Putin y la piedra filosofal
de Vladimir Rozanskij

Desde 1991, el presidente ruso busca el "mercurio rojo". Es un elemento que no existe en la naturaleza y forma parte de un proyecto soviético supersecreto para construir armas de exterminio. En el invierno de 1991-1992, Putin fue una pieza clave en la venta de recursos energéticos rusos al extranjero.


Moscú (AsiaNews) - Son muchas las obsesiones de Vladimir Putin y aunque actualmente se centran en la conquista del Donbass, hay una que tiene sus raíces en el período inmediato al fin de la URSS. En 1991 fue llamado a presidir el Comité de Relaciones Exteriores del municipio de San Petersburgo (cuando todavía se llamaba Leningrado). Desde entonces, se dedicó a buscar materias primas muy particulares, tratando de organizar la exportación a Occidente de metales raros y petróleo rusos, utilizando los canales de muchas pequeñas empresas y rutas comerciales transversales.

En los últimos días han salido a la luz investigaciones que hablan de un “Comité putiniano” que desde hace años intenta llevar a cabo un proyecto fantasmagórico. El plan llevaría miles de millones de dólares a los bolsillos de sus organizadores mediante la venta de "proyectos soviéticos supersecretos" para la producción de un material inusual. Nos referimos al "mercurio rojo" (krasnaja rtut), un elemento más bien imaginario -como el "helado de carne"- que desde la época soviética es evocado como un logro a alcanzar, por tratarse de un fenómeno jamás visto en la tierra.

El espejismo del mercurio rojo, la piedra filosofal de Putin, vuelve a ser noticia en estos tiempos de crisis bélica y sanciones. El antecedente se remonta a cierta medianoche de 1991, en el pequeño aeropuerto checoslovaco de Mošnov, cuando aterrizó un avión AN-24 ruso. Los militares de los servicios de Praga detuvieron a parte del personal del aeropuerto, haciendo un largo barrido del territorio, en busca de materiales altamente peligrosos.

La contrainteligencia checoslovaca había recibido información sobre la llegada de mercurio rojo procedente de la URSS. Un misterioso elemento con propiedades milagrosas, que podría ser utilizado como arma mortal, o ser un componente de las armas de exterminio. Según los informes de inteligencia, al parecer se habían colocado 60 kilos de mercurio rojo en una hormigonera en el recinto del aeropuerto. Sin embargo, las inspecciones no dieron ningún resultado y se concluyó que la información era una falsa alarma.

Las investigaciones periodísticas rusas de ese año arrojaron luz sobre las empresas soviéticas que supuestamente habían encargado materiales misteriosos. Una de ellas, la joint-venture rusa-estadounidense Alkor de San Petersburgo, tenía estrechos lazos con el vicealcalde de aquel entonces, Putin. Según los informes de los periódicos, en esa época un kilo del misterioso material valía entre 200.000 y 300.000 dólares, y el comercio suponía un intercambio de casi 500 kilos al mes. La empresa acusada respondió que manejaba negocios con "empresas árabes".

En 1992, durante el gobierno de Yeltsin, una comisión especial de la presidencia declaró que el mercurio rojo no existía, y todo quedó en las anécdotas de los negocios improvisados de aquellos primeros días del nuevo capitalismo ruso. El asunto quedó en manos del vicealcalde Putin, que controlaba parte de las acciones de Alkor. Eran los tiempos de la crisis económica que siguió a la fallida "perestroika" de Gorbachov, y se intentaba atraer socios extranjeros como sea.

En el invierno de 1991-1992, precisamente en la transición de los sistemas económicos, Putin fue uno de los actores clave en la venta de recursos energéticos rusos al extranjero. Lo confirman muchas noticias que luego fueron completamente censuradas (se estaba en los comienzos de la era de Internet). Era la época en que Rusia se embarcaba en la globalización con el arma de la "materia prima a cambio de productos". Luego vino el intento fallido de golpe de Estado por parte de una parte del KGB, no la que estaba adscrita a Vladimir Putin, que de hecho se convirtió en su jefe unos años después, cuando las siglas habían cambiado a FSB. Inmediatamente después de aquel agosto de 1991, Putin trabajó en la exportación de "metales preciosos", especialmente el mercurio rojo, que podría haber alimentado las armas nucleares.

Muchos documentos demuestran que Putin se consolidó a finales de los inciertos años 90 gracias a la "piedra filosofal" del mercurio rojo, una amenaza global que en realidad nunca existió. Hoy en día, pretende amenazar al mundo con armas nucleares, basándose en el miedo apocalíptico que acompañó su ascenso al poder, pero tal vez sean sólo sueños del pasado, que proyectan sombras sobre el futuro.