Papa: la oración es el primer paso del discernimiento

En la audiencia general en la plaza de San Pedro, Francisco explicó que “los santos nos enseñan a dirigirnos a Dios con sencillez y familiaridad, no recitando palabras como un loro. Estando con Él reconoceremos lo que realmente importa en nuestra vida”. Una vez más recordó el torturado pueblo de Ucrania.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La oración es el “primer elemento constitutivo” del discernimiento, explicó esta mañana el Papa Francisco en la audiencia general, ante la multitud de peregrinos de diversas partes del mundo reunidos en la Plaza de San Pedro. Reanudó así este miércoles su ciclo de catequesis dedicado a esa dimensión de la vida cristiana.

“Para saber qué sucede en nuestro interior -explicó-, debemos discernir de dónde vienen los sentimientos y las ideas, a dónde me llevan, a qué decisión”. Pero en esto “la oración es una ayuda indispensable, especialmente cuando se trata de afectos, permitiéndonos dirigirnos a Dios con sencillez y familiaridad, como hablamos con un amigo. Es saber ir más allá de los pensamientos, para entrar en intimidad con el Señor con una espontaneidad afectuosa. El secreto de la vida de los santos es la familiaridad y la confianza con Dios, que crece en ellos y hace que les resulte cada vez más fácil reconocer lo que le agrada. La verdadera oración -subrayó- es familiaridad y confianza con Dios, no recitar oraciones como un loro”.

Esto ayuda a comprender que el discernimiento “no es un método químicamente puro, no pretende certeza absoluta, porque se trata de la vida, y la vida no siempre es lógica, tiene muchos aspectos que no se pueden encerrar en una sola categoría de pensamiento”. Significativamente -recordó Francisco- el primer milagro realizado por Jesús en el Evangelio de Marcos es un exorcismo (Mc 1, 21-28), en el que libera a un hombre de una falsa idea de Dios. Cuando el endemoniado dice «¿Has venido a destruirnos?» está dudando de que Dios quiere nuestra felicidad.

“Muchas personas, incluso los cristianos” - comentó el Papa - piensan lo mismo: “Dudan que quiera nuestra felicidad; es más, algunos temen que tomarse en serio su propuesta signifique arruinarse la vida, mortificar nuestros deseos, nuestras aspiraciones más fuertes". Incluso a veces "dentro de nosotros asoma la idea de que Dios nos está pidiendo demasiado". En cambio, “el signo del encuentro con el Señor es la alegría. La tristeza o el miedo, son signos de alejamiento de Él”, como le sucede al joven rico en el Evangelio.

“El discernimiento no es fácil -añadió Francisco- porque las apariencias engañan, pero la familiaridad con Dios puede disolver suavemente las dudas y los miedos, haciendo nuestra vida cada vez más receptiva a su «luz amable», según la hermosa expresión de san John Henry Newman. Los santos brillan por la luz que reflejan y muestran en los gestos sencillos de todos los días la presencia amorosa de Dios, que hace posible lo imposible".

“Se dice que dos esposos que han vivido juntos durante mucho tiempo amándose -dijo el pontífice- terminan pareciéndose. Algo similar se puede decir de la oración afectiva: de manera gradual pero eficaz nos hace cada vez más capaces de reconocer lo que es importante, por connaturalidad, como algo que brota de lo más profundo de nuestro ser. Esta -concluyó- es la relación que debemos tener en la oración: una sonrisa, un gesto sencillo y no recitar palabras que no llegan al corazón. Hablar con Jesús como un amigo habla con otro amigo. Es una gracia que debemos pedir los unos por los otros: ver a Jesús como nuestro mejor amigo, nuestro amigo más fiel, que no chantajea y sobre todo que no nos abandona nunca, ni siquiera cuando nos alejamos de Él. Él permanece siempre a la puerta del corazón".

En los saludos a los fieles, Francisco volvió luego, como cada semana, a dirigir su pensamiento al pueblo ucraniano, tan cruelmente probado. “Esta mañana -añadió- pude hablar con el cardenal Krajewski que acaba de regresar de Ucrania y me contó cosas terribles. Pensemos en Ucrania y recemos por este pueblo martirizado”. Por último se refirió a la fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael que se celebra mañana, y deseó que cada uno se deje guiar por ellos para “reconocer y seguir la voz del Maestro interior, que habla en el secreto de la conciencia”.