SIPRI: crece la producción de armas en Oriente Medio

El organismo de investigación sueco registra un cambio radical en las relaciones de poder con las potencias mundiales, sobre todo Estados Unidos y Rusia. Está aumentando la fabricación de armas convencionales, ligeras y de pequeño calibre. Junto con Israel, ganan terreno Turquía, Irán y, en menor medida, Jordania y Egipto.


Estambul (AsiaNews)- En materia de armas, la región de Oriente Medio (y el norte de África, MENA) está registrando un giro que para algunos analistas equivale a un “cambio radical”. De ser una zona importadora, en los últimos tiempos se ha ido consolidando cada vez más como productora, y los datos del último informe del SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) publicado a principios de noviembre aportan una nueva confirmación. La dependencia de las potencias globales está quedando cada vez más en el pasado, mientras florece la industria local, favorecida también por una reconfiguración de las alianzas regionales (y globales).

El estudio del SIPRI, sobre la base de la Arms Transfers Database, muestra que los países de la MENA están desarrollando -o lo intentan- una "producción limitada de armas convencionales y Salw (ligeras y de pequeño calibre)". Entre los ejemplos, el informe menciona los vehículos blindados en Argelia y Egipto y los cohetes antitanque en Jordania. Esto implica un cambio radical para una región que históricamente ha dependido de potencias externas como Rusia y Estados Unidos (y en los últimos años, China) para adquisiciones y suministros militares. Si bien Israel ha mantenido su lugar como principal exportador de armas en Oriente Medio, países como Turquía e Irán se han posicionado entre los principales productores. Ankara ya era el 12º proveedor mundial de armas antes de la guerra de Ucrania, pero en los últimos meses ha avanzado aún más al suministrar drones Bayraktar TB-2 a Kiev. En el otro lado del conflicto, Teherán ha garantizado a Moscú drones (baratos y disponibles) como el Shahed-136.

Los cambios que se están verificando en el mercado de armas ocurren en un momento en que las mismas superpotencias tradicionales están evaluando su capacidad -y su voluntad- de vender armas en el exterior. Según Middle East Eye (MEE), la industria de defensa rusa se encuentra gravemente afectada por las sanciones occidentales y los estrictos controles a las exportaciones, lo que deja en la estacada a los clientes tradicionales. En Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos -aunque por razones diferentes, que van desde el criterio económico/energético hasta la cuestión de los derechos humanos- han pedido una interrupción (parcial) de las ventas a socios históricos como la Arabia Saudita de Mohammed bin Salman ( Mbs) o el Egipto del presidente Abdel Fattah al-Sisi.

En consecuencia, los países de Oriente Medio están trabajando para apoyar la producción nacional y fortalecer la industria bélica de sus respectivos países. En el mes de marzo el director ejecutivo de Saudi Military Industries (SAMI) anunció que el reino wahabita planea producir un dron de fabricación nacional y abrir una de las fábricas de municiones más grandes del mundo, llamando a las puertas de China para obtener asistencia tecnológica.

Incluso Jordania, un actor militar relativamente pequeño en comparación con sus vecinos, está emergiendo como exportador de armas. Según el SIPRI, el país de 10 millones de habitantes fue el 25º proveedor de armas del mundo entre 2017-2021, aunque esto se debió principalmente a la exportación de equipos de segunda mano como helicópteros de combate y vehículos blindados para el transporte de tropas. Los Emiratos Árabes Unidos y Turquía se encontraron en frentes opuestos en el conflicto de Libia y en temas más amplios como el apoyo a los Hermanos Musulmanes. Desde hace algún tiempo, sin embargo, han vuelto a estrechar lazos y en septiembre pasado Abu Dhabi compró a Ankara 20 drones Bayraktar TB2.