Nizhny Novgorod, la peregrinación en la frontera
de Vladimir Rozanskij

En la región fronteriza entre Rusia y Kazajistán las celebraciones estuvieron presididas por san Jorge Vencedor y simbolismos bélicos. La peregrinación conmemora el renacimiento de Rusia tras el yugo tártaro-mongol y la integración entre los rusos europeos y asiáticos.

 


Moscú (AsiaNews) - Se llevó a cabo hace pocos días la tradicional peregrinación ortodoxa en la región de Nizhny Novgorod, en la frontera con Kazajistán occidental, que atraviesa las cuatro provincias de Kupinski, Chistoe Ozero, Bagansk y Karasuk. Esta última es la sede del obispo Filipp (Novikov), que también lleva el título de Ordynsk, "obispo de la Horda". Es una zona muy relacionada con las reminiscencias de las Hordas Tártaras, que se habían asentado entre el Volga y los Urales para controlar el territorio de la Rusia ocupada.

La peregrinación recuerda el renacimiento de Rusia tras el yugo tártaro-mongol, y también la integración entre los rusos europeos y los asiáticos, un tema particularmente actual en el contexto de las pasiones militares e imperialistas de Rusia, que tienen referencias directas precisamente a los territorios kazajos de la frontera. La eparquía de Karasuk, que en tártaro significa "pequeño río", se extiende junto a las orillas del curso de agua del mismo nombre, e históricamente también tendría jurisdicción sobre una parte del territorio kazajo, no lejos de la gran república rusa de Tatarstán. La sede episcopal se creó cuando aún estaba bajo el dominio de la Horda para sellar la alianza entre los invasores asiáticos y la Iglesia ortodoxa, factor que permitió la supervivencia de la Rus'.

Este año también tuvieron prioridad en la devoción ortodoxa los simbolismos bélicos, y la peregrinación, que se reanudó después de tres años de interrupción debido a la pandemia, estuvo dedicada a la memoria de San Jorge el Vencedor, junto con la fiesta del “Día de los Guardias de Frontera”. El obispo Filipp hizo encabezar la columna de fieles por el hieromonje Melkhizedek (Svistelin), el principal capellán militar de la diócesis, y a las oraciones asistieron los soldados fronterizos, a quienes impartió una bendición especial.

Karasuk se encuentra en el límite extremo de la región de Nizhny Novgorod, que se encuentra a casi 700 kilómetros, en zonas donde la mezcla no es sólo étnica sino también religiosa. Aquí se refugiaron los viejos-creyentes perseguidos por los zares y patriarcas, y todavía sobreviven algunos cultos paganos de origen asiático. El santo mártir que mató al dragón inspiró así el "nuevo renacimiento de la auténtica fe ortodoxa", como dijo el padre Melkhizedek, deseando a los soldados "una gran fuerza en la gloriosa defensa de la Patria", a la que se debe sumar toda la población.

A todos los soldados se les entregó un icono de San Jorge junto con una imagen de la Virgen de Kazán, que inspiró la victoria de Iván el Terrible sobre los tártaros, y el último número de la revista diocesana "Nuestra Eparquía", dedicado a los motivos de la peregrinación. En Chistoe Ozero -el "Río Puro"- se llevó a cabo otra ceremonia solemne en honor de un santo de origen local, el monje Ilja de Murom, que murió en 1188 en la Lavra de las Cuevas de Kiev. Su nombre está asociado con los bylines, historias legendarias del bogatyr, el antiguo combatiente de la Rus' contra todos los pueblos invasores, a quien se le dio precisamente  el nombre de Ilja Muromets.

En el pueblo de Blagoveshchensk ("de la Anunciación"), las oraciones se dirigieron directamente a la Virgen "victoriosa" de Kazan, y el padre Melkhizedek mantuvo una extensa conversación con los peregrinos en el salón comunal, respondiendo preguntas y explicando las "cosas importantes" que están ocurriendo en estos tiempos de renacimiento de la Gran Rusia, acompañado por el jefe de los guardias fronterizos, el general Sergei Groskraits.

La liturgia de clausura de la peregrinación a Karasuk fue presidida por el obispo Filipp, quien agradeció a los guardias fronterizos, recordando que “el servicio que ustedes prestan requiere una gran preparación profesional, fuerza espiritual y fidelidad al deber y al juramento prestado. Ustedes no sólo expresan el amor por su pueblo, sino que dan testimonio de uno de los mandamientos más grandes del Evangelio, Bienaventurado el que da la vida por sus amigos". Todo el clero concelebrante vestía ornamentos verdes, como explica el cuadernillo de celebración, “en honor a los colores tradicionales de los guardias fronterizos, que son también los colores de la bandera comunal de Karasuk”.