Rangún: al menos 157 civiles muertos por minas antipersona desde el golpe

Myanmar y Rusia son los únicos dos países que utilizan esos dispositivos sistemáticamente. Un informe confirma las atrocidades cometidas por la junta golpista: también se colocaron minas antipersona alrededor de los cadáveres de un ataque aéreo. Las fuerzas de resistencia han llegado a controlar más de la mitad del territorio.

 


Rangún (AsiaNews) - A 25 años de la adopción del Tratado de prohibición de las minas antipersona, sólo dos países las siguen utilizando sistemáticamente: Myanmar y Rusia. No es nada nuevo: el Tatmadaw (el ejército birmano) las utilizando desde la década de 1990, pero según el Landmine Monitor Report -publicado la semana pasada por varias organizaciones humanitarias que participan de la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona- su uso aumentó tras el golpe de Estado de febrero de 2021 que derrocó al gobierno encabezado por Aung San Suu Kyi y la Liga Nacional por la Democracia.

Cuando disparó contra los manifestantes que protestaban contra el régimen militar, el ejército desató un brutal conflicto civil. La resistencia está formada por varias milicias que según los últimos informes en este momento controlan el 52% del territorio de Myanmar. Pero han pagado un precio muy alto: según el Gobierno de Unidad Nacional en el exilio, cuyo brazo armado está integrado por las Fuerzas de Defensa del Pueblo, al menos 1.500 de sus combatientes perdieron la vida y 700 resultaron heridos en el mes de agosto. Muchos han perdido una o dos extremidades a causa de las minas terrestres. Los civiles asesinados por la junta son al menos 2.530.

Según el Informe del Landmine Monitor Report, desde febrero de 2021 hasta septiembre de este año, 157 civiles murieron y 395 resultaron heridos por minas terrestres u otros residuos bélicos. Alrededor de un tercio de las víctimas son niños. El documento confirma lo que fuentes locales han afirmado en repetidas ocasiones: los soldados de la junta colocan minas alrededor de las aldeas, a lo largo de los senderos, cerca de infraestructuras de telecomunicaciones y tuberías de energía, y cerca de iglesias, granjas y campos de cultivo, para impedir que la resistencia acceda a medios de subsistencia. También se han colocado minas antipersona a lo largo de la frontera con Bangladés, donde la gente recoge leña o pasta el ganado.

En al menos un caso los militares colocaron minas terrestres alrededor de los cuerpos de personas muertas durante un ataque aéreo en la región central de Sagaing. Las tropas también utilizaron a los civiles como escudos humanos haciéndolos caminar delante de los soldados para detonar posibles artefactos.

Al menos 11 países son productores de minas antipersona, pero los que lo hacen activamente son India, Irán, Pakistán, Rusia y el mismo Myanmar.

Solo en la última semana, los soldados de la junta mataron a 15 civiles y prendieron fuego a cientos de casas en una docena de aldeas en la región de Sagaing, provocando la fuga de unas 10.000 personas.