Tifones e inundaciones, Manila pierde todos los años el 5% de su producción agrícola
de Stefano Vecchia

Un estudio coloca a Filipinas en el cuarto lugar entre las naciones más afectadas por desastres relacionados con el agua. Se calcula una pérdida anual promedio del 0,7% del PBI debido a los cambios climáticos. En este mismo momento hay alarma por la coincidencia de la depresión tropical Gardo y el supertifón Hinnamnor.

 


Manila (AsiaNews) - Precisamente hoy, cuando se celebra el Dia de la Custodia de la Creación -como recordó ayer el Papa Francisco-, Filipinas tiene que hacer frente a la presencia simultánea en las regiones del norte del archipiélago de la depresión tropical Gardo y del supertifón Hinnamnor ("Henry" según la clasificación filipina). Hasta ahora es el tifón más grande de 2022, con vientos previstos de hasta 200 kilómetros por hora y un potencial destructivo similar al de los huracanes de categoría 5 en la región norteamericana. Pese a que estos fenómenos son recurrentes en la historia de Filipinas, en este momento las anomalías son evidentes porque la evolución e intensidad de los fenómenos atmosféricos resultan cada vez más imprevisibles.

Estas circunstancian han vuelto a abrir el debate interno sobre la acentuada fragilidad del archipiélago. Un nuevo estudio, con datos actualizados, muestra los riesgos ambientales y los costes económicos. Estos últimos son de radical importancia, sobre todo para un país que está lejos de ser completamente desarrollado y que el año pasado registró un Producto Interno Bruto total de 394 mil millones de dólares, de los cuales 31,4 corresponden a las remesas de los emigrantes.

Las consecuencias económicas del creciente acoso de fenómenos atmosféricos potencialmente devastadores se cuantifica en 124 mil millones de dólares para mediados de siglo, con una pérdida anual promedio del 0,7% del PIB. En el mismo estudio ("Aquanomics: The economics of water risk and future resilience”), publicado por la empresa global de servicios profesionales GHD, Filipinas ocupa el cuarto lugar en el mundo entre los países más afectados por desastres relacionados con el agua, con cerca de veinte tifones de gran intensidad que provocan lluvias torrenciales y grandes inundaciones.

Ningún sector económico está a salvo, pero en este momento ya se encuentra bajo presión, y cada vez lo estará más, la producción agrícola, con pérdidas estimadas del 5% anual para 2030 y del 8% en 2050, considerando que la contribución actual de la agricultra supera el 10% de la riqueza nacional producida.

El suministro y la gestión del agua en Filipinas están actualmente bajo una gran presión, con 3 millones de habitantes que utilizan fuentes de agua  no seguras y otros 7 millones que carecen de acceso a servicios higiénico-sanitarios adecuados. Otras prioridades se refieren a la protección de las zonas de riesgo y el refuerzo de los servicios de prevención y asistencia a las poblaciones afectadas. Desde este punto de vista la mejora ha sido notable, sobre todo tras la devastación causada por el tifón Hayan en noviembre de 2013. Ahora están operando los servicios de emergencia nacionales y locales en las zonas más expuestas a la furia del agua y del viento.