La Comisión de Justicia y Paz pide la retirada de los tres documentos de seguridad que allanan el camino para poder contraatacar bases enemigas y elevar el presupuesto de Defensa al 2% del PIB. Con ello, Japón asumiría “un rol de superpotencia militar”. “Que no se abandone la vía de la paz a través de la diplomacia, tal como expresa el artículo 9 de la Constitución".
Tokio (AsiaNews) - La Conferencia Episcopal de Japón se ha pronunciado abiertamente contra los tres documentos de seguridad que respaldarían el desarrollo de capacidades para el contraataque de bases enemigas, según lo anunciado por el gobierno de Kishida en los últimos días. En un comunicado difundido por la Comisión de Justicia y Paz, los obispos católicos protestan contra una decisión que "abandona la política de seguridad orientada exclusivamente a la defensa, consagrada en el artículo 9 de la Constitución. Con ello, Japón se transformará en una superpotencia".
El texto lleva la firma del presidente de la Comisión Justicia y Paz, monseñor Wayne Francis Berndt, obispo de Naha, y del secretario, monseñor Edgar Cacutan, obispo de Sendai. Los obispos cuestionan el hecho de que el gobierno haya tomado una decisión tan importante a través de un decreto, pasando por alto al parlamento japonés. Esto constituye "un atentado contra la democracia que no se puede tolerar", dicen.
Para los obispos, dotarse de las capacidades para contraatacar bases enemigas no es otra cosa que recurrir a la "amenaza de la fuerza", expresamente prohibida por el artículo 9 de la Constitución japonesa. Además, la asignación de 43 billones de yenes (315.000 millones de dólares) y el objetivo de elevar el gasto militar al 2% del PIB en 2027, casi duplicando el presupuesto actual, supone "que Japón se convertiría en una superpotencia".
La Comisión Justicia y Paz también expresa su preocupación por la posibilidad de utilizar puertos y aeropuertos civiles con fines militares y por el uso de la investigación científica y tecnológica para el desarrollo de nuevas armas. También menciona el despliegue de misiles de largo alcance en las islas Nansei -las más cercanas a Taiwán- y el riesgo de que la población que vive allí sea "sacrificada", como ya ha ocurrido en Okinawa.
Por último, el texto recuerda las palabras pronunciadas por el Papa Francisco en 2019 en su encuentro con las autoridades en Tokio: "La historia nos enseña -dijo el pontífice- que los conflictos entre pueblos y naciones, incluso los más graves, solo pueden encontrar soluciones válidas a través del diálogo, la única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera". Y la Comisión de Justicia y Paz comenta: "El camino que Japón debe seguir es el de la paz a través de la diplomacia, afirmado por el Preámbulo y el Artículo 9 de su Constitución”. Para ello, debe abocarse a “la creación de un entorno que resuelva las disputas mediante el diálogo". De ahí el llamamiento al gobierno para que "retire los tres documentos de seguridad" y "demuestre claramente" su compromiso por la paz de Japón.