Yokosuka, la base estadounidense que contamina las aguas japonesas
de Guido Alberto Casanova

Los análisis realizados en las aguas residuales revelaron niveles de sustancias químicas cancerígenas 172 veces superiores al límite permitido. En la alianza entre Tokio y Washington, las bases militares siguen siendo un motivo de fricción: la población, sobre todo la de Okinawa, no ve con buenos ojos la presencia de estas instalaciones. En septiembre, un estudiante intentó atacar la embajada de Estados Unidos con un explosivo.


Tokio (AsiaNews) - Situada en el extremo sur de la bahía de Tokio, Yokosuka es una de tantas ciudades que se han desarrollado alrededor de la capital japonesa. Fue aquí donde, en 1853, la expedición de la marina estadounidense dirigida por Matthew Perry desembarcó por primera vez en el Japón de los Shogunes, obligando al país a abrir sus puertas a la influencia occidental. Un siglo y medio después, Estados Unidos sigue presente en la ciudad con una base naval que, desde 1945, es un emblema de las fallas en la alianza entre Estados Unidos y Japón.

La semana pasada se publicaron los análisis de las aguas residuales producidas por la base militar y los resultados son alarmantes. En las muestras recogidas en agosto se encontraron PFOS (ácido perfluorooctanesulfónico) y PFOA (ácido perfluorooctanoico), dos sustancias químicas potencialmente cancerígenas. Pero la cifra más preocupante fue la cantidad total detectada: 8.592 nanogramos por litro. Esta cifra es unas 172 veces superior al límite establecido por el gobierno japonés de 50 nanogramos por litro.

El vertido de sustancias peligrosas para el ser humano no es una novedad: este verano ya se detectaron altos niveles de PFOS y PFOA en las aguas adyacentes a la base de Yokosuka. A juzgar por estas mediciones, el problema se ha agravado en pocos meses.

Alertado por las autoridades, el alcalde de Yokosuka, Katsuaki Kamiji, pidió la intervención del gobierno japonés y la apertura de una investigación. "No puedo más que sentir indignación, he perdido la confianza en los militares estadounidenses", declaró al Mainichi Shimbun. De momento, la base planea aplicar un filtro a sus aguas residuales antes del primero de noviembre para absorber las dos sustancias químicas, pero Kamiji exige que se actúe con mayor celeridad.

La alianza con Estados Unidos también resulta problemática para Tokio en algunos casos. El quid de la cuestión es la coexistencia de la presencia militar estadounidense con la población local. Entre 2019 y 2021, la prefectura de Okinawa -cuyas tensiones con los militares estadounidenses son bien conocidas- encontró hasta 20 sustancias químicas tóxicas diferentes en las aguas subterráneas que rodean las bases militares estadounidenses. Los elementos hallados están prohibidos por la legislación japonesa: no se pueden utilizar, producir o importar. Además, en junio, 1.280 ciudadanos que viven en los alrededores de la base aérea de Yokota presentaron una demanda contra la contaminación acústica producida por los aviones Osprey de la Fuerza Aérea estadounidense. Y la lista continúa.

La intolerancia de una parte de la población hacia la presencia de las fuerzas armadas de Washington a veces adquiere matices violentos. En septiembre, un estudiante universitario de Osaka fue detenido por la policía por intentar detonar un artefacto explosivo casero cerca de la embajada de Estados Unidos en Tokio. En su declaración a los agentes, el joven dijo que quería arrojar un artefacto explosivo contra la sede diplomática.