Padre Ibrahim: en la muerte de Shereen aparece una Palestina 'unida y compacta'
de p. Ibrahim Faltas

El franciscano de Tierra Santa traza una semblanza de la periodista asesinada. El Consejo de Seguridad de la ONU condenó su muerte y pidió que se aclaren las responsabilidades. Musulmanes y cristianos, políticos de derecha y de izquierda salieron a las calles para recordarla. Con su muerte "cumplió su sueño" de ir más allá de las divisiones.

 


Jerusalén (AsiaNews) - Toda Palestina "llora a Shereen" llenando "las calles y las plazas con su foto en la mano", en silencio o en oración. "Musulmanes, cristianos, políticos de todos las orientaciones, de derecha y de izquierda". De esta manera “se hizo realidad el sueño”, de ver una Palestina “unida y compacta, sin divisiones” dice el padre Ibrahim Faltas, Discreto de la Custodia Franciscana y director de las escuelas cristianas de Tierra Santa en un testimonio enviado a AsiaNews sobre la muerte de la periodista cristiana palestina Shereen Abu-Aklehp. Cuenta que son días de “tristeza y llanto” por la pérdida de “una hija”. Por ella se decretaron tres días de luto nacional y su funeral tuvo “150 km de largo, la misma distancia” que separa a Yenín, donde ella fue asesinada, de Jerusalén. Condena enérgicamente la "represión" de la policía israelí durante el entierro, que hizo "tambalear el féretro", impidió llevarlo a hombros y prohibió la bandera palestina. Estos "episodios violentos nos han llenado de tristeza".

El valor que ella tiene -continúa el p. Ibrahim- se puso plenamente de manifiesto en la celebración del funeral de Estado, que reunió al presidente Abi Mazen, a todo el gobierno, religiosos, periodistas y miles de personas, llevando el ataúd envuelto en la bandera palestina. “Después del funeral de Arafat -observa- creo que es la primera vez que esto sucede”. Mientras tanto, los dirigentes israelíes y palestinos siguen atribuyéndose mutuamente la responsabilidad de su muerte, por la que incluso el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha expresado su más enérgica condena y pedido la máxima claridad. A continuación, la semblanza de la periodista asesinada trazada por el p. Ibrahim:

Shereen, era la voz de Palestina que entraba en nuestros hogares y fue detenida por una bala. Una bala que hizo que dejara de latir un corazón puro, que dedicó su vida, con pasión y entrega, a contar las noticias de lo que ocurría en Palestina, en aldeas lejanas que ni siquiera los palestinos habían visto ni conocido. En una de sus entrevistas dijo que había elegido el periodismo “para estar cerca de la gente; puede que no sea fácil cambiar la realidad, pero por lo menos puedo hacer oir mi voz en el mundo”.

Estamos tristes y conmocionados porque su rostro nos era familiar a todos nosotros, sus reportajes entre la gente, en las calles, contándonos lo que estaban pasando en la cruda realidad; era como una amiga de la familia que nos mantenía constantemente informados. Siempre estaba lista y puntual en las noticias, contándonos los hechos que ocurrían con palabras sencillas. Pero lamentablemente esta vez la noticia que nunca hubiéramos querido escuchar, esta vez la primicia es ella misma, con su vida.

Toda una generación de jóvenes ha crecido escuchando, a través de sus reportajes, las historias de quienes reivindican el derecho a vivir en su propia tierra, el derecho a tener un hogar, el derecho a vivir en libertad. Shereen también nos habló del rostro hermoso de Palestina, de la belleza de la tierra y de sus lugares sagrados, de los éxitos de los jóvenes palestinos en la investigación, en el arte, en la música, convirtiéndose así en una forma de animar a los jóvenes palestinos a no abandonarla, a seguir viviendo aquí a pesar de las dificultades, construyendo un camino de diálogo.

La fuerza de Shereen era su libertad intelectual, su pasión por estar entre la gente y transmitir las noticias en tiempo real; en su voz dejaba traslucir el amor y la pertenencia a su tierra, nos ayudaba a comprender y entrar en la noticia, para que entráramos en la realidad de los hechos de los que hablaba. Muchas mujeres en estos días han contado cuánto las había ayudado Shereen, recitando poemas que les salían del corazón. Una mujer que se puso al servicio de otras mujeres necesitadas.

Una hija de Palestina, que ha sido un símbolo para muchas jóvenes a las que ha transmitido la pasión por el periodismo, en una época y en una situación, como la de Oriente Medio, que sin duda no es nada fácil para una mujer. En ese contexto ella supo convertirse en un ícono del periodismo.

Conocí a Shereen hace 25 años cuando decidimos transmitir la misa de Navidad desde Belén. Desde entonces se ha entablado una relación de amistad y colaboración compuesta por entrevistas y debates sobre la Iglesia local de Tierra Santa. Hace exactamente 20 años, durante el asedio a la basílica de la Natividad, relató con rigor los 39 días del cerco y ocupación de Belén, una triste página que no puede caer en el olvido.

Hoy toda Palestina llora a Shereen. La gente salió a las calles, a las plazas, con su foto en la mano; musulmanes, cristianos, políticos de todas las orientaciones, de derecha, de izquierda. Hoy se ha hecho realidad su sueño de ver una Palestina unida y compacta, sin divisiones. Sin espadas ni fusiles, libró su batalla, contó la vida de un pueblo y la historia de una tierra, día tras día, conservando su fe; con este abrazo, el pueblo palestino le hace justicia. Shereen vive ahora en los brazos de Dios Padre, pero su espíritu, su testimonio, seguirá siempre vivo entre nosotros, porque su voz fue nuestra voz para hablarle al mundo de Palestina.