‘Teatro político’ en Bagdad: dimiten los diputados sadristas

Los diputados del principal bloque de la Cámara dimitieron a pedido de su líder. A ocho meses de la votación, el país todavía no tiene un nuevo presidente y tampoco se ha conformado el nuevo gobierno. Los analistas y expertos consideran que la jugada sadrista no tendrá un impacto real. La asamblea debe ratificar la decisión y no se reunirá sino hasta agosto (debido a las vacaciones).


Bagdad (AsiaNews) - Nuevo terremoto en el panorama político iraquí, marcado ya por ocho meses de estancamiento político que han impedido el nombramiento de figuras institucionales clave - ante todo, del presidente de la República - y el nacimiento del nuevo gobierno. Ayer, los diputados sadristas, afines al líder radical chií Moqtada al-Sadr, el grupo más numeroso del Parlamento, dimitieron en bloque siguiendo las instrucciones de su líder pronunciadas en los últimos días. Para los analistas y expertos, se trata de un intento de "forzar la mano" y poner fin a la parálisis desbloqueando las negociaciones para el nombramiento de un primer ministro. Sin embargo, dicen, la jugada no tendrá ningún efecto en términos concretos.

La semana pasada, Al Sadr se dirigió a sus parlamentarios para pedirles que firmaran el documento de dimisión. Dijo que la medida tenía como objetivo salir de la situación de punto muerto y retomar las negociaciones para lograr la conformación de un nuevo gobierno. Hasta ahora, los vetos cruzados y los intereses creados han impedido que surja una mayoría sólida en el parlamento de Bagdad para designar al sucesor del actual primer ministro interino, Mustafa al-Kadhemi.

Ayer, el presidente del Parlamento, Mohammed al-Halbussi, publicó un mensaje en las redes sociales en el que decía haber "aceptado a regañadientes" la petición de "dimisión de nuestros hermanos y hermanas, representantes del bloque sadrista". En total, son 73 diputados que han renunciado a sus escaños. "Si la supervivencia del bloque sadrista es un obstáculo para la formación del gobierno, entonces todos los representantes del bloque están dispuestos a dimitir", había dicho el líder chií.

Mientras tanto, el movimiento también anunció el cierre de todas las instituciones y sedes afiliadas a al-Sadr en todo el país, a excepción de seis centros: el santuario y la oficina de Muhammad Sadiq al-Sadr; el cuartel general de Muqtada al-Sadr; la oficina de patrimonio; el museo y el proyecto al-Bunyan al-Marsous (la Estructura Sólida).

El analista político Hamzeh Hadad calificó la maniobra de los sadristas y sus aliados como un "teatro más de la política" en un escenario que sigue estancado. "Aunque el presidente [del Parlamento] aceptara las renuncias", explicó, "la Cámara debe votar con mayoría absoluta tras lograr el quórum" para que la dimisión surta efecto. Pronto comienzan las vacaciones y los diputados no se reunirán hasta agosto, congelando de hecho la eficacia y el valor de las dimisiones.

El bloqueo institucional se mantiene y amenaza con hundir un país en el que un tercio de  la población (de 41 millones de habitantes) vive en la pobreza, según estimaciones de la ONU. Las instituciones estatales están debilitadas por décadas de guerra y corrupción, que asola al Estado a todos los niveles. Las cifras oficiales publicadas el año pasado estiman que más de 400.000 millones de euros han desaparecido de las arcas del país desde la caída de Saddam Hussein en 2003. A pesar de que posee inmensas reservas de petróleo y gas, Irak sigue dependiendo de las importaciones para satisfacer sus necesidades energéticas: el país vecino, Irán, suministra un tercio del gas y la electricidad que consumen los iraquíes.