Bullying, el lado oscuro del país de la sonrisa
de Steve Suwannarat

El suicidio de una niña de 15 años en un pueblo de la provincia de Chachoengsao revivió en el país la reflexión sobre un fenómeno que, según las encuestas, afecta hasta a 600.000 estudiantes. Se acusa a un sistema educativo todavía demasiado cómplice de las prácticas de sumisión arbitraria o de abuso. 


Bangkok (AsiaNews) - Con toda probabilidad fue el bullying que sufría en clase lo que llevó a suicidarse a la niña de 15 años de un pueblo de la provincia de Chachoengsao. Se ahorcó en su casa, dejando un mensaje en el que confirmaba la incómoda situación a la que estaba sometida y el estado depresivo que la llevó al gesto extremo. Su historia reavivó en Tailandia el debate sobre el acoso escolar, un fenómeno generalizado que muchos siguen considerando parte de un proceso educativo, de crecimiento, y no de sumisión arbitraria y abuso. En cierto modo, son las propias estructuras escolares las que promueven la obediencia incuestionable a las "buenas costumbres del pasado", hoy muchas veces contrarias a los objetivos educativos y a los mismos reglamentos que deberían proteger el desarrollo y la autonomía de los alumnos.

Esto no es infrecuente, dado que hace cuatro años una encuesta del Departamento de Salud Mental concluyó que el País de la Sonrisa albergaba nada menos que 600.000 estudiantes víctimas distintas formas de acoso escolar, la segunda cifra más alta del mundo. Así lo confirmó posteriormente un estudio estadístico recogido y elaborado hace dos años por la Network of Legal Advocates for Children and Youth (Red de Defensores Legales de la Infancia y la Juventud). Los datos, divulgados durante un simposio organizado por la Fundación Tailandesa para la Promoción de la Salud, indicaban claramente la difusión del acoso en las aulas, ya que el 92% de los estudiantes tailandeses encuestados habían sufrido algún tipo de acoso por parte de sus compañeros y el 30% a través de las redes sociales. Las consecuencias son duras: el 28% de las víctimas afirmaba sentirse más introvertido o deprimido, el 26% experimentaba diversos niveles de estrés, el 18% se quejaba de falta de concentración y el 16% habría preferido no asistir a clase.

El coordinador de la encuesta, Athiwat Niammeesee, urgió al Ministerio de Educación a tomarse en serio el problema y promover una cultura de la seguridad tanto en la escuela como en la familia.

Diversos estudios señalaron la cultura patriarcal como base del acoso escolar, que no pocas veces se manifiesta entre los adolescentes varones con enfrentamientos físicos entre individuos o bandas. Entre las mujeres el fenómeno es más extendido, pero suele vivirse en la tolerancia y el silencio, de acuerdo con la visión tradicional. Hasta que la presión o la culpa se hacen insoportables. No es casualidad que, mientras que en Tailandia son sobre todo los hombres los que se suicidan, la mayoría de quienes lo intentan son mujeres.