El futuro de la integración euroasiática
de Vladimir Rozanskij

La guerra en Ucrania y las sanciones occidentales abren un nuevo escenario para Rusia. Moscú pretende crear un espacio económico en la "Gran Eurasia". El papel de China, India, Turquía e Irán. El objetivo es construir un nuevo mundo económico libre de la esclavitud de Occidente.


Moscú (AsiaNews) - Los expertos del instituto Veb.Rf del Vnešnekonombank, el banco de desarrollo exterior de Rusia, han publicado un estudio sobre las condiciones de la integración económica euroasiática, con el telón de fondo de las sanciones occidentales contra Rusia por la invasión de Ucrania. El análisis se refiere a la "Gran Eurasia" que denomina una extensión que además de Rusia incluye a China, India, Irán, Turquía, así como a Estados más pequeños, con el objetivo de alcanzar el 46% del PIB mundial en 2035, frente al 38% de 2019.

En una perspectiva a largo plazo, estos Estados pueden convertirse en "el principal motor de la economía mundial y en un modelo de desarrollo equilibrado", afirma el informe. Así se podría contrarrestar el PIB mundial, que hoy es producido por más de la mitad de los Estados de Occidente. Los socios de Rusia (y Bielorrusia, afectada también por las sanciones) se enfrentan a una decisión crucial: aprovechar las nuevas condiciones que se abren para el comercio y la soberanía financiera, o debilitar los lazos y recurrir sólo al mercado que queda libre de sanciones primarias o secundarias.

Los expertos creen que los países de Eurasia tienen los recursos y el potencial para desarrollarse sobre la base de una cooperación mutua "no por los números, sino por la sabiduría de las decisiones para formar una asociación de un nuevo tipo". Esto requiere una "integración profunda" a nivel socioeconómico, humanitario y financiero.

El shock de las sanciones en 2022 se estima en una pérdida global del 8,6% del PIB para la Unión Económica Euroasiática (UEE), formada por Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajistán y Kirguistán. El impacto también se refleja de diversas maneras en los demás países de la antigua zona soviética; en Bielorrusia se pronostica un -6,4%, y en Rusia un -10%. Tras la guerra, se espera que la economía ucraniana se hunda entre un 35 y un 40%.

Los economistas de Veb también prevén una estanflación mundial, un proceso de recesión combinado con inflación. Se producirá una fuerte reducción de las exportaciones energéticas de Rusia -independientemente de cómo vayan los acuerdos políticos occidentales sobre las sanciones energéticas-, un nuevo aumento de los precios de la gasolina y el gas y, en general, una fuerte caída de la confianza del sector privado relacionada con los riesgos geopolíticos. Aumentarán las primas de riesgo en los mercados financieros, lo que provocará una reducción del gasto de los consumidores y de la inversión en todos los sectores económicos. Los propios economistas de la ONU esperan que la inflación suba al 6,7% en 2022 en todo el mundo, un dato que representa dos veces y media los índices promedio de la década 2010-2020.

Posteriormente se produciría un enfriamiento de los mercados y el descenso de los precios de las materias primas en 2023-2024, lo que afectaría especialmente a las economías de Rusia y sus socios euroasiáticos, según los analistas. Por ello, señalan como vía alternativa el nuevo mercado a formar en Oriente para el comercio, los servicios, la mano de obra, las infraestructuras de comunicación y lograr un espacio financiero común. Una especie de "Ruta de la Seda" pero a la inversa: de Occidente a Oriente, en el ámbito euroasiático.

Los bancos rusos y chinos deberían fusionarse en el sistema chino UnionPay, potenciando las monedas nacionales en un nuevo sistema de pagos y créditos. Las barreras aduaneras deberían redefinirse para formar un espacio comercial común. Se utilizarían las rutas geográficas y administrativas que van desde Rusia a Irán, incorporando a la logística centros de carga en la India, Indonesia y Vietnam. Para ello se recurriría a las tecnologías digitales y se prestaría particular atención a la integración en la esfera agraria, que debería valorizar las zonas más cálidas  de Asia Central.

Estas visiones macroeconómicas del futuro no se limitan al sueño de la Gran Eurasia. Según los expertos de Veb, este plan implicaría progresivamente a los países de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái), ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) y BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en un nuevo mundo económico libre de la esclavitud de Occidente.