Tokio, récord de calor y sequía: continúa el alerta por posibles apagones
de Guido Alberto Casanova

En Japón, la temporada de lluvias comenzó tarde y ya parece haber terminado. Por la excesiva demanda de energía debido al uso de acondicionadores de aire, el gobierno insta a los ciudadanos a ahorrar energía. El tema del cambio climático entra en la agenda política.


Tokio (AsiaNews) - La crisis climática que estamos viviendo en las últimas semanas parece ser sólo un anticipo de lo que nos espera en las próximas décadas. También llegan noticias alarmantes del este de Asia. En Japón, el pronóstico meteorológico para el pasado fin de semana indicaba que las temperaturas superarían los 35°C, el umbral a partir del cual se activa la alarma por calor extremo. Pero la realidad fue mucho más dura de lo esperado.

El sábado 25 de junio, en la ciudad de Isesaki, el termómetro marcó 40,2°C, la temperatura más alta jamás registrada en junio. Además, 60 de las 914 estaciones meteorológicas del país registraron valores superiores al umbral de calor extremo. En Tokio se registraron 35,4°C, un récord jamás visto desde que comenzaron las mediciones en 1875 y el pico de calor había superado el umbral de alerta antes del 25 de junio. La ola de calor continuó en la capital, marcando tres días consecutivos de temperaturas superiores a 35°C, marcas que jamás se habían visto en el mes de junio. Por último, son preocupantes las previsiones para los próximos tres meses: entre julio y septiembre, el calor podría volver a aumentar en casi todo el país.

Además del impacto en la salud pública, el problema tiene repercusiones a nivel energético. En los últimos días, muchos japoneses han permanecido en casa, con el acondicionador de aire encendido, para evitar los golpes de calor. Como consecuencia, la demanda de electricidad fue excesiva. El lunes, un funcionario del Ministerio de Economía e Industria declaró que "desde esta mañana, la demanda de electricidad supera las previsiones". El gobierno alertó a la población, diciendo  que el país atravesaba una crisis energética y pidió a los ciudadanos que ahorraran en el uso de la electricidad, sobre todo en Tokio y las prefecturas circundantes. Las proyecciones estimaban que la capacidad de suministro restante caería por debajo del umbral de alerta del 5% a lo largo del lunes. Se trata del segundo riesgo de apagón en la capital en apenas pocos meses.

A este riesgo, hay que sumar otro: la sequía. En casi todas las zonas de Japón, la temporada de lluvias de junio-julio fue una de las más cortas jamás registradas. Además de comenzar con varios días de retraso, este año las lluvias cesaron mucho antes: la Agencia Meteorológica de Japón estimó que, dependiendo de la zona, la temporada terminó entre 18 y 25 días antes de lo previsto. Se trata de la temporada de lluvias más corta desde 1951, año en que se iniciaron los registros. En la costa occidental del país, las precipitaciones alcanzaron el 78% de la media de los últimos años, mientras que en la costa oriental llegaron al 69%. Los expertos prevén la posibilidad de que se produzcan nuevos y violentos aguaceros en julio, que, aunque ayuden a la producción hidroeléctrica, podrían causar graves daños a las comunidades rurales.

Entre el riesgo de sequía y la posibilidad de apagones, Japón está afrontando un alto costo por la crisis climática. La semana próxima habrá elecciones para la Cámara alta del Parlamento. Aparentemente, el gobierno no tendrá particulares obstáculos para su reelección, pero no cabe duda de que la crisis energética, agravada por el cambio climático, será una de las preocupaciones de los próximos meses.