La nueva Ruta de la Seda, bloqueada en Ucrania
de Vladimir Rozanskij

Con la invasión impulsada por Putin, se interrumpe la financiación china en Rusia, destinada a la Belt and Road Initiative. Se suspende el proyecto de construcción conjunta de un super avión de transporte. Los chinos limitan la colaboración con Moscú al mercado energético para evitar conflictos con las sanciones occidentales.


Moscú (AsiaNews) - En Beijing se celebró una ceremonia para la entrega de premios a los autores de obras creativas en el marco de la Belt and Road Initiative, el plan global de infraestructuras impulsado por el presidente chino Xi Jinping. Sin embargo, no se mencionó la abrupta interrupción del programa debido a la guerra en Ucrania, que llevó a la suspensión de todos los planes de financiación chinos en Rusia por su contribución a la nueva Ruta de la Seda.

Según los datos de los investigadores de Shanghái, en el primer semestre de 2022 no se ejecutó ningún proyecto de la Belt and Road en Rusia. Los chinos quieren evitar a toda costa el riesgo de las sanciones occidentales. Aunque el proyecto estaba vigente desde 2017, tampoco se completó la construcción conjunta de un súper avión de transporte. Los pocos negocios en curso entre rusos y chinos quedan fuera del esquema promovido por Xi.

Tras suspender las inversiones en Rusia, Beijing decidió intensificar el comercio con Oriente Medio, como explica a Meduza Kristof Wan, director del Centro para el Desarrollo Ecológico de la Universidad de Fudan, en Shanghai. Esto significa que los grandiosos planes de construcción de infraestructuras, que permitirían a los productos chinos llegar a Europa de forma rápida y fluida a través de Rusia y Asia Central, se quedarán en el papel, al menos por ahora. 

Hoy, tanto Rusia como China deben lidiar con una intensa presión del sistema de información occidental, y la Belt and Road no es una excepción. Según Wan, se trata de un fenómeno transitorio, a pesar de que el conflicto en Ucrania se está prolongando.

Por el momento, Moscú y Beijing se centran en el suministro de energía. China depende del petróleo ruso en un 15% y del gas en un 8%. Las dos partes firmaron nuevos acuerdos industriales poco antes del inicio de la invasión de Ucrania.

En cuanto al nuevo super avión de pasajeros CR-929, que iba a ser construido junto con los rusos, lo más probable es que sea terminado por los chinos junto con Boeing y Airbus, ya que será usado principalmente en las rutas con destino a Europa y Estados Unidos. Aún así, para los rusos, esto equivale a agitar una bandera blanca frente a los occidentales.

Una fuente citada por un periódico de Hong Kong afirma que China intenta excluir a Rusia de las ganancias del mercado chino para compartirlo con otros socios internacionales, y se trata de una parte importante de los negocios.

Según el director del Instituto para Asia y África de la Universidad de Mgu, Aleksej Maslov, "los medios de comunicación occidentales no calculan bien el alcance de las inversiones chinas. De hecho, no se han reducido a cero con Rusia, aún cuando ésta no forma parte de la Belt and Road, oficialmente. Sólo tenemos proyectos bilaterales, y todavía hay zonas muy operativas, sobre todo en Extremo Oriente".

China sigue comprando carbón en Jacuzia y Kuzbass, pero disminuye la cooperación en algunos campos en los que puede beneficiarse de otras direcciones. En la aeronáutica y otros sectores estratégicos, los chinos temen sobre todo la incapacidad de los rusos para velar por los secretos tecnológicos, y por ello hacen saltar los acuerdos.

Beijing no quiere dar ventajas a sus adversarios, explota a sus amigos según su conveniencia, mantiene las puertas abiertas incluso donde se crean barreras, como en Ucrania. Solo el tiempo dirá cómo se reestructurará el mercado internacional.