'Mi pueblo ha sido sacrificado a los intereses internacionales'
de Chiara Zappa

Yilmaz Örkan, del Congreso Nacional de Kurdistán en la Diáspora, afirma que Erdogan se propone aprovechar las tensiones provocadas por la expansión de la OTAN para asestar un golpe contundente al pueblo rebelde. Pero no sólo están en juego los equilibrios regionales. Hoy tendrán lugar en Ankara un encuentro entre el canciller turco Mevlut Cavusoglu y su homólogo ruso Sergej Lavrov, en el cual el trigo de Odessa no será el único tema.

 


Milán (AsiaNews)- “Los kurdos serán el precio que se pagará por la expansión de la alianza atlántica en Europa”. Yilmaz Örkan, miembro del Congreso Nacional del Kurdistán en la Diáspora, es pesimista: "Erdoğan se ha dado cuenta de la debilidad de Occidente en este momento, que ante la invasión rusa de Ucrania quiere aprovechar la oportunidad para ampliar la influencia de la OTAN en el Viejo Continente, y está decidido a sacar provecho de ello. Por eso, ante la solicitud de adhesión de Suecia y Finlandia, ha planteado sus condiciones, relacionadas con su obsesión número uno, que son los kurdos. Y mientras todas las energías de Estados Unidos, Europa y Rusia se concentran en el conflicto de Ucrania, él intensifica sus ataques en las zonas controladas por los kurdos en Siria e Irak”.

Örkan es también director de Uiki, la oficina de información del Kurdistán en Italia, y considera que el presidente turco ha lanzado "una ofensiva total". Esta abarca desde Europa, donde hay numerosas comunidades del "pueblo sin patria", hasta aquellas áreas de Oriente Medio donde, tras la guerra de Siria y la movilización contra el avance del Estado Islámico, las fuerzas kurdas habían conseguido en los últimos años establecer zonas autoadministradas. Precisamente allí -mientras el mundo mira hacia otra parte- los ataques de Ankara son cada vez más violentos, incluso contra la población civil, que es kurda, pero también árabe y asiria, de religión cristiana. Hace pocos días, por ejemplo, el ejército turco atacó la aldea asiria de Tel Tamr, en la gobernación siria de Hassaké, y destruyó una iglesia (además de casas e infraestructuras).

“En Europa, Erdoğan está aprovechando la situación para criminalizar a nuestra diáspora -denuncia la activista-. ¡Las acusaciones que hace contra los países nórdicos de apoyar a los terroristas son completamente infundadas! En Finlandia solo hay una asociación muy pequeña formada principalmente por exiliados kurdos iraníes e iraquíes, mientras que Suecia ha acogido a disidentes democráticos de todo el mundo en las últimas décadas: árabes, vietnamitas, muchísimos chilenos... Nosotros tenemos algunas asociaciones, siempre obviamente dentro de los principios constitucionales del país. Por otro lado, algunas garantías como poder hablar la lengua del propio pueblo, que para Ankara constituyen un problema, para Suecia son un derecho”.

Es una dinámica que también se aplica con otros países, como Italia. "Hace unos días organizamos en Roma una manifestación contra la invasión turca de Rojava, y el gobierno de Ankara convocó puntualmente al embajador italiano para quejarse por una 'marcha de terroristas del PKK'... Incidentes similares les han ocurrido a diplomáticos de Grecia, de Francia... Es una estrategia de presión muy específica”.

Oponiéndose a Helsinki y Estocolmo (a las que también pide que levanten el embargo de suministro de armas a Turquía), el "sultán", según Yilmaz Örkan, envía al mismo tiempo un mensaje de cercanía a Putin: "Mientras Occidente ha aplicado severas sanciones contra Moscú, en el frente comercial Turquía ha reforzado sus relaciones con el gigante ruso”. También debe leerse en este mismo sentido la reunión prevista para hoy en Ankara entre el canciller turco Mevlut Cavusoglu y su homólogo ruso Sergej Lavrov, en la que se hablará sobre el trigo, pero incluirá otros temas regionales. Esto también indica que el Kremlin es un socio del que no puede prescindir en relación con muchos de sus intereses, entre otros los inquietantes objetivos expansionistas hacia el sur, que en el caso de Siria también serían funcionales a la repatriación "voluntaria" de masas de prófugos acogidos en los últimos años en suelo turco.

“Erdoğan ha declarado muchas veces que tiene la intención de asegurar una zona de amortiguamiento de 30 km en territorio sirio, lo que significaría anexar ciudades como Mambij, Tal Rifat, Kobane, y de por lo menos 40 km después de la frontera iraquí, incluyendo así centros como Duhok y Zakho". Un expansionismo agresivo (Ankara tiene 38 bases militares en Irak) que tampoco es del agrado de las milicias locales proiraníes. Precisamente el reciente acercamiento entre el PKK iraquí y grupos armados cercanos a Teherán es uno de los motivos del renovado furor de Ankara en la región.

Si bien es cierto que la coalición internacional sigue apoyando a los kurdos en el norte de Siria en función de la lucha contra el Daesh, Örkan es consciente de que “indudablemente la OTAN no tiene ninguna intención de entrar en guerra con un país miembro como Turquía para defender a nuestro pueblo”. Pero -advierte- lo que está en juego es mucho más grave: "Existe el riesgo de que en 2023 el presidente turco se embarque en una guerra total, con el espejismo de recuperar, un siglo después, los territorios que en su opinión fueron injustamente arrebatados a Turquía por el Tratado de Lausana de 1923, territorios que incluyen Erbil y Sulaymaniyah”.

Una vez más, el autócrata de turno no sólo amenaza a un pueblo, sino al equilibrio internacional.