Agnes y Taufiq, familia en Indonesia más allá de las barreras religiosas
de Beatrice Guarrera

Ella es cristiana y él musulmán, casados ​​desde hace veinte años en un país donde oficialmente no se permiten los matrimonios mixtos. En el encuentro mundial de familias en Roma dieron su testimonio: "Tuvimos que enfrentar mucha resistencia de las personas que nos rodeaban. Después de tres años de matrimonio acepté la decisión de Agnes de volver a ser católica y a partir de ese momento decidí también acompañarla a la iglesia".

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Veinte años de vida en común en un matrimonio mixto, que sigue resistiendo las dificultades que plantea la sociedad indonesia y la resistencia de sus familias de origen. Esta es la historia de Agnes Sandra Wigianti y Taufiq Hidayat. Desde Yakarta, el matrimonio viajó en estos días a Roma para participar en el Encuentro Mundial de las Familias con la delegación de Indonesia, para dar su testimonio sobre el tema de las diferencias religiosas entre los cónyuges. En efecto, Taufiq es musulmán mientras que Agnes es católica desde su nacimiento. Él es ingeniero y ella ama de casa, hoy tienen dos hijos de 20 y 16 años, educados en la religión cristiana.

La historia de esta familia parece haber nacido como la de una pareja corriente. Se conocieron por amigos en común y se gustaron en seguida. “Cuando vi a mi esposa por primera vez, pensé que me gustaría conocerla más. Sabía que era cristiana y no me importaba que fuera de otra religión”, explica Taufiq. Sin embargo, cuando llegó el momento de casarse los dos jóvenes se encontraron ante un problema: en Indonesia no es posible contraer matrimonios mixtos, sino que se requiere que uno de los cónyuges renuncie a su religión. “Mi esposa decidió convertirse al Islam y entonces mi familia aceptó nuestro matrimonio – continúa Taufiq -. Si hubiéramos permanecido en diferentes religiones, nunca habríamos podido casarnos. Así que nuestra experiencia es que nuestra cultura no aceptó plenamente nuestro matrimonio desde el principio”.

Una vez casados, la pareja se instaló en Yakarta, lejos de su familia de origen. “Después de tres años de matrimonio y de tener el segundo hijo, Agnes me dijo que no quería seguir siendo musulmana y quería volver a ser católica, porque lo había sido desde que nació y era importante ella", dice Taufiq. Ese momento de la verdad hizo que su matrimonio sufriera un cambio de ritmo. “Comprendí los sentimientos de Agnes y le dije que estábamos hablando de su relación personal con Dios -continúa el marido-. Acepté su decisión y desde ese momento también decidí acompañarla a la iglesia”. Taufiq aceptó luego educar a sus hijos en valores cristianos y que asistieran a escuelas cristianas: “Siempre he valorado la misión y la educación de las escuelas católicas, por eso decidimos que se formaran en escuelas católicas. Gracias a la educación y al ejemplo, mis hijos son personas de mente abierta. Por nuestra parte, siempre hemos hablado abiertamente de nuestras diferencias”.

En el Encuentro Mundial de las familias Taufiq y Agnes testimoniaron su realidad cotidiana: se puede vivir en una familia donde el cónyuge es de otra religión.

“Lo busqué por su personalidad y no por su religión -explica Agnes, refiriéndose a su marido-. Discutimos juntos qué decir en nuestra intervención y el resultado fue el texto que se leyó durante la sesión”. “Estoy realmente feliz de poder compartir mi experiencia personal, aunque es un tema muy sensible, especialmente en nuestro país - revela Taufiq -. En los últimos años, sin embargo, los matrimonios de personas de diferentes religiones también han aumentado en Indonesia (pese a que la ley no lo permite oficialmente)”.

Todos los domingos la familia va junta a misa, pero Taufiq no renuncia a profesar su religión, respetando su cultura de origen, su familia y también las fiestas importantes, como el Ramadán. Sin embargo, no deja de haber dificultades -explica Taufiq- como la desconfianza de los vecinos o la resistencia de mi familia, que considera que Agnes tiene "miedo a la conversión". Sin embargo, lo más importante es encontrar la manera de seguir adelante y crecer juntos como pareja y como familia. “Necesitábamos una comunidad a la cual pertenecer y que nos apoyara, por eso desde hace un tiempo empezamos a asistir a un grupo que se llama  Weekend marriage encounter -explica la pareja-. Es una realidad en la que participan parejas de diferentes religiones y que se reúnen durante el fin de semana”.

En el respeto y la comprensión recíproco, por lo tanto, se encuentra la clave para una vida en paz. “Yo nunca me fijo en las creencias religiosas sino en el efecto que estas tienen en las personas -dice Taufiq-. Veo a mi esposa, su religiosidad y su hermosa personalidad: eso es algo positivo para mí y para nuestros hijos. Ella y yo solamente tenemos diferentes perspectivas sobre la fe”.

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