Crecen los interrogantes sobre la evolución de la crisis militar y económica, y surgen analogías con el colapso de la URSS tras la guerra de Afganistán. Para el politólogo Galljamov, el zar Putin se está "debilitando" y busca "una salida". Sorpresiva crisis con Israel, una señal de que Putin comienza a ceder ante los halcones del Kremlin. El intento de "permanecer en la silla" y la posibilidad del exilio (en Teherán).
Moscú (AsiaNews) - Los acontecimientos de la guerra en Ucrania tienen consecuencias extremas para Rusia y podrían transformarse en un apocalipsis global. Muchos se preguntan sobre el posible desenlace de la crisis militar y económica. Rememorando el colapso de la URSS tras la guerra de Afganistán, uno de los escenarios imaginados es la salida de escena de Vladimir Putin. El hombre que antes era visto como un soberano ilustrado, hoy se ha convertido a los ojos de todos -en el país y en el extranjero- en un dictador obsesionado por la victoria, o por la posible derrota.
Uno de los más lúcidos comentaristas de los asuntos rusos, el politólogo Abbas Galljamov, concedió una larga entrevista a la edición internacional de Novaja Gazeta, el periódico del premio Nobel Dmitry Muratov, ahora clausurado en Rusia. Galljamov considera que Putin "se está debilitando cada vez más ante los ojos de todos, y está buscando una salida". En las últimas semanas sucedieron hechos sorprendentes: Rusia ha comenzado a discutir incluso con Israel y el acuerdo sobre granos -que, extrañamente, fue firmado por el ministro de Defensa- amenazó con estallar inmediatamente después de su firma.
Según Galljamov, la deriva de las relaciones con Israel es una señal de que Putin está cediendo a la influencia de los halcones del Kremlin. El politólogo trabajó durante varios años en el aparato de la administración presidencial en Moscú y luego colaboró con el presidente de Baskortostán, la república uraloaltaica tártara donde nació. Recuerda que hace tan sólo dos meses, Putin perjuraba que quería mantener buenas relaciones con Israel. En aquel momento llamó por teléfono al entonces Primer Ministro Bennett para disculparse por las palabras de Lavrov, que había hablado de los presuntos orígenes judíos de Hitler. No es frecuente que Putin se disculpe por los errores cometidos por sus subordinados, y la cuestión tuvo cierta repercusión.
No obstante, el Ministerio de Justicia ruso adoptó recientemente una medida mucho más ofensiva contra los judíos: clausuró la representación rusa de la agencia "Sokhnut" que se ocupaba de la repatriación a Israel. Esta decisión provocó una profunda irritación en Tel Aviv, como si las relaciones diplomáticas fueran dictadas por los tribunales. Sin embargo, Moscú no tiene ningún interés en deteriorar las relaciones con Israel. El Estado judío aloja a muchos ciudadanos de origen ruso y hasta ahora no ha aplicado las sanciones occidentales. Además, mantiene una relativa neutralidad respecto a Ucrania, e incluso se ha negado a venderle armas.
Galljamov cree que "Putin ya no es capaz de controlar la situación, que se le está yendo de las manos bajo la influencia de los siloviki, los hombres del aparato de seguridad que le rodean". Un indicador de la crisis del dictador del Kremlin es la caída gradual del consenso interno respecto a la operación militar especial. El riesgo es que aumenten las protestas contra el presidente, y en estas circunstancias, Putin "otorga mayores poderes a los sectores más radicales".
La represión y la persecución contra figuras respetadas como Gorinov, Kara-Murza, Jašin y Šišilov proviene de los partidarios de la línea dura, al igual que la retórica cada vez más extrema de personajes que solían ser relativamente moderados, como el ex presidente Medvedev y el ex primer ministro Kirienko. Ante la presión de estos sectores, no es seguro que Putin vaya a claudicar del todo; como recuerda Galljamov, "incluso Stalin organizó la colectivización y luego acusó a los que la implementaron".
A veces, Putin castiga a los suyos cuando exageran, como ocurrió con Nikolai Patrušev, quien fue apartado del FSB y hoy se perfila como posible sucesor del presidente, y un defensor de una línea aún más dura. En realidad, según Galljamov, Putin “está tratando de mantenerse en el sillón el mayor tiempo posible, porque es consciente de que su salida implica un escenario de levantamientos y revoluciones en Rusia". En las redes sociales se bromea con que la reciente visita de Putin a Teherán fue en realidad un ensayo para una posible huida al extranjero. Y, según el politólogo, Irán sería "un destino más adecuado que otros, mejor que Corea del Norte".