Cristiano torturado en prisión para que 'confiese' su blasfemia
de Shafique Khokhar

Imran Rehman lleva dos meses en prisión por una denuncia contra él en relación con un post publicado en WhatsApp. "Desde su detención, mi hija no puede ir a la escuela", dice la esposa. En Pakistán, las redes sociales se utilizan cada vez más para fabricar falsas acusaciones de blasfemia contra familias pertenecientes a minorías religiosas


Lahore (AsiaNews) - Imran Rehman, un cristiano de 32 años, padre de dos niñas, fue torturado en la prisión de Lahore, donde está detenido desde hace dos meses. Está acusado de haber publicado material blasfemo en un grupo de WhatsApp. La denuncia de las torturas procede de la madre de Imran, Nargis Bibi, quien lo visitó en los últimos días. La mujer fue informada por su hijo de que fue sometido a todo tipo de violencia para obtener una confesión. Además, se encuentra sometido a una fuerte presión mental al estar encerrado en un pabellón en el que cuatro de cada seis presos padecen retraso mental.

El 14 de septiembre se presentó una denuncia contra Imran y fue detenido inmediatamente por el departamento de delitos informáticos de la Agencia Federal de Investigación. La esposa de Imran, Komal Mushtaq, declaró que Imran es inocente y que se le acusa falsamente de blasfemia. "Desde su detención, mi hija de cuatro años no ha podido ir a la escuela”, dice, “y alimentar a mi hija de dos años se ha vuelto difícil porque él era el único que traía el pan a casa”.

El abogado Abdul Hameed Rana sostiene que el caso contra Rehman es una flagrante violación de las normas, ya que no se puede registrar una denuncia contra una persona sin la debida notificación y garantías y sin involucrar al acusado en la investigación, para que pueda defenderse.

Además, en Pakistán, como señala la activista de derechos humanos Ashiknaz Khokhar, los medios de comunicación digitales y las redes sociales se han convertido cada vez más en una fuente de falsas acusaciones de blasfemia contra las minorías religiosas. Las leyes sobre la blasfemia y la Ley de Prevención de Delitos Electrónicos de 2016 se están utilizando indebidamente para restringir la libertad de expresión, pensamiento, conciencia y religión, como demuestran -además del de Imran Rehman- los casos de Shagufta Kiran y Zafar Bhatti,. Este último, por ejemplo, es el condenado por blasfemia que pasó más tiempo en prisión preventiva: lo arrestaron en julio de 2012 y en enero de 2022 fue condenado a muerte. Los cargos -basados en elementos no probados- arruinaron por completo la vida de los familiares de los acusados.

Joseph Jansen, presidente de Voice for Justice, comenta que las actuales leyes sobre blasfemia no garantizan un juicio justo ni la libertad religiosa: el acusador goza de impunidad aún cuando presente pruebas y testimonios falsos. Las leyes sobre blasfemia son incompatibles con las normas internacionales de derechos humanos. A esto se añaden los actos de violencia colectiva -con el pretexto de las acusaciones de blasfemia- alegando la debilidad del sistema judicial.