sus aliados. El retorno a la planificación soviética sería la verdadera derrota de la "operación militar especial".


Moscú (AsiaNews) - El Ministerio de Finanzas ruso publicó las previsiones sobre la evolución de la economía, que anticipan una reducción del 12% del PBI en 2022, la peor cifra desde 1994. Ya en abril comenzaron a sentirse los efectos de la reducción de las exportaciones de petróleo, que cayeron 133 mil millones de rublos.

A pesar de estas cifras, los dirigentes rusos siguen repitiendo que "Rusia ha sabido resistir la presión de las sanciones occidentales" impuestas por la invasión de Ucrania, como dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, y que "la situación se está estabilizando". La presidenta del Banco Central, Elvira Nabiullina habló de "un período difícil de transformación estructural" pero también está convencida de que el país "podrá hacer frente a los desafíos del futuro".

Muchos economistas comparan estas "transformaciones" con la transición entre la perestroika de Gorbachov y las reformas de Yeltsin. Sin embargo, esas aperturas se realizaban muy lentamente mientras que los efectos de la economía "de guerra" podrían ser inmediatos, a más tardar el año que viene. Aunque las declaraciones oficiales no lo admitan, la única perspectiva real es el aislamiento económico.

Como explica Ilja Segal, profesor de economía de origen ruso en la Universidad de Stanford, "hoy en día todos los países aprovechan los efectos de la globalización, pero Rusia lo ha hecho en los últimos años mucho más que cualquier otro, exportando recursos naturales e importando casi todo lo demás". El aislamiento no significará su completa exclusión de los mercados y la desaparición de la tecnología occidental, pero Rusia sólo podrá acceder a ellos con mucha lentitud y dificultad, y pagando un precio muy alto.

"Incluso cuando la URSS estaba completamente "sellada", existían mercados "grises" o "negros" para la importación de bienes y tecnologías", recuerda otro economista ruso, Oleg Itskhoki. "Mi padre trabajaba en una clínica de neurocirugía y viajaba al exterior para comprar los componentes láser que necesitaba para las cirugías de la vista, y luego los montaba él mismo. Así es como se hace actualmente en muchos ámbitos de la producción”. Las importaciones de "mercado gris" llegarán a través de Kazajstán, Armenia, Georgia y otros países, pero en cantidades muy reducidas, ya que tendrán que encontrar la manera de eludir las sanciones.

Según el profesor de Chicago Konstantin Sonin, "no sólo las cantidades serán menores, sino también los niveles de calidad: si antes construíamos 50 aviones al año, ahora haremos 20". Costarán más y serán más obsoletos; viajar en superjets será mucho más caro y decididamente más peligroso". Los fabricantes rusos tratarán de adaptar todo a las nuevas condiciones, intentando, en la medida de lo posible, sustituir las tecnologías occidentales por tecnologías chinas u otras que no estén afectadas por las sanciones. Esto no siempre será posible y muchas empresas tendrán que cerrar; no todos los productos occidentales podrán reemplazarse.

Es difícil predecir qué sectores de la economía sufrirán más el aislamiento. Hoy en día, es muy evidente quiénes se verán directamente afectados por las sanciones: las agencias de turismo, las compañías aéreas y las fábricas de automóviles. Pero muchos expertos consideran que en realidad los efectos más perjudiciales serán los secundarios y derivados, cuando los rusos dejen de comprar muchos productos y se vean obligados a reducir los presupuestos familiares, considerando, por falta de medios y oportunidades, que muchas cosas son innecesarias. Más que el turismo y el transporte, sufrirán los sectores de los servicios y financiero: la gente irá mucho menos a los restaurantes, y no habrá grandes ahorros para depositar en el banco.

Un efecto evidente será el crecimiento de la economía estatal, con el regreso a la burocracia soviética que hoy se dedica principalmente a la producción de material bélico, y por lo tanto quedará la marca indeleble de una "economía de guerra", donde el gobierno tratará de controlar los mercados, con la esperanza de no volver a la planificación del pasado: esa sería la verdadera derrota de la "operación militar especial".