Los nacionalistas piden a Marcos jr que haga cumplir el fallo internacional sobre el Mar de China Meridional

El fallo de la Corte de La Haya rechaza las reivindicaciones territoriales de China en la zona. El mes pasado, 100 barcos chinos rodearon el arrecife de coral Julian Filipe que está dentro de la zona exclusiva de Manila. El nuevo gobierno promete defender las fronteras nacionales, pero no quiere un enfrentamiento con Beijing. EE.UU. advierte que defenderá a los filipinos si son atacados.


Manila (AsiaNews/Agencias) – Un grupo de nacionalistas y activistas ha pedido al nuevo presidente Ferdinand Marcos Jr que haga cumplir la sentencia de la Corte Internacional de Arbitraje de La Haya para proteger las fronteras nacionales de las reivindicaciones territoriales de China. La movilización tuvo lugar ayer, sexto aniversario del fallo de la Corte, frente al consulado chino en Makati, en el distrito financiero de la capital.

En 2016 la Corte de La Haya declaró que los reclamos chinos sobre casi el 90% del Mar de China Meridional "no tienen fundamento legal". Junto con Vietnam, Brunei, Malasia, Taiwán y en parte Indonesia, Filipinas se opone a las reivindicaciones territoriales de China, que desde hace años sigue militarizando algunas islas y arrecifes de coral en el mar de China Meridional. Para contener la expansión de Beijing, los buques de guerra estadounidenses realizan patrullas regulares cerca de estos puestos militares.

El mes pasado las autoridades filipinas informaron sobre la presencia de 100 barcos chinos en las aguas que rodean el arrecife de coral Julian Filipe, incluido en la hermosa zona económica exclusiva de Manila. Desde 2012 los barcos chinos se han negado a abandonar el Scarborough Shoal en el Mar de China Meridional, un punto de fricción constante entre Manila y Beijing.

En respuesta a los manifestantes, el ministro de Relaciones Exteriores de Filipinas Enrique A. Manalo reiteró la posición de la administración de Marcos jr en el sentido de que Manila apoya el fallo de 2016. En teoría es un aparente cambio de dirección con respecto a la política del predecesor de Marcos jr, Rodrigo Duterte, que había construido una relación privilegiada con China.

A diferencia del anterior presidente, Benigno Aquino III, Duterte intentó reducir las tensiones con los chinos, decidiendo ignorar la sentencia de la Corte de La Haya. A cambio, Beijing ofreció promesas de comercio e inversión que, según los críticos, nunca se materializaron.

Los analistas dudan que Marcos jr realmente cambie la línea de Duterte. El presidente filipino ha dicho en reiteradas oportunidades que no quiere una guerra con China. Indicó asimismo su voluntad de encontrar un punto de equilibrio entre Beijing y Washington, que mantienen un duro enfrentamiento geopolítico en el sudeste asiático.

La posición de Estados Unidos al respecto es clara. Ayer, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, exhortó a China a respetar el veredicto de 2016. Agregó que Washington se vería obligado a defender a Manila, su aliado según un tratado, en caso de que las Fuerzas Armadas de Filipinas sean atacadas en las aguas en disputa.