La descolonización de Ucrania
de Vladimir Rozanskij

El Parlamento de Kiev debate la ley de toponimia para eliminar las referencias a Rusia. El proceso se inició con la "descomunistización". Para Putin, la nación ucraniana y su pueblo nunca han existido. Queda la ambigüedad de un patrimonio aún por redefinir.


Moscú (AsiaNews) - Desde finales de abril se está estudiando en el Parlamento ucraniano un proyecto de ley que propone la prohibición de nombrar objetivos geográficos (incluyendo ciudades, montañas y ríos) con "denominaciones que exalten, hagan permanente, propaguen o simbolicen al Estado ocupante o sus características notables, recuerdos, lugares históricos y culturales, localidades, ciudades, fechas y acontecimientos". Los autores han llamado al proyecto "ley de descolonización de la toponimia", y el debate sigue siendo muy acalorado.

En realidad, se trata de un proceso que lleva varios años en Ucrania y que hasta 2016, cuando la ciudad de Dnepropetrovsk pasó a llamarse simplemente "Dnepr", era básicamente una "descomunistización": de hecho, la ciudad llevaba el nombre del político soviético Grigory Petrovsky. Tras el inicio de la invasión rusa en febrero, en Kharkiv derribaron la estatua del mariscal Žukov, en Kiev desmantelaron el monumento a la "Amistad de los Pueblos" ruso y ucraniano, en Ternopol el monumento a Pushkin, y así sucesivamente, en lo que los rusos llaman "el intento de borrar la historia común".

La cuestión quedó bien descrita en un discurso pronunciado en la ONU por el representante de Kenia, Martin Kimani, al hablar del reconocimiento ruso del Donbass: "Nuestro país, como casi todos los países africanos, nació como un fragmento de uno de los imperios coloniales. Nuestras fronteras no fueron trazadas por nosotros, sino por funcionarios en las capitales de algunas metrópolis lejanas". Subrayó que "hoy, al otro lado de estas fronteras, en cada uno de nuestros países, viven compatriotas con los que tenemos fuertes lazos históricos, culturales y lingüísticos. Si hubiéramos reclamado esto cuando proclamamos la independencia, todavía estaríamos inmersos en la sangre de guerras interminables".

El término descolonización se utilizó por primera vez en 1836, pero se generalizó en los años 50-60 con el auge de los nacionalismos en Asia y África. La cuestión tiene que ver con el grado de madurez de la soberanía al que cada país aspira con razón, y hasta qué punto es capaz de mantener unido el territorio que reclama: tras el fin del dominio británico, India, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka nacieron de su enorme colonia asiática.

Ucrania intenta ahora liberarse de lo que considera ha sido la dominación colonial rusa, que terminó con el colapso de la URSS en 1991, en lo que varios estudiosos llaman la "cuarta ola de guerras coloniales", después de la América del siglo XVIII y XIX, la Primera Guerra Mundial en Europa del Este y Asia y África tras la Segunda Guerra Mundial. La Unión Soviética era la heredera del Imperio Ruso, que según la definición de la Constitución de 1977 reescrita por Brezhnev expresaba una realidad ya definitiva: "Se ha formado una nueva comunidad histórica de seres humanos, el pueblo soviético".

Sobre la base de esa "teoría antropológica", la URSS se negó a ser considerada un imperio, sino que se erigió en campeona del antiimperialismo y el anticolonialismo. En su artículo programático de julio de 2021, Putin declaró que "el pueblo y la nación ucranianos nunca existieron", lo que proporcionó la justificación para la "operación militar especial" contra Kiev. Tras el Euromaidán y la anexión rusa de Crimea en 2014, había comenzado en Ucrania la retirada masiva de los monumentos a Lenin que aún se alzaban en las plazas de todas las ciudades, y hoy ha llegado hasta Pushkin.

Pushkin vivió durante mucho tiempo en Odesa y Ucrania, como otros grandes poetas y escritores rusos, cuya grandeza de la obra no se rechaza, pero sí su nacionalidad. Queda la ambigüedad de un legado aún por redefinir, más allá de algún recorte simbólico: Gogol, por ejemplo, es el primer gran escritor ucraniano, pero también el más ruso de los escritores rusos.