Giro en la guerra, señales de paz: la posibilidad de una tregua en Yemen
de Dario Salvi

Las conversaciones en curso entre los líderes favorables al gobierno y las fuerzas hutíes revalorizan el papel de la diplomacia de la ONU y de Omán. El intercambio de prisioneros en curso ha permitido la liberación de 13 detenidos de guerra en manos de Riad. A finales de mes podría anunciarse un alto el fuego. Sobre la mesa quedan algunos nudos sin resolver. La presencia de varios actores, entre ellos Al Qaeda, complica el panorama.


Milán (AsiaNews) - Se vislumbran señales de paz, o al menos de una posible tregua. Desde Yemen, ensangrentado desde hace años por una guerra tan terrible como olvidada por la diplomacia internacional y las cancillerías occidentales, llegan rumores de un inminente alto el fuego. La noticia la dio ayer un funcionario del gobierno yemení, y fue difundida por la agencia de noticias china Xinhua, al término de una reunión en Saná entre una delegación mixta de representantes saudíes y omaníes y los líderes hutíes, del movimiento rebelde apoyado por Irán. Todo ello coronado por un intercambio de prisioneros que demostraría, una vez más, el cambio de rumbo tras un largo periodo de tensión y estancamiento en las negociaciones.

La reciente reanudación de las relaciones entre Arabia Saudita e Irán, gracias a la mediación de Beijing, parece haber reactivado la diplomacia regional y podría favorecer la resolución de varios frentes candentes en Oriente Próximo. Uno de ellos es Yemen, donde los esfuerzos de la ONU han estado complementando durante años los intentos de mediación de Mascate. La reunión del 9 de abril es la primera que reúne a altos representantes hutíes y saudíes en torno a una mesa de negociaciones en la capital yemení, en presencia de delegados del sultanato. Mohammed bin Saeed Al-Jaber, embajador saudí en Yemen, se refirió a la reunión, cuyo principal objetivo es reactivar el alto el fuego, reanudar las negociaciones, fomentar el intercambio de prisioneros y explorar las posibilidades de diálogo entre las facciones enfrentadas para "alcanzar una solución política sostenible y de gran alcance".

 

Intercambio de prisioneros

El propio gobierno yemení, reconocido por la comunidad internacional, expresó su optimismo al respecto. A través del ministro de Información, Moammar al-Eryani, se refirió a una "atmósfera más favorable que nunca para restablecer la paz" en el país. Conseguir el objetivo, añadió, sería "una victoria para la legitimidad constitucional" y para la propia "coalición liderada por Arabia Saudita. Además, subraya cuán fundamental es la reanudación de las relaciones entre la República Islámica y el reino wahabí, que "ha favorecido el entorno para lograr una paz duradera", hasta el punto de querer prolongar el alto el fuego de seis meses a un año. Según varias fuentes coincidentes, la formalización del acuerdo llegaría, a más tardar, a finales de abril.

Una señal que confirma la seriedad de los intentos en curso es el intercambio de prisioneros, que tuvo lugar en los últimos días. Un vocero de los milicianos afirmó que ello formaba parte de los esfuerzos internacionales para lograr la paz. Abdul-Qader el-Murtaza, portavoz de los Hutíes, se refirió a la liberación de 13 prisioneros de guerra por parte de Riad a cambio de la liberación de un prisionero saudí.  El hecho se enmarca en un acuerdo más amplio -alcanzado con la mediación de las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja el mes pasado en Suiza- añadió el alto funcionario, que prevé la liberación de un total de 887 detenidos.

Los reiterados fracasos en el frente diplomático han contribuido a incrementar un dramático balance de un conflicto que, desde 2014, se ha cobrado unas 400.000 vidas y ha provocado la "peor crisis humanitaria del mundo", en la que Covid-19 ha tenido efectos "devastadores". Millones de personas están al borde de la inanición y los niños -11.000 muertos en el conflicto- sufrirán las consecuencias durante décadas. Hay más de tres millones de desplazados internos, la mayoría de los cuales viven en la miseria, pasan hambre y están expuestos a epidemias, entre ellas la del cólera. En el plano militar, la guerra no ha provocado grandes cambios sobre el terreno: los Hutíes (Ansar Allah) gobiernan a dos tercios de la población y controlan un tercio del territorio. El frente más candente es la gobernación de Marib, donde los rebeldes pro iraníes lanzaron una ofensiva que, sin embargo, se topó con la resistencia del gobierno. Para mantener el poder, los rebeldes no dudan en recurrir a un régimen autoritario, que no respeta ningún derecho humano y reprime la disidencia mediante encarcelamientos, ejecuciones -incluso de menores, que siguen siendo utilizados como niños soldado, como ocurre también en el otro bando- y procesos sumarios. No hay libertad de expresión, los periodistas son detenidos y castigados, las mujeres ven restringidos sus derechos y libertades, incluida la obligación de un "tutor" masculino que acaba paralizando las actividades de las ONG humanitarias.

 

Cauteloso optimismo 

Hace aproximadamente un año, habían surgido tímidos intentos de consolidar la tregua y aliviar el sufrimiento de una población exhausta: de hecho, el enviado especial de la ONU Hans Grundberg -en el cargo desde septiembre de 2021- había conseguido que las partes pactaran una tregua de dos meses, renovada por un periodo más y seguida del inicio de negociaciones. A esto se sumó, el cambio en la cúpula de gobierno, con la salida del presidente Abdu Rabbu Mansur Hadi, quien fue sustituido, tras diez años de gobierno, por un consejo de ocho miembros (PLC). Sin embargo, la tregua expiró el 2 de octubre y jamás se renovó, mientras las partes continuaban combatiendo e intercambiando acusaciones mutuas por el fracaso de las negociaciones.

En diálogo con AP, el propio Grundberg elogió los esfuerzos diplomáticos en curso, en particular la reunión del pasado fin de semana entre los hutíes y los saudíes (y omaníes). Desde que comenzó la guerra, dijo, constituye "el progreso más significativo" hasta ahora "en pos de una paz duradera". "Es un momento que hay que aprovechar", añadió el alto funcionario de la ONU, "y una oportunidad real para iniciar un proceso político inclusivo con el respaldo de las Naciones Unidas y poner fin al conflicto de forma duradera". Ahmed Nagi, experto en Yemen del International Crisis Group, confirmó que el "acercamiento" entre Irán y Arabia Saudita "ha dado un impulso a las negociaciones" entre Riad y los hutíes y que "ambas partes" están cerca de anunciar una "renovación" del alto el fuego. Sin embargo, prosigue el experto, aún quedan cuestiones por resolver, como la segunda parte de las negociaciones, en la que "cada parte tiene interpretaciones y expectativas diferentes". Y, dada la "complejidad" de la situación, es "difícil" pronosticar si habrá "progresos" en este sentido.

Por el momento se desconocen los términos de un posible acuerdo entre las partes. Aunque no han trascendido los detalles, se supone debería incluir el pago de los salarios de los funcionarios, la reapertura de puertos y aeropuertos, y objetivos más ambiciosos, como la reconstrucción del país. Y una vez más, la salida de las fuerzas extranjeras presentes en el territorio y una transición política hacia una nueva forma de Estado -todos puntos que, al menos en el pasado, han sido un obstáculo insalvable en los esfuerzos por el diálogo y la paz. Cabe recordar que el conflicto yemení se complica por la presencia de múltiples actores implicados, y lo cierto es que una paz genuina entre los hutíes y el gobierno pro-saudí podría no ser suficiente para silenciar las armas y proporcionar alivio a una población exhausta. Otras facciones como Al Qaeda, o los separatistas del sur otrora apoyados por Emiratos Árabes Unidos, tienen aún sus propias batallas que librar y el diálogo abierto por Teherán y Riad podría no ser suficiente para aplacar la situación.

 

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