Papa: los nuevos santos nos enseñan los caminos del diálogo

Francisco presidió en la Plaza de San Pedro la canonización de Charles de Foucauld, el laico indio Devasahayam y otros ocho sacerdotes y religiosos. "La santidad no es una meta inalcanzable, separada de la vida cotidiana: hay que abrazarla en las cosas de todos los días, en el polvo del camino, en los afanes de la vida concreta.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Los santos son “un reflejo luminoso del Señor en la historia” que estimula a todos porque “cada uno de nosotros está llamado a una santidad única e irrepetible”, dijo hoy el Papa Francisco en la homilía de la Misa de canonización de 10 nuevos santos de la Iglesia universal, entre ellos Charles de Foucauld -el "hermano universal" que vivió entre los tuareg en el desierto de Argelia-, el laico indio Devasahayam y otros ocho sacerdotes y religiosas (Titus Brandsma, César de Bus, Luis María Palazzolo, Justino María Russolillo, María Rivier, María Francisca de Jesús Rubatto, María di Jesús Santocanale y María Dominga Mantovani), muchos de ellos fundadores de congregaciones religiosas que están presentes en todo el mundo.

Son ejemplos de gran actualidad, como apuntó el pontífice en las pocas palabras conclusivas antes de rezar el Regina Caeli, oración que recitó en la plaza ante las decenas de miles de fieles y autoridades llegadas de muchos países para participar en las canonizaciones. “Es bueno –comentó el Papa Francisco– ver que, con su testimonio evangélico, estos santos han favorecido el crecimiento espiritual y social de sus respectivas naciones y también de toda la familia humana. Mientras, lamentablemente, en el mundo crecen las distancias y aumentan las tensiones y las guerras, que los nuevos santos inspiren soluciones de unión, caminos de diálogo, especialmente en los corazones y las mentes de quienes ocupan puestos de gran responsabilidad y están llamados a ser protagonistas de la paz y no de la guerra".

En su homilía el Pontífice, inspirándose en el mandamiento del amor que propone el Evangelio de la liturgia de hoy ("Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros", Jn 13,34), trazó un perfil de la santidad a la que todo cristiano ha sido llamado. “No son nuestros talentos, nuestros méritos -explicó- los que están en el centro, sino el amor incondicional y gratuito de Dios, que no hemos merecido. En el origen de nuestro ser cristianos no están las doctrinas y las obras, sino el asombro de descubrirnos amados, antes de cualquier respuesta que nosotros podamos dar. Mientras el mundo quiere frecuentemente convencernos de que sólo valemos si producimos resultados, el Evangelio nos recuerda la verdad de la vida: somos amados. Y en eso consiste nuestro valor: en que somos amados".

Esto -prosiguió- también nos invita a purificar la idea de santidad de una visión "pelagiana", demasiado centrada en nuestro esfuerzo por hacer buenas obras. “Hemos convertido la santidad en una meta inalcanzable, la hemos separado de la vida de todos los días, en vez de buscarla y abrazarla en lo cotidiano, en el polvo del camino, en los afanes de la vida concreta y, como decía Teresa de Ávila a sus hermanas, 'entre las ollas de la cocina'”.

Pero, ¿qué significa concretamente vivir este amor? “Antes de darnos este mandamiento - explicó el Papa - Jesús les lavó los pies a sus discípulos; y después de haberlo pronunciado, se entregó en el madero de la cruz. Amar significa eso: servir y dar la vida”. Servir, es decir, “no anteponer los propios intereses, desintoxicarse de los venenos de la avidez y la competición, combatir el cáncer de la indiferencia y la carcoma de la autorreferencialidad, compartir los carismas y los dones que Dios nos ha dado”. Y luego, dar la vida: “no es sólo ofrecer algo, como por ejemplo dar algunos bienes propios a los demás, -especificó Francisco- sino darse uno mismo. La santidad no está hecha de algunos actos heroicos, sino de mucho amor cotidiano. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado o casada? Sé santo y santa amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador o una mujer trabajadora? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos y luchando por la justicia de tus compañeros, para que no se queden sin trabajo, para que tengan siempre el salario justo. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales".

Los 10 santos canonizados hoy son un modelo de "vida ofrecida sin esperar nada a cambio". El camino a la santidad -concluyó el Papa- “no está cerrado, es una llamada para todos. Intentémoslo también nosotros, porque el Señor tiene un proyecto de amor para cada uno, tiene un sueño para tu vida, para mi vida, para la vida de cada uno de nosotros. ¿Qué más puedo decirles? Llévenlo adelante con alegría”.