Monseñor Gaid, exsecretario del Papa, es el responsable del lugar de culto inaugurado en el interior de la "Casa de la Familia Abrahámica". Abierto también "a otras comunidades cristianas", quiere ser un punto de referencia para la comunidad local, compuesta en gran parte por migrantes. El trabajo "incansable" del pontífice en el diálogo con sunitas, chiítas y judíos y la lucha contra “la hemorragia" de cristianos en Medio Oriente.
Milán (AsiaNews) - Mañana se espera el primer grupo de visitantes en la "Casa de la Familia Abrahámica" de Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos (EAU), un complejo fundado sobre el diálogo interreligioso y compuesto por una iglesia, una mezquita y una sinagoga. Un centro inaugurado el fin de semana del 17 al 19 de febrero, en presencia de grandes personalidades de las tres grandes religiones monoteístas implicadas en el proyecto -católicos, musulmanes y judíos-, primer fruto de la histórica visita del Papa Francisco en febrero de 2019.
Un lugar vinculado a la relación personal construida a lo largo de los años por el Papa Francisco y Ahmad al-Tayyeb, imán de la Universidad egipcia de al-Azhar, punto de referencia para el islam sunita. En la inauguración estuvieron presentes personalidades institucionales de los EAU como Saif bin Zayed Al Nahyan, Viceprimer Ministro y Ministro del Interior, y Nahyan bin Mubarak Al Nahyan, Ministro de Tolerancia y Convivencia. Desde el Vaticano, el Papa envió como representante personal al Card. Michael Lewis Fitzgerald, el Card. Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y monseñor Yoannis Lahzi Gaid, que fue su secretario personal, presidente de la Fundación para la Fraternidad Humana y responsable de la Iglesia de San Francisco en la Casa de Abraham.
"No habría 'Casa de la Familia Abrahámica' si no hubiera iglesia, y fue el Papa Francisco quien quiso dedicarla al pobrecillo de Asís", explicó a AsiaNews monseñor Yoannis Lahzi Gaid, ilustrando el valor de la obra. Un nombre, prosiguió, ligado al santo "del cual él mismo lleva el nombre" porque San Francisco "es el santo de la fraternidad universal, de la paz, del encuentro, de la reconciliación y de la custodia de la creación". Y es "sobre estos valores" sobre los que se ha construido. Recordó también que el viaje del pontífice pretendía "conmemorar el 800 aniversario del encuentro que tuvo lugar en 1219 en Egipto entre San Francisco y el sultán Malik al-Kāmil". "Un encuentro que, después de ocho siglos, no deja de interpelarnos, inspirarnos e iluminarnos en el diálogo interreligioso", recordó monseñor Gaid.
Inspirada en la fraternidad humana
La Iglesia de San Francisco, uno de los tres edificios, es el primer resultado tangible del viaje iniciado con el documento sobre la "Hermandad" que firmaron el Papa y el imán. Un lugar de culto cristiano, otro musulmán y otro judío construidos uno al lado del otro, en un espacio común, pero manteniendo una identidad propia y respetando las diferencias. Todos son iguales en tamaño y altura y encarnan los denominadores comunes de las tres confesiones abrahámicas, obra del arquitecto David Adjaye: la mezquita mira a La Meca, la Iglesia mira al este mientras que la Sinagoga apunta hacia Jerusalén, con un jardín interior que conecta las tres estructuras y refleja su simbolismo. Con motivo de la ceremonia de inauguración de la iglesia, el Papa envió un mensaje de video en el que recordaba cómo la fe debe alimentar "el respeto y la paz", nunca la violencia, la adversidad o la guerra.
El imán de al-Azhar, también en un video, recordó cómo la casa es una traducción fiel de las disposiciones del documento, que invita a garantizar la tolerancia y a la convivencia, la libertad religiosa y la protección de los lugares de culto. Por último, el rabino jefe de las Congregaciones Hebreas Unidas de Gran Bretaña y la Commonwealth, Ephraim Mirvis, presente en el acto, habló de "día histórico" y de "edificio histórico" porque "nos une en el amor de Dios [...] anulando los motivos de división".
Una iglesia "viva”
La Iglesia de San Francisco, en cuya inauguración estuvieron presentes monseñor Paolo Martinelli, Vicario Apostólico de Arabia del Sur, y el obispo emérito monseñor Paul Hinder, no será "un símbolo vacío", añadió monseñor Gaid. Al contrario, pretende ser 'contagioso, vivo e iluminador'. Le servirá a la comunidad católica de Abu Dabi para las misas y oraciones litúrgicas, pero también acogerá en su interior a "otras comunidades cristianas".
Quiere ser, advirtió el estrecho colaborador del Papa, un lugar "contagioso" por su capacidad de atraer a "miles y miles de personas a redescubrir la hermosa figura de San Francisco y seguir sus pasos". Un lugar "vivo" porque es un centro "de diálogo, conocimiento y respeto mutuo". Un símbolo "iluminador" porque "enciende la luz en un momento oscuro de la historia. “Sólo escuchamos hablar de pandemias, guerras, terremotos y crisis económicas y morales y necesitamos ver un proyecto concreto que nos hable de convivencia y de paz", advirtió.
En cuanto a los fieles, acogerá a peregrinos de todo el mundo, pero está pensada sobre todo para los fieles que viven en Abu Dhabi o en los Emiratos. "Es muy importante", recuerda monseñor Gaid, "apoyar a la gran comunidad cristiana formada por trabajadores que viven y trabajan" en el Golfo, "unos por poco tiempo y otros desde hace mucho. Algunos fieles son hijos de segunda generación, de padres que se trasladaron y se establecieron. Hay que recordar aquí que en los Emiratos viven más de 200 nacionalidades diferentes y que es un país en el que todos pueden ejercer su fe libremente". La Casa de Abraham es la primogénita, pero hay otras iniciativas relacionadas con el documento, como recuerda el secretario del pontífice: "El Alto Comité para la Fraternidad Humana; el reconocimiento por parte de la ONU del día en que se firmó el documento, el 4 de febrero, como Día Mundial de la Fraternidad; el Premio Zayed a la Fraternidad. La creación de la Asociación Niño Jesús en El Cairo y la Fundación de la Hermandad Humana, que están supervisando la construcción de un orfanato, un hospital y una escuela para discapacitados. Se trata de dos organizaciones que trabajan para transformar el 'concepto de fraternidad' en obras concretas" para acoger, asistir y ayudar a los "hermanos y hermanas necesitados".
Un diálogo en camino
En el documento sobre la fraternidad y la Iglesia de San Francisco subyace la "incansable" labor de diálogo promovida por el Papa Francisco, un "pilar fundamental", como lo definió monseñor Gaid, de su pontificado. "Un diálogo abierto, leal y sincero", prosiguió, "que se basa en la verdad" y se fundamenta en los principios esbozados en el discurso de la Universidad de al-Azhar: el deber de la identidad, la valentía de la alteridad y la sinceridad de las intenciones. "En este contexto -subrayó el prelado- se puede entender el diálogo interreligioso con el mundo musulmán sunita y los numerosos viajes" que hizo "a Tierra Santa, Jordania, Turquía, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Irak y el más reciente a Bahrein.
“Todo esto ha producido numerosos frutos tangibles y sin duda producirá otros aún más importantes". Por otra parte, el propio Pontífice suele decir que "la única alternativa a la civilidad del encuentro es la incivilidad del enfrentamiento" y esto también es cierto con los mundos chiita y judío. Con el mundo chiita, la relación "es muy buena", como se desprende del viaje a Irak y del encuentro con el ayatolá al-Sistani, y actúa al mismo tiempo como "puente entre chiitas y sunitas". Y lo mismo ocurre con el mundo judío, "nuestros hermanos mayores, como dijo Francisco en la Sinagoga de Roma el 17 de enero de 2016". Por último, monseñor Gaid dedicó un último pasaje a las persecuciones anticristianas y a la diáspora de los países de origen en Medio Oriente: "Como egipcio -concluyó-, puedo afirmar que la hemorragia de cristianos nunca se detendrá sin el coraje de quienes abren nuevos caminos y encienden luces".
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