China en emergencia por Covid, pero con pocas muertes. Dudas sobre las estadísticas oficiales
de Li Qiang

Solo se contabilizaron siete muertes después de las reaperturas que forzaron las protestas contra el confinamiento. Hospitales llenos, faltan medicamentos y no alcanzan los respiradores. Es probable que el régimen esté minimizando el número de víctimas por razones políticas. El error de Xi Jinping: usar recursos para las cuarentenas en vez de destinarlos a la atención en los hospitales.

 


Beijing (AsiaNews) - Tras la repentina flexibilización de las restricciones contra el Covid-19, acelerada por las protestas populares de fines de noviembre, China enfrenta una nueva emergencia pandémica. A pesar de ello, el número oficial de víctimas sigue siendo muy bajo (5.241), alimentando la habitual sospecha de que el régimen falsifica las estadísticas por razones políticas y de control social.

Desde que se abandonó la política de cero covid de Xi Jinping el 8 de diciembre, el gobierno solo ha contabilizado siete muertes por coronavirus a pesar del aumento vertiginoso de pacientes en los hospitales, la falta de respiradores para cuidados intensivos, el desabastecimiento de medicamentos y la alta demanda de cremaciones para los fallecidos.

El pasado 20 de diciembre las autoridades sanitarias precisaron que solo se consideran víctimas del Covid las personas contagiadas que hayan fallecido por neumonía o problemas respiratorios. Sin embargo, Reuters revela que los propios médicos chinos afirman que se subestima el número de contagios y muertes, entre otras cosas porque después de la reapertura han disminuido significativamente las pruebas de hisopado.

Según las últimas previsiones de Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, en 2023 el Covid podría matar a más de un millón de chinos. El pico de infecciones y muertes se debería alcanzar a principios de abril. Sobre todo se teme un repunte de contagios para el mes que viene, cuando se celebran las fiestas del Año Nuevo Lunar.

Los analistas temen que por razones políticas el gobierno esté ocultando el verdadero impacto del levantamiento de las draconianas restricciones contra la pandemia. Muchos observadores, especialmente externos, siempre han puesto en duda la confiabilidad de los datos chinos, sobre todo los económicos. Las cifras oficiales -casi siempre positivas- contrastan a menudo con la situación real.

En septiembre de 2021 el gobierno central lanzó una ofensiva contra las estadísticas económicas de las provincias, a menudo falsas e infladas . El año anterior el primer ministro Li Keqiang había ordenado a los dirigentes locales “decir la verdad” sobre la situación económica de los territorios que administran, la única forma de alcanzar los objetivos que propone el gobierno central, y lo mismo ocurre con el Covid.

Tal como se plantea, el panorama no es el mejor para Xi. Con toda probabilidad las administraciones provinciales se han quedado con pocos fondos para comprar los equipos médicos necesarios para el tratamiento hospitalario del Covid; las entidades locales, ya muy endeudadas, han invertido casi todos sus recursos en las instalaciones para cuarentena y en testeos masivos.

Como señala Nikkei Asia, con dos primeros ministros de facto al mando de la administración central -el saliente Li Keqiang y su probable sucesor Li Qiang-, la gestión de la emergencia sanitaria es caótica, si no fuera de control.

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