Del Carmelo al Golfo Pérsico: la misión de las religiosas indias
de hna. Rose Celine

El testimonio de la religiosa que presentó el encuentro con el Papa Francisco en Manama: "Trabajamos en la pastoral de las cárceles,, visitamos hospitales, enfermos y familias necesitadas. Y en un mundo que cambia a pasos agigantados a nuestro alrededor, educamos a los jóvenes de familias migrantes para que sigan a Jesús”.

 


Manama (AsiaNews) - Junto con su contribución al diálogo entre las religiones, el viaje que el Papa Francisco realizó en estos días a Baréin fue una valiosa oportunidad para conocer la vitalidad de las comunidades católicas que congregan a los migrantes en los países del Golfo Pérsico. Proponemos a continuación el testimonio que dio el domingo ante el pontífice en Manama, durante el encuentro con sacerdotes, religiosos y agentes pastorales, una religiosa india, la hna. Rose Céline. Relata la experiencia en Baréin de las Hermanas del Carmelo Apostólico, una congregación activa fundada en la India en 1870 que une el carisma carmelita con la misión de la enseñanza. Las Hermanas del Carmelo Apostólico trabajan desde 1969 con los inmigrantes católicos en Kuwait. Y desde 2003 también desarrollan su ministerio en Baréin con el Colegio del Sagrado Corazón y la colaboración en  las actividades pastorales del Vicariato Apostólico del Norte de Arabia.

Soy la Hermana Rose Celine, quisiera ofrecer un resumen de nuestra vida y nuestra misión. Las Hermanas del Carmelo Apostólico, las primeras Carmelitas que son una Congregación misionera activa, fueron pioneras en la educación de las niñas y en la formación en la fe. Iniciamos nuestro camino misionero en el Reino de Baréin el 3 de enero de 2003, después de nuestra fundación en Kuwait. Baréin, conocido como el "país de la sonrisa", nos dio una cálida bienvenida.

El amor compasivo y misericordioso del Padre nos alienta a comprometernos al servicio de nuestro pueblo. Somos testigos de la abundancia de la misericordia de Dios que calienta el corazón y reaviva la esperanza en la vida de muchas personas. Trabajamos en el ministerio de las cárceles. En particular, visitamos a las internas para compartir la Palabra de Dios, aconsejándolas y orando con ellas.

Nuestra presencia aquí es un signo especial de que Dios nos reúne dondequiera que estemos y nos conduce por caminos nuevos e inéditos hacia nuestra meta, vivida bajo el lema “Solo Dios basta”. Las hermanas participamos en diferentes grupos de la Iglesia, uno de los cuales es la Legión de María. Los encuentros semanales nos ofrecen una gran oportunidad para crecer en nuestra espiritualidad a través de la oración y la comunión. Junto con los legionarios, visitamos hospitales, enfermos y familias necesitadas.

Vemos que el mundo que nos rodea está cambiando a pasos agigantados. Este rápido cambio está planteando nuevos desafíos y muchas cosas que nos eran familiares están entrando en un terreno más ambiguo. Sin embargo, tratamos de responder creativamente a las necesidades de este tiempo, siendo portadoras de cambio, esperanza y transformación tanto dentro como fuera de nuestra comunidad.

Para ayudar a los jóvenes de hoy trabajamos en el ministerio de la catequesis, ayudando a los estudiantes en su formación en la fe, para que puedan responder a los rápidos cambios que los rodean y afrontar los nuevos desafíos que se les presenten. Les ofrecemos oportunidades mediante la organización de concursos, talent show y muchas otras actividades para mejorar sus habilidades de liderazgo, comunicación y pensamiento creativo. Cada año preparamos a estudiantes y adultos para recibir los sacramentos de la Eucaristía y la Confirmación.

Nuestra Fundadora, la venerable Madre Verónica, nos dejó una herencia que nace de su experiencia de Dios como su Todo. Siguiendo sus huellas, las Hermanas promovemos en los miembros de las Flores del Carmelo (una asociación de laicos formada para nuestros alumnos) una fe más profunda y el seguimiento de Jesús. Enseñamos y compartimos el carisma del Carmelo Apostólico a través de diversas actividades y momentos de encuentro, educando a los jóvenes para vivir y transformar el mundo con valores humanos, de verdad, justicia, amor, paz y excelencia.

Junto con todas estas actividades con las diferentes comunidades nacionales, participamos en las reuniones del Consejo Parroquial y en todos los eventos de la Iglesia. Durante la pandemia ayudamos a los sacerdotes a seguir celebrando la Eucaristía en diferentes idiomas.

Nuestra Madre, Reina y hermosura del Carmelo, es nuestro modelo y nos alienta para ponernos al servicio de la Iglesia y de su pueblo. En la medida de lo posible, irradiamos la alegría del evangelio dentro y en torno a nosotros.

(con la colaboración de Nirmala Carvalho)

Foto: VaticanNews