Conferencia de Tashkent: normalizar Afganistán para detener el terrorismo

Finalizó ayer una conferencia de dos días sobre el país que volvió bajo el control de los talibanes. Uzbekistán, que sufrió a principios de este mes otro ataque con misiles reivindicado por el Estado Islámico, subrayó los esfuerzos de los estudiantes coránicos para mejorar las condiciones socioeconómicas. La realidad de los hechos, sin embargo, es muy distinta y no ha cambiado la situación crítica del respeto a los derechos humanos.


Tashkent (AsiaNews/Agencias) – Finalizó ayer en la capital de Uzbekistán una conferencia internacional sobre “seguridad y desarrollo económico” en Afganistán, a la que asistieron más de 100 delegaciones de cerca de 30 países.

No hubo sorpresas en las declaraciones de los distintos enviados. La cumbre se cerró con las acostumbradas declaraciones de intenciones de la comunidad internacional y con los habituales pedidos de los talibanes: los primeros exigen respeto a los derechos de las mujeres, un gobierno inclusivo y la promesa de que el país no será utilizado para proteger organizaciones terroristas como al Qaeda; los segundos quieren legitimidad internacional y el descongelamiento de los fondos del anterior gobierno afgano, para aliviar el sufrimiento del pueblo afgano, según dicen.

Antes de la reconquista talibana en agosto del año pasado, casi el 80% del presupuesto nacional estaba financiado por la comunidad internacional. Según un estudio de Save the Children que se publicó ayer, más de 13 millones de niños necesitan asistencia humanitaria inmediata, mientras que un informe de Amnistía Internacional documenta las violaciones de derechos humanos de las mujeres desde septiembre de 2021 hasta junio de 2022. Según el informe, “las políticas de los talibanes crean un sistema de represión que discrimina a las mujeres y niñas afganas en todos los aspectos de su vida”.

Cabe destacar que la reunión se realizó en Uzbekistán, país que en los últimos meses ha sufrido en las regiones del sur varios ataques desde suelo afgano. A pesar de la negación de los talibanes, numerosas investigaciones afirman que al menos 20 grupos militantes tienen bases o raíces en el país.

El último informe del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas revela detalles alarmantes sobre las actividades de los grupos terroristas en Afganistán y confirma en parte las preocupaciones de los países vecinos: “Los miembros de al-Qaeda permanecen en el sur y el este de Afganistán, donde la agrupación está históricamente presente”. La organización, sigue diciendo, “goza de mayor libertad en Afganistán bajo el gobierno talibán, pero se limita a asesorar y apoyar a las autoridades de facto”.

La principal amenaza a corto plazo sigue siendo la rama local del Estado Islámico (Islamic State Khorasan o IS-K) que “ha incrementado su presencia en el norte y el este de Afganistán”. El 5 de julio cinco misiles lanzados desde Afganistán impactaron en la ciudad uzbeka de Termez. Ataques similares ya habían ocurrido en abril también contra Tayikistán. El IS-K siempre se ha adjudicado la responsabilidad de estos ataques con el propósito de "socavar la credibilidad de las fuerzas de seguridad talibanes, demostrando la capacidad de controlar las fronteras y atraer nuevos reclutas a la región", afirman los expertos de la ONU.

Por lo tanto resulta evidente que los países de Asia Central están interesados en normalizar las relaciones con los talibanes. Toda la región (pero también podemos incluir a Rusia y China) teme sobre todo que la violencia en Afganistán se extienda a los países vecinos.

"El aislamiento internacional de Afganistán conducirá inevitablemente a un mayor deterioro de la situación humanitaria. Es importante no permitir que eso ocurra, ya que está en juego el destino de millones de personas", dijo el presidente uzbeko Shavkat Mirziyoyev a través de su enviado especial. “El gobierno interino de Afganistán está dando pasos en términos de reconstrucción pacífica, se esfuerza por mejorar la situación socioeconómica y establecer relaciones amistosas con los países vecinos y una cooperación recíprocamente beneficiosa con la comunidad internacional. Debemos promover y apoyar estos esfuerzos”, continuó, sin olvidar mencionar las demandas occidentales de respeto a los derechos humanos y la creación de un gobierno inclusivo.

Pero el tema de Afganistán parece un diálogo de sordos: hoy el líder supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada, en un encuentro con los gobernadores provinciales de Kandahar, demostró una vez más que los talibanes no han cambiado, subrayando "la necesidad de preservar los valores islámicos” y llamó a la "implementación de la sharia, afirmando que las leyes hechas por los seres humanos no son aceptables y que cualquier problema debe ser resuelto por la ley islámica”, informó ToloNews.