Alienta a la población a aceptar la situación y a ser sumisa. Críticos: se gana la vida traficando una religión falsa. Para los usuarios de las redes sociales, los burócratas y las autoridades son los culpables de la crisis. El clero local obedece las directivas del gobierno.
Moscú (AsiaNews)- En diciembre se declaró en Uzbekistán una grave crisis energética. La electricidad está racionada en todo el país durante algunas horas al día y hay largas colas de automovilistas en las estaciones de servicio. Ante la creciente tensión en la población, Rakhmatulla Sayfiddinov, el principal imán de Tashkent, la capital, conocido por sus declaraciones "escandalosas", pronunció un discurso solemne en el que llamó a todos los fieles a tener sentimientos de gratitud y paciencia.
Sayfiddinov señaló que "nuestros antepasados vivían sin gas y sin electricidad, y hay que aceptar la voluntad de Alá". Afirmó también que los musulmanes locales no deben convertirse en "la vergüenza del mundo", y planteó vehementemente el tema en todas las redes sociales, advirtiendo que "el pánico, los disturbios y las protestas no resolverán los problemas". Sin embargo sus palabras solo aumentaron el malestar entre los ciudadanos socialmente más activos.
El periodista Umid Soriev escribió en su página de Facebook que “una vez más, en el momento más delicado se vuelve a recurrir a la campaña de agradecimiento y paciencia, desviando a los ciudadanos de las acciones en defensa de sus derechos. Hay que detener inmediatamente esta campaña, debemos tener el coraje de expresar nuestro malestar”. En su opinión, el imán "empuja a la gente sencilla a vivir en la esclavitud y el sometimiento".
El activista humanitario Musannif Adkham declaró a su vez que "culpar a las personas que tiemblan de frío, que pasan las noches esperando su turno en las gasolineras y deambulan en la oscuridad, acusándolas de ingratitud e incitándolas a soportar una situación que parece no tener fin" es en sí mismo una blasfemia, una forma de ganarse la vida traficando con una religión falsa”. El canal de Telegram Platforma.uz afirmó que hoy "los políticos se están convirtiendo en mulás petulantes e intolerantes, mientras los servidores del culto se dedican a la geopolítica".
Los usuarios de las redes sociales responden al Imam Sayfiddinov que no es el pueblo el que debe recibir críticas, sino los burócratas y gobernantes que el verano pasado no tomaron las medidas necesarias para prepararse para la temporada de invierno. El imán, que fue nombrado el año pasado para ocupar la más alta dignidad religiosa de la capital, lleva tiempo provocando acaloradas discusiones con sus polémicas enseñanzas sobre diversos temas sociales.
Ya en 2018, como imán de la mezquita catedral "Mirza Yusuf", había hecho un llamamiento en las oraciones de los viernes a terminar con el "vergonzoso fenómeno" de los ginecólogos varones, y había arremetido contra la influencia maligna de los teleteatros turcos que hablan sobre el genocidio de los uzbekos. Durante la homilía también proclamó que "las mujeres que durante el acto sexual con su marido tienen fantasías con otros hombres, quizás apuestos actores, terminarán engendrando hijos homosexuales".
Por otra parte el gran imán de Tashkent no es el único líder espiritual de Uzbekistán que incita a la población a la sumisión y la gratitud durante la crisis energética sino que se encuentra en sintonía con la mayoría de sus colegas y muchos creen que en realidad son directivas emanadas de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos de acuerdo con el Comité de Religión del Consejo de Ministros. La herencia soviética que caracteriza a todos los países de Asia Central sigue considerando la religión como un "instrumentum regni", y esto también se aplica al Islam, más asimilado a la "sinfonía bizantina" que a la teocracia mahometana, lo que obliga al clero local a obedecer las directivas del gobierno.