El presidente Zhaparov se reúne en Dubái con sus predecesores
de Vladimir Rozanskij

Esfuerzo de reconciliación entre dirigentes que estuvieron enfrentados. El espinoso caso de Bakiev, condenado en su país por abuso de poder. En 30 años de independencia, el país sólo ha tenido una transición pacífica. Algunos creen que Bishkek se dirige hacia una deriva autoritaria.

 


Moscú (AsiaNews)- Ha causado gran sorpresa en Kirguistán la iniciativa del presidente Sadyr Zhaparov, quien reunió en Dubái a sus cinco predecesores: Askar Akaev, Kurmanbek Bakiev, Roza Otunbaeva, Almazbek Atambaev y Sooronbai Zheenbekov. Desde 1991 todos ellos se sucedieron en el poder tras levantamientos populares y golpes de Estado sin que mediara una verdadera transición democrática.

Zhaparov habló sobre el encuentro el 21 de febrero en una entrevista televisiva con la agencia estatal Kabar. La reunión en Dubai (que tuvo lugar tres días antes) ya había sido precedida por un encuentro con Atambayev y Zheenbekov, quienes estuvieron enfrentados durante mucho tiempo y ahora "se han reconciliado y perdonado". Después se decidió ampliar el encuentro cara a cara incluyendo a los tres primeros presidentes, sin revelar desde el principio que sería una reunión de seis, “de lo contrario, algunos de ellos no habrían venido”.

El actual presidente aseguró a todos los presentes que "por mi parte no hay expectativas económicas ni políticas", subrayando que ninguno de ellos ha interferido en su presidencia. Zhaparov considera que "ha llegado el momento de dejar de lado todos los desacuerdos del pasado", porque si los líderes no son capaces de hacerlo, difícilmente lo harán sus seguidores y los ciudadanos de Kirguistán. Finalmente todos los presidentes apoyaron la iniciativa y el encuentro duró más de cuatro horas.

Zhaparov también explicó la situación de Bakiev, quien está condenado en rebeldía en su país y según la Fiscalía General debería ser detenido si regresa a Kirguistán. Vive en Bielorrusia y Minsk ha rechazado cuatro veces su extradición. El presidente explicó que "cada uno debe responder de sus actos ante Dios, la historia y la ley", y si hubiésemos querido preparar el regreso de Bakiev eludiendo las leyes "no habríamos organizado la reunión en Dubái, sino en Bishkek".

La decisión de regresar queda a la conciencia del ex presidente, que dirigió el país entre 2005 y 2010. Llegó al poder con la "revolución de los tulipanes" contra el primer presidente postsoviético, Akaev, y debió huir a Bielorrusia obligado por las revueltas de abril de 2010, que llevaron a Kirguistán al borde de la guerra civil. Bakiev está acusado de abuso de poder tras proponer el traslado de la capital de Bishkek a una ciudad del sur, en la región que se encontraba bajo su control.

Zhaparov afirmó que la reunión fue muy positiva y prometió volver a convocar a sus predecesores para "sentar a todos los políticos kirguises en torno a la mesa de reconciliación". Atambayev, presidente de 2011 a 2017 y también condenado tras varios disturbios, comentó que "es absolutamente necesario restablecer la paz y la unidad en el país", aunque el regreso de Bakiev "es una cuestión completamente diferente".

El primer presidente Akaev, por otra parte, también había sido arrestado antes de huir a Rusia, y Otunbaeva permaneció en el cargo solo un año, entre 2010 y 2011. El predecesor de Zhaparov, Zeenbekov, sucedió a Atambayev al terminar éste su mandato en 2017 -la única vez en 30 años- pero tuvo que renunciar a la presidencia en 2020 a raíz de los disturbios de octubre de los que surgió el actual mandatario, que se había autoproclamado primer ministro y controló las protestas.

La histórica propuesta de reconciliación se plantea en el tercer año de la presidencia de Zhaparov, lo que según los estándares de Kirguistán no constituye una garantía segura de estabilidad, sobre todo teniendo en cuenta que las reformas en curso han suscitado diversas perplejidades. Algunos creen que el país se encamina hacia una deriva autoritaria, pero tal vez la inédita "armonía de los presidentes" podría contribuir a una transición pacífica, si no exactamente democrática.