Vientiane se enfrenta a la trampa de la deuda china
de Steve Suwannarat

Considerada la "batería del sudeste asiático", con sus represas produce electricidad para toda la región, pero tiene una deuda igual a su PIB anual, la mitad con China. El país tiene una gran importancia estratégica, pero no puede pedir préstamos en el exterior.

 


Vientiane (AsiaNews)- Laos sigue viviendo una situación paradójica: considerado como la “batería del sudeste asiático” debido a la gran cantidad de represas que producen electricidad para los países manufactureros vecinos, se debate en la “trampa de la deuda”. Se trata de un déficit enorme para sus posibilidades: 17.000 millones de dólares en 2021, equivalente al PIB anual, la mitad contraído con la República Popular China.

A la dependencia de las inversiones y préstamos chinos -incentivados en todos los sentidos por Beijing para poder contar con un colchón estratégico en el sur- se suma el control chino sobre sus principales infraestructuras. Sobre todo después de los préstamos concedidos a Vientiane para construir -con recursos, tecnologías y trabajadores chinos- el inmenso sistema de diques para la producción de energía hidroeléctrica en el curso del Nam Ou, en el norte del país. La concesión por 25 años a empresas chinas de la red eléctrica estatal, que representa el 37% de la deuda externa nacional, priva de hecho al país de una de las principales fuentes de ingresos, dejando poco margen de maniobra para una recuperación económica o una mayor autonomía.

Laos tiene una importancia estratégica para China: está incluido de lleno en el proyecto de infraestructura de la Belt and Road Initiative, sobre todo tras la construcción de la principal vía férrea financiada por Beijing con 1.800 millones de dólares. Es rico en recursos hídricos, minerales y forestales y está en manos de un régimen represivo, sin ningún elemento crítico con respecto al control exterior chino, porque se lo considera "fraterno".

Hasta el momento, China ha vacilado con respecto a su pedido de reestructuración de la deuda, y al mismo tiempo las restricciones impuestas por Beijing también han dificultado solicitar ayuda en el exterior, por ejemplo, del Fondo Monetario Internacional. Una ayuda financiera que sería necesaria pero difícil de otorgar debido al pésimo desempeño económico del país, comenzando por la inflación.

Según el Banco Mundial, la necesidad de dinero circulante es cuatro veces mayor que la que el país podría obtener del exterior como nuevo crédito, mientras que los estrictos controles a los capitales que se introdujeron el año pasado no han evitado efectos distorsionadores, como el tipo de cambio "paralelo". .

Laos podría ser una economía con un gran potencial, pero el país tiene pocos recursos financieros a su disposición, y aquellos con los que cuenta actualmente han sido mal encauzados. Esto obligó a recurrir a la ayuda de Beijing, pero puso en evidencia las consecuencias de intervenir en casos de debilidad estructural y fuerte endeudamiento.

El aplazamiento del pago en 2022 de una cuota del 8% del total de la deuda de Laos fue una señal alentadora, pero mucho dependerá de las negociaciones en curso, a las que no hay alternativa por el momento: la situación económica post pandemia está estancada, la depreciación de la moneda local (el kip) el año pasado fue del 70% frente al dólar y el turismo no muestra signos de recuperación.