El Papa: Teresa de Lisieux muestra que la caridad es el motor de la misión

Antes de internarse en el Policlínico Gemelli para someterse a una intervención quirúrgica, Francisco recibió las reliquias de la carmelita patrona de las misiones en la Plaza San Pedro, anunciando que le dedicará una Carta Apostólica con motivo del 150 aniversario de su nacimiento, que se celebra este año. Invitó a los fieles a acercarse "con frecuencia y devoción a Jesús, Pan de Vida" en la fiesta de Corpus Christi.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Frente a las reliquias de Santa Teresa de Lisieux, patrona universal de las misiones, dijo que "la caridad es el motor de la misión". Este fue el gesto del Papa Francisco esta mañana durante la audiencia general en la Plaza San Pedro, antes de internarse en el Policlínico Gemelli para someterse a una nueva intervención en los intestinos.

Continuando con su ciclo de catequesis sobre la pasión evangelizadora, Francisco dedicó toda su reflexión a la figura de Teresa de Lisieux, de quien este año se cumple el 150 aniversario de nacimiento (2 de enero de 1873). Y lo hizo teniendo cerca las reliquias de esta gran monja carmelita, que estos días están haciendo una parada en la iglesia de Sant'Antonio Abate en el Esquilino de Roma. "Es hermoso que esto suceda mientras reflexionamos sobre el celo apostólico", comentó el Papa, que anunció que en este aniversario tiene intención de dedicarle una Carta Apostólica.

"Es patrona de las misiones, pero nunca misionó: ¿cómo se explica esto? - Era monja carmelita y su vida fue de pequeñez y debilidad: se llamaba a sí misma 'un pequeño grano de arena'. Débil de salud, murió cuando tenía sólo 24 años. Pero si su cuerpo estaba enfermo, su corazón era vibrante, era misionero. En su 'diario' cuenta que su deseo era ser misionera y que quería serlo no sólo por unos años, sino durante el resto de su vida, incluso hasta el fin del mundo".

"Teresa fue 'hermana espiritual' de varios misioneros: desde el monasterio los acompañaba con sus cartas, con la oración y ofreciendo continuos sacrificios por ellos. Sin aparecer, intercedía por las misiones, como un motor que, escondido, le da a un vehículo la fuerza para avanzar". Al repasar su vida, Francisco se detuvo especialmente en dos episodios: la Navidad de 1886, cuando aún era muy joven, cuenta en su diario cómo Dios obró un milagro sacándola de la prisión de su egoísmo, empezó a sentir que "la caridad entraba en su corazón con la necesidad de olvidarse de sí misma". Y luego la correspondencia con el preso Enrico Pranzini, "un delincuente condenado a muerte por crímenes horribles": "Teresa lo tomó en su corazón e hizo todo lo que pudo: rezó de todas las formas posibles por su conversión", hasta que en el patíbulo -después de haberlo rechazado siempre- Pranzini agarró de repente un Crucifijo que le presentaba el sacerdote y besó tres veces las llagas de Jesús.

"He aquí la fuerza de la intercesión movida por la caridad -comentó el Pontífice-, he aquí el motor de la misión". En efecto, los misioneros, de los que Teresa es patrona, no son sólo los que hacen un largo camino, aprenden nuevas lenguas, hacen buenas obras y son hábiles para anunciar; no, misionero es también quien vive, allí donde está, como instrumento del amor de Dios; es quien lo hace todo para que, a través de su testimonio, de su oración, de su intercesión, pase Jesús". Repitiendo una vez más que "uno no se vuelve cristiano porque alguien lo obligue, sino porque es tocado por el amor", Francisco añadió que "la Iglesia, ante tantos medios, métodos y estructuras, que a veces distraen de lo esencial, necesita corazones como el de Teresa, corazones que atraigan al amor y acerquen a Dios. Pidámosle a la santa -concluyó- la gracia de superar nuestro egoísmo y pidámosle la pasión de interceder para que esta atracción sea mayor en las personas y para que Jesús sea conocido y amado".

El Papa, recordando en su saludo a los fieles la inminente fiesta del Corpus Christi, los invitó después a acercarse "frecuentemente y con devoción a Jesús, Pan de vida que da fuerza, luz y alegría: Él se convertirá en la fuente, de sus elecciones y de sus acciones". Por último -invitando a unirse en oración a la iniciativa "Un minuto por la paz" que la Acción Católica Internacional propone para mañana a las 13 horas- el pontífice invitó a rezar "por el fin de las guerras en el mundo y especialmente por la querida y atormentada Ucrania".