Teherán, cegar y silenciar: arma de guerra contra la protesta de Mahsa Amini

Cientos de jóvenes sufrieron heridas muy graves en los ojos y perdieron la vista por impactos de bala de las milicias y las fuerzas de seguridad. En muchos casos, los médicos se refieren a causas diferentes en los informes para evitar más represalias. Una niña recibió al menos 10 perdigones en la cara. Despido para los médicos que denuncien ante los medios de comunicación.


Teherán (AsiaNews) - Apuntar a la cara de los manifestantes y darles en los ojos, para echar un velo más que simbólico sobre la protesta. El uso "generalizado" de la ceguera como "arma de guerra" para acallar la disidencia. Y los médicos obligados a falsificar informes para evitar nuevas represalias de los ayatolás contra los cientos de jóvenes heridos. También esto es lo que está ocurriendo en la República Islámica, donde desde hace cuatro meses se está produciendo un levantamiento popular masivo, desencadenado por la muerte de la joven kurda de 22 años Mahsa Amini a manos de la policía a mediados de septiembre, y reprimido sangrientamente por Teherán. Una nueva deriva violenta del régimen iraní, culpable ya de juicios sumarios, condenas a muerte y ahorcamientos, en un intento de apagar las aspiraciones -y reivindicaciones- de distintas generaciones, de hombres y mujeres unidos para exigir más libertad y derechos.

Una investigación a fondo publicada por IranWire habla de "cientos" de personas, incluso muy jóvenes, con graves lesiones oculares tras ser alcanzadas por perdigones, gases lacrimógenos, balas de goma o balines de hierro utilizados por las fuerzas de seguridad. Se desconoce el número exacto, pero se dice que los médicos están "desbordados" por casos de traumatismo que incluyen globos oculares dañados, nervios ópticos cortados y retinas dañadas.

Un informe del New York Times de noviembre daba cuenta de más de 500 pacientes con graves lesiones oculares ingresados en tres hospitales de Teherán, muchos de ellos con fragmentos de metal y plástico estampados en la cara. Además, en muchos casos de lesiones oculares, los médicos escriben causas distintas en los informes -por ejemplo, cataratas u otras enfermedades oculares- para evitar más represalias de las autoridades contra los heridos. De hecho, el diagnóstico de una herida de bala equivale a revelar la participación en protestas callejeras. Un médico de la capital, bajo condición de anonimato, habla de una niña alcanzada por al menos 10 proyectiles disparados "directamente frente a ella. Los perdigones entraron en el ojo. Benita [así se llama la pequeña víctima] es uno de los peores casos que han ocurrido".

Otros sufrieron lesiones oculares a consecuencia de palizas con palos y garrotes de hierro. Sin embargo, tras meses de silencio, algunas víctimas jóvenes recurren a las redes sociales para denunciar. Una chica cuenta cómo regresó al lugar donde la golpearon "después de un mes y 20 días. Estaba aquí cuando un miembro de la milicia [paramilitar] Basij me disparó en el ojo y me quitó la vista". "Solía alegrarme cuando la gente me hacía cumplidos. Me decían que tenía unos ojos preciosos. Hoy, cómo echo de menos estos hermosos ojos", concluye.

Los relatos y testimonios muestran cómo los golpes en la cara no son el resultado de accidentes, sino el resultado de una práctica generalizada y dirigida a atacar (y herir) de forma grave. Se registraron cientos de casos en todo el país, en las provincias de Teherán, Alborz, Isfahán, Azerbaiyán Occidental, Fars y en el Kurdistán. De ahí la decisión de un grupo de 120 oftalmólogos de firmar una carta abierta dirigida al director de la Asociación Iraní de Oftalmología, en la que le ruegan que interceda ante las autoridades para frenar los ataques. Y, al mismo tiempo, advertir a los dirigentes de las consecuencias de las lesiones para el conjunto de la sociedad, no sólo para los individuos. El pedido cayó en saco roto, porque las milicias siguen atacando y quienes denuncian, como en el caso de un médico de un hospital de Teherán que habló con los medios de comunicación sobre el asunto, son "despedidos".