Daca: la muerte de dos jóvenes despierta el temor al reclutamiento yihadista
de Sumon Corraya

El año pasado desaparecieron más de 50 jóvenes de distintas zonas del país. De ellos, al menos siete eran originarios de Comilla, al sureste de Daca. Una de las víctimas confirmadas es el estudiante Al Amin, que quería regresar a casa, pero fue emboscado por otro grupo paramilitar. Las políticas del gobierno para contrarrestar el radicalismo.


Daca (AsiaNews)- La muerte de dos jóvenes en los centros de entrenamiento de grupos radicales vuelve a llamar la atención sobre el fundamentalismo islámico que, a pesar de las políticas gubernamentales y de las intervenciones en las mezquitas, sigue siendo un fenómeno actual y extendido. Sólo el año pasado, más de 50 jóvenes desaparecieron de distintas zonas del país para unirse a movimientos yihadistas. Recientemente, la policía descubrió que de estos jóvenes desaparecidos, al menos dos murieron más tarde en el interior de estos centros vinculados a los rebeldes. 

De los jóvenes que habían sido enviados para su adoctrinamiento y entrenamiento (algunos de ellos incluso pasaron por Turquía durante un breve periodo de tiempo), al menos siete eran de Comilla, una ciudad de más de 1,6 millones de habitantes situada a unos cien kilómetros al sureste de Daca, una división de Chittagong. Entre ellos se encontraba Aminul Islam alias Al Amin, de 23 años, estudiante del Victoria Government College del que no se tenía noticias desde el 23 de agosto. Al parecer, otros fueron detenidos o regresaron a casa tras un breve periodo. 

El gobierno de Bangladesh lleva tiempo promoviendo políticas e iniciativas, tratando de involucrar también a las familias, para contrarrestar el reclutamiento en grupos extremistas o el regreso de los desaparecidos, pero los obstáculos y la resistencia dificultan los planes, a costa de vidas humanas. Una de estas víctimas es Al Amin, asesinado en uno de los escondites utilizados por los paramilitares en una zona montañosa y remota de Bandarban, en el sureste del país. Tras su muerte, que parece remontarse al 15 de noviembre, sus compañeros lo habrían enterrado en las montañas, pero la búsqueda de su cuerpo por parte de su familia para garantizarle un entierro más digno, fue en vano. 

Según algunas versiones, el joven había intentado regresar a casa tras darse cuenta del error que había cometido al abrazar la vía yihadista. Sin embargo, no pudo redimirse a tiempo al caer en una emboscada de otra organización extremista de reciente creación, la Jamatul Ansar Fil Hindal Sharqsfia, que mató a Al Amin y a otros miembros del movimiento separatista Frente Nacional Kuki-Chin (Knf). Cuando su padre, Nurul Islam, exhumó la tumba, no encontró el cuerpo de su hijo, sino sólo una sábana blanca y vacía. 

Bangladesh es una nación de amplia mayoría musulmana en la que sólo el 8% de los habitantes profesa el hinduismo, el cristianismo o el budismo. En los últimos 10 años, cientos de intelectuales, blogueros, editores laicos y ateos, extranjeros, homosexuales y minorías religiosas (incluidas las que profesan el islam chií) fueron asesinados por extremistas islámicos. El gobierno inauguró muchas mezquitas modelo en todo el país, donde los imanes enseñan una perspectiva de la fe contraria al yihadismo y a la visión radical de los fundamentalistas.