Tokio quiere prolongar la vida de sus centrales nucleares
de Guido Alberto Casanova

El ente encargado de los controles de seguridad quiere introducir inspecciones cada diez años, pero sin establecer ningún límite para el funcionamiento de las plantas. Sólo una pequeña parte de las centrales nucleares que funcionaban antes de la catástrofe de Fukushima se encuentran operando de nuevo, pero la crisis energética presiona para que se retome el uso del átomo.


Tokio (AsiaNews) - Japón está dispuesto a prolongar la vida de sus centrales nucleares. Este miércoles, el Ente Regulador en materia nuclear (ARN), organismo público creado para supervisar la seguridad de las centrales tras la catástrofe de Fukushima de 2011, ha propuesto introducir controles cada diez años para todos los reactores con más de 30 años de servicio. Si las inspecciones arrojan resultados positivos, las centrales nucleares podrán seguir funcionando.

En teoría, la nueva normativa podría permitir que algunos reactores funcionen más allá del límite actual de 60 años. Según la normativa vigente introducida a partir de 2011, las centrales japonesas deben ser clausuradas al cabo de 40 años, que pueden ser prorrogados por un máximo de 20 años siempre que la ARN considere que se cumplen los parámetros de seguridad.

"La [nueva] normativa será mucho más estricta que el sistema actual", dijo Yamanaka Shinsuke, director de la ARN. Es nuestro deber adoptar normas adecuadas”, añadió. Durante la rueda de prensa de presentación de la reforma, Yamanaka aludió a la posibilidad de que las instalaciones más antiguas tengan que cumplir un mayor número de criterios para garantizar su seguridad operativa.

La autoridad seguirá debatiendo en las próximas semanas cuáles deben ser las prácticas a adoptar para estas auditorías, a realizarse cada diez años. Se escucharán las opiniones de las distintas compañías eléctricas y, a finales de año, la ARN presentará un plan definitivo sobre cómo cambiar la normativa nacional en materia de seguridad de las centrales nucleares.

La revisión está en línea con las expectativas del gobierno actual. El pasado mes de agosto, el primer ministro Kishida dio instrucciones al Ministerio de Economía para reactivar la producción de energía nuclear, con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 y garantizar un suministro energético estable y seguro para Japón. A día de hoy, solo una pequeña parte de las centrales nucleares que estaban en funcionamiento antes de la catástrofe de Fukushima han vuelto a operar tras el cierre impuesto por las autoridades en 2011, y el país depende en gran medida de la importación de hidrocarburos.

Por el momento, el panorama energético parece muy incierto en Japón. En los últimos meses (especialmente en primavera), el riesgo de apagones, debido a la elevada demanda de electricidad frente a la modesta producción, había sido una de las principales preocupaciones del gobierno. Sin embargo, las condiciones estructurales de este desequilibrio aún no se han resuelto del todo, hasta el punto de que esta semana el Gobierno ha hecho un llamamiento a los ciudadanos y las empresas, pidiendo ahorrar la mayor cantidad de electricidad posible durante el próximo invierno. Por este motivo, la vuelta a la energía nuclear se ha convertido en una prioridad para Tokio.

Sin embargo, respecto a un punto, la NRA parece tomar distancia de la posición del gobierno. Al contabilizar la antigüedad de las centrales nucleares, no se descontarán los años posteriores a la parada de Fukushima. Las estructuras de los reactores también han envejecido durante ese periodo y por tanto, es necesario evaluar su seguridad.