Card. Sako: en los foros interreligiosos, un nuevo compromiso 'por la paz y la fraternidad'

En Baréin y Abu Dabi, dos grandes acontecimientos reunieron a personalidades de todos los credos. El mundo se enfrenta a un "gran desafío" desencadenado por los conflictos, el cambio climático, la desertificación y la violencia sectaria. El llamado a releer y adaptar los textos sagrados a nuestro tiempo. La religión debe ser un "elemento disuasorio" y no un detonante del mal y la injusticia.


Bagdad (AsiaNews) - Gran "preocupación" por la situación internacional general y, en particular, por Irak y Oriente Medio "cuna de civilizaciones y religiones", unida a la "esperanza" de un compromiso común en favor de la paz, el diálogo y la fraternidad. Tales son los sentimientos expresados por el Patriarca de Bagdad de los Caldeos, el Card. Louis Raphael Sako, en un mensaje publicado en la página web del Patriarcado -y remitido a AsiaNews para su conocimiento. El texto fue elaborado al término de dos semanas en las que participó de dos importantes eventos: el "Foro para el Diálogo: Oriente y Occidente para la Convivencia Humana", celebrado en Baréin a principios de mes con la presencia del Papa Francisco, y el noveno Foro de la Paz de Abu Dabi, "Globalization of War and the Globalization of Peace, Requirements and Partnership", que tuvo lugar del 8 al 10 de noviembre.

El cardenal se dirige a sus conciudadanos cristianos, musulmanes, yazidíes y sabeos "a la luz" de los encuentros de los dos foros, y recuerda que "Irak es nuestra casa común" y que, por lo tanto, "necesitamos fuerza y apoyarnos mutuamente" porque, de lo contrario, " estamos todos condenados". El mundo mismo "se enfrenta a un gran desafío" creado por "los conflictos, la militancia sectaria y nacionalista, el caos y la corrupción" que afectan la vida y la seguridad "económica, social y religiosa" de las personas.

A todo ello, prosigue, se añaden los gravísimos efectos de la guerra ruso-ucraniana, los daños causados por el cambio climático, la crisis alimentaria cada vez más trágica, la cuestión del agua y la progresiva desertización ligada a ella. "Las pequeñas guerras", advierte, "pueden transformarse en grandes conflictos", y el mundo necesita "un rol de mediación" para evitar la escalada.

"Todos somos responsables"de lo que ocurre "en nuestro planeta y en nuestro país", advierte el primado caldeo. Dios, "no preguntará" si somos "musulmanes chiíes o suníes, cristianos católicos u ortodoxos", sino que nos juzgará "por nuestras preocupaciones" y por lo que hayamos hecho "por nuestros hermanos". Sólo esta moral podrá garantizar "la paz y la seguridad" que son el camino y la luz "para la eternidad".

El cardenal Sako insta especialmente a los políticos y a las instituciones a "cuidar" de esta, nuestra "única casa" y asegurar "protección y servicios" a los ciudadanos. El objetivo es poder vivir "en libertad y con dignidad" según el principio de "ciudadanía", cooperando "a través del diálogo y los canales diplomáticos" y "prohibiendo las armas". Los líderes religiosos, por su parte, están llamados a ser testigos del mensaje divino. Por tanto, es "inaceptable" querer convertirse "en partidos, políticos o empresarios". Deben "descubrir el sentido profundo" de los textos sagrados, adaptándolos a los tiempos, porque no son "prisioneros de la letra ni del tiempo". Y deben enseñar a la gente "la moral, la aceptación de la diferencia, el respeto a la diversidad", como reiteró el Papa, contribuyendo a reforzar el diálogo interno dentro del Islam "entre suníes y chiíes" para la "reconciliación de sus respectivos pueblos".

Por último, recordando algunos pasajes de la Biblia, el Evangelio y el Corán en los que se ensalzan los valores de la paz, la moral y la justicia, el cardenal insiste una vez más en la "tarea imperativa" encomendada al clero: "Llenar los corazones de los cristianos, los musulmanes, los judíos, etc." con los valores de "la fraternidad, el amor, la misericordia, el perdón, la cooperación mutua y la alegría". La seguridad moral y espiritual -afirma- es una garantía de paz y convivencia, la religión debe ser un elemento disuasorio [y no un detonante] del mal y la injusticia".