El gobierno quiere 'eliminar' a Imran Khan: sin embargo, su popularidad crece

Disminuyen las posibilidades de firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Las autoridades que regulan los medios de comunicación prohibieron la difusión de los discursos del ex primer ministro, mientras que la Corte Suprema ordenó su detención. Crece el descontento de la población por la crisis económica.


Islamabad (AsiaNews) - La autoridad que regula los medios de comunicación en Pakistán prohibió la difusión de los discursos del ex primer ministro Imran Khan y luego suspendió un canal de televisión que desafió la orden. El mismo día, la policía pakistaní había recibido una orden de arresto para garantizar que el líder del Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI) se presentara en el juicio en el que se le acusa de abuso de poder por haber hecho regalos de Estado a políticos extranjeros. Mientras tanto, la popularidad del ex primer ministro va en aumento, y se alejan las posibilidades de cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para rescatar al país de la crisis económica.

El 5 de marzo, Khan pronunció un discurso en Lahore en el que (una vez más) acusó de corrupción al actual primer ministro, Shehbaz Sharif, y afirmó que el ex jefe del ejército, el general Qamar Javed Bajwa, era el responsable de su destitución. En abril del año pasado, el parlamento pakistaní votó por la desconfianza en Khan y formó un nuevo gobierno dirigido por Sharif. Desde entonces, Khan no ha dejado de ventilar complots, arremeter contra el establishment y convocar elecciones anticipadas, previstas para octubre de este año.

En noviembre de 2022, durante una manifestación de protesta, un atacante le disparó en una pierna. Poco tiempo después se disolvieron los gobiernos locales de las provincias de Punjab y Khyber Pakhtunkhwa, donde el PTI gozaba de una amplia mayoría, y se espera que la Comisión Electoral anuncie en los próximos días la fecha de las elecciones provinciales, que -según el PTI- suelen celebrarse al mismo tiempo que las nacionales.

La policía enviada a Lahore no consiguió detener al ex primer ministro porque varios de sus partidarios se habían movilizado para defender su residencia. Como consecuencia, Khan no se presentó a la audiencia prevista para hoy. La Corte Suprema de Islamabad dio al ex primer ministro una última oportunidad y ordenó a su equipo jurídico que fijara una fecha en la que pudiera comparecer ante el tribunal. En efecto, sus abogados alegan que Khan no puede presentarse porque ya debe afrontar otros juicios.

A raíz de estos acontecimientos, y en un intento de reducir el apoyo popular a Khan, la Autoridad Reguladora de los Medios Electrónicos de Pakistán (PEMRA, por sus siglas en inglés) prohibió, a última hora de la tarde del 5 de marzo que las cadenas de televisión retransmitieran el discurso que pronunció en Lahore el ex primer ministro, a quien se lo acusa, según el comunicado de la PEMRA, de difundir "discursos de odio a través de declaraciones provocadoras contra instituciones y funcionarios del Estado, que son perjudiciales para el mantenimiento de la ley y el orden y corren el riesgo de alterar la paz y la tranquilidad públicas". A la emisora privada Ary News, que desafió la prohibición, se le suspendió la licencia. 

Se trata de un continuo intento de parte del gobierno de “eliminar” a Khan de la escena política, que sin embargo está teniendo el efecto contrario. Según un sondeo de Gallup Pakistán publicado hoy, el índice de aprobación del líder del PTI ha subido al 61%, mientras que un buen 53%, quizá cansado de los enfrentamientos políticos, estaría a favor de un gobierno técnico.

Mientras tanto, un amplio sector de la población empieza a culpar a la mayoría oficialista de la situación económica del país. La consultora financiera Moody's Analytics predijo que la inflación podría alcanzar el 33% en el primer semestre del año antes de empezar a descender de nuevo, mientras que el mes pasado el índice de precios al consumo subió hasta el 31,5%, la cifra más alta en 50 años. Según la economista Katrina Ell, consultada por Reuters, "un rescate del FMI por sí solo no bastará para volver a encarrilar la economía. Lo que realmente necesita la economía pakistaní es una gestión sólida y persistente". A principios de febrero, una delegación del FMI se retiró de Islamabad sin llegar a un acuerdo después de 10 días de negociaciones.