Los kazajos se preparan para la guerra
de Vladimir Rozanskij

Kazajistán destina más de dos mil millones de euros al presupuesto militar. El giro se produjo tras las revueltas internas de enero y la guerra de Rusia en Ucrania. Nursultán podría ser el próximo objetivo de los planes imperiales de Putin. Pero con tan pobres salarios, los jóvenes kazajos no se sienten atraídos a enrolarse.


Moscú (AsiaNews) - En el primer semestre de 2022, según los datos publicados por el Ministerio de Defensa, Kazajistán destinó 1 billón de tenges (más de dos mil millones de euros) al ejército, 303 mil millones más que el año anterior. La conscripción militar y el reclutamiento de personas aptas para las armas también se llevaron a cabo de manera más estricta; en algunas provincias, los responsables de los distritos militares irrumpieron en los ateneos y se llevaron a los estudiantes por la fuerza. La doctrina militar también fue modificada por la presidencia de Tokaev.

El cambio se produjo tras los disturbios internos de enero y la guerra de Rusia en Ucrania. En todo el 2021, de los más de 800.000 millones del presupuesto bélico, el 60% fue gestionado por el Ministerio de Defensa, mientras que el resto estuvo a disposición de Defensa Civil y el Ministerio de Infraestructuras. Sin embargo, desde mayo, el incremento del gasto pretende apoyar objetivos exclusivamente militares, especialmente el adiestramiento de nuevas tropas.

Kazajistán teme ser el próximo objetivo de los planes imperiales de Putin, por lo que ha intensificado sus relaciones militares con Estados Unidos, China y Turquía. El 7 de abril, la viceministra de Finanzas, Tatiana Saveleva, anunció que los nuevos fondos serán destinados a "la elevación de la capacidad bélica y la modernización de las estructuras de las Fuerzas Armadas, sus suministros y las instalaciones necesarias para hacer frente a las emergencias".

El general retirado Makhmut Telegusov, ex comandante de la fuerza aérea, confirmó en una entrevista con Azzatiq que el incremento del presupuesto militar depende de la guerra en Ucrania y cuestiones geopolíticas: "Las Fuerzas Armadas kazajas necesitan renovarse a fondo, para actuar realmente en interés del Estado, lo que no se ha hecho en los últimos 30 años". El general recuerda la Ley de Defensa y Fuerzas Armadas de 2005, con el reparto de competencias entre los organismos estatales, en la que se dejaron de lado muchas urgencias y posibles riesgos, "pero ahora podemos corregir las deficiencias. Estamos construyendo un nuevo Kazajistán, y hoy, todo este dinero es más necesario que nunca".

El director del "Grupo de Evaluación de Riesgos", el politólogo Dosym Satpaev, cree que no hay que subestimar los efectos de los disturbios de enero: "También se ha destinado una parte considerable del presupuesto estatal al Ministerio del Interior".

Las revueltas de principios de año, señala Satpaev, obligaron a Tokaev a recurrir a la OTSC, controlada por los rusos. Esto afectó mucho su reputación. Ahora el líder kazajo pretende rehabilitarse a los ojos de la población y evitar mostrarse débil y dependiente de Moscú. El académico recuerda que no bastan las inversiones; también es imprescindible luchar contra la corrupción en el seno del ejército y garantizar la seguridad de la información.

Satpaev opina que "la corrupción es el enemigo más insidioso para la seguridad de cualquier país, y especialmente de Kazajistán, junto con la poca profesionalidad, la mala selección de cuadros, la falta de responsabilidad y la incapacidad de mirar más allá de las propias narices, de elaborar cualquier estrategia... todos viven centrados exclusivamente en el momento presente".

El Ministerio de Defensa justifica el reclutamiento forzoso: los jóvenes se resisten al servicio militar y hasta rehuyen de los exámenes médicos. En la última primavera, 16.653 personas fueron llamadas a las armas, y en otoño la convocatoria será aún mayor, más de 30.000. Sin embargo, muchos observadores insisten en la necesidad de trabajar más en la calidad que en la cantidad de soldados. Y toman como ejemplo a Ucrania, que pudo resistir el primer asalto ruso gracias a la autodefensa de sus ciudadanos más que por el despliegue del ejército.

El general Telegusov advierte que "es necesario pensar en la motivación, instando a los ciudadanos a defender su patria y su independencia. Los jóvenes de hoy son cada vez menos proclives al servicio militar; prefieren ganar más, también para ayudar a sus familias; sólo los menos pudientes se resignan a ser soldados". El ministerio estima en 220.000 el número de ciudadanos aptos para el ejército, y muchos viven en condiciones económicas poco prósperas.

Este es uno de los motivos por los que el Akorda (nombre del palacio presidencial) se ha empeñado en reescribir la doctrina militar, tras las últimas modificaciones de 2017. Son muchas las nuevas fórmulas que se someterán a la aprobación del Parlamento: el concepto de "situación de crisis", el "servicio militar de la reserva nacional", la lucha contra las armas de destrucción masiva y los ciberataques, la ocupación del espacio exterior, los problemas de la guerra híbrida y de la guerra de información. Se prestará atención a las tensiones entre las potencias mundiales y las regionales, tratando de pensar de forma global: la guerra de hoy cambiará en cualquier caso el mundo de mañana.