Papa: la familia debe educar en una fraternidad abierta al mundo entero

En la audiencia al Foro de las Asociaciones de Familias Italianas, Francisco recordó la contribución de las revistas misioneras que "llevan a los hogares noticias de países y pueblos lejanos". La advertencia sobre el invierno demográfico: "Es hora de pasar de las palabras a los hechos, de los paliativos a la terapia real y eficaz. Necesitamos niños".

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “La familia está llamada a ser factor de fraternidad y amistad social, arraigada en un determinado lugar y al mismo tiempo abierta al mundo”, dijo hoy el Papa Francisco en la audiencia que concedió en el Vaticano al Foro de asociaciones de familias italianas.

“Una familia cristiana - explicó el pontífice - nunca puede encerrarse en su propio caparazón. No puede decir: nosotros estamos bien, que los demás se arreglen. La familia cristiana -pero yo diría que toda familia fundada en el amor- está abierta y atenta a lo que sucede fuera del hogar, trata de ser acogedora y solidaria, comenzando por las situaciones del barrio, del condominio, del vecindario, hasta las de un nivel social más amplio, así como de otros países y otros continentes". En este sentido, el Papa Francisco recordó también expresamente el aporte que desde el siglo XIX hacen a la familia las revistas misioneras, que llevan “a los hogares de las personas más sencillas, junto con los relatos de los misioneros, muchas otras noticias de países y pueblos lejanos”.

El pontífice subrayó luego el papel de las asociaciones de familias en el desafío de "promover una buena política para las familias y con las familias". Es “un compromiso político en un sentido amplio y elevado, como contribución al bien común del país, para que las familias no sean explotadas y luego penalizadas, sino promovidas y apoyadas”. Habló también sobre el tema del invierno demográfico debido a la crisis de la natalidad en muchos países, y la política “debe pasar de las palabras a los hechos; y luego pasar de los paliativos a una terapia real y efectiva”.

“Quiero repetirlo -añadió- estamos viviendo un grave invierno demográfico y debemos reaccionar, con todas nuestras fuerzas, con nuestro trabajo, con nuestras ideas, para convencer. Mi secretario me contó que el otro día, cuando pasaba por la plaza de San Pedro, vio a una señora con un cochecito de bebé y se acercó para ver al niño... ¡y dentro llevaba un perrito! Es un símbolo, por eso lo digo. Hacen falta niños. Necesitamos niños".

Al comienzo de su discurso el Papa también había hablado del testimonio gozoso de ser familia, que es el tema central de su exhortación apostólica Amoris laetita. “La alegría de ser una familia -explicó- no significa que todo vaya bien, que no haya problemas... No, no es eso. Todos sabemos que la vida familiar se compone de momentos felices y otros dolorosos, de periodos más serenos y otros más difíciles, a veces duros. Pero hay una alegría que puede atravesar todas estas situaciones, porque se encuentra en un nivel más profundo, y que viene precisamente de ser familia, que se percibe como un don, con un sentimiento íntimo de gratitud. Una gratitud que se dirige en primer lugar a Dios, y luego a nuestros antepasados, bisabuelos, abuelos, padres; pero también a hijos y nietos, claro, porque los pequeños regeneran el amoris laetitia en los ancianos y en los adultos”.