Ley de seguridad: el partido prodemocracia corre el riesgo de quedar disuelto. Muere la sociedad civil de Hong Kong

Fundado en 2006, el Partido Cívico no encuentra a nadie que quiera dirigirlo. Cuatro de sus miembros han sido acusados ​​de amenaza a la seguridad nacional. Desde que entró en vigor de la medida, 58 organizaciones independientes han cerrado sus puertas. Lo que antes era una "sociedad abierta" se ha convertido en un lugar dominado por el miedo.

 


Hong Kong (AsiaNews) - Debido a los efectos de la ley de seguridad nacional, el Partido Cívico podría quedar disuelto, informó Alan Leong, actual presidente de la formación prodemocrática.

En declaraciones a Hong Kong Free Press, explicó ayer que no quiere continuar en el cargo, y agregó que los otros seis miembros del comité ejecutivo tampoco están dispuestos a sucederlo.

En enero se tomará una decisión al respecto, comunicó Leong. Fundado en 2006, el Partido Cívico no participó en las elecciones parlamentarias de diciembre del año pasado, las primeras tras la reforma electoral impuesta por Beijing para limitar el peso del frente democrático. Cabe recordar que las autoridades imputaron a cuatro de sus miembros por amenazas a la seguridad nacional: Alvin Yeung, Kwok Ka-ki, Jeremy Tam y Lee Yue-shun.

Según un informe publicado el 2 de octubre por la Comisión Ejecutiva para China del Congreso de los Estados Unidos (CECC), desde que entró en vigor en el verano de 2020 la ley de seguridad ha sido directa e indirectamente responsable del cierre o disolución de 58 organizaciones independientes.

Hasta junio de este año, 203 personas fueron arrestadas en Hong Kong en virtud de la draconiana medida, impuesta por Beijing para silenciar al campo democrático. La policía también ha detenido a algunos ciudadanos sobre la base de una ley antisedición de origen colonial que apunta a "delitos menores", como aplaudir a un acusado (prodemocrático) durante un juicio.

A partir de 42 testimonios, la CECC hace notar que con la ley de seguridad las autoridades no solo han reprimido el movimiento prodemocrático sino también la vibrante sociedad civil de la ciudad. Periódicos, TV, radios y publicaciones; también organizaciones profesionales, consejos de administración y universidades. Todas esas realidades terminaron atrapadas en las redes de la censura y la represión para eliminar el debate público, herencia del período colonial británico.

La represión, observa la CECC, también afecta la esfera religiosa, y Beijing está decidida a que las iglesias cristianas de la ciudad sean "patrióticas".

Lo que era una "sociedad abierta" se ha convertido ahora en un lugar dominado por el miedo donde impera el "silencio" de la población, porque una persona puede terminar en la cárcel por el simple hecho de vestir un traje negro (color asociado a las protestas de los últimos años). Los que tienen miedo de quedarse, optan por irse y buscar refugio en el exterior.

La esperanza para el futuro, dicen algunos de los entrevistados por CECC, radica en que, mientras las organizaciones democráticas estén prohibidas, se puedan conservar las conexiones y los lazos entre sus miembros.