El sitio web Vazhnye Istorii ha reconstruido con certeza los datos de 1184 niños que llegaron a Rusia "provenientes del territorio del Donbass, sin representantes legales". En muchas regiones, los menores de los territorios ocupados y "anexionados" ahora se consideran ciudadanos rusos y ya no figuran en ningún registro. Sin embargo, varios archivos regionales muestran aumentos de acogida familiar, adopción y tutela sin explicación aparente.
Moscú (AsiaNews) – Según una investigación que llevó a cabo el sitio web Vazhnye Istorii -“Historias Importantes”- se pueden confirmar con certeza los datos de más de mil niños sometidos a “cuidados preventivos” en Rusia. De todos modos, la cifra es tres veces superior a la que admiten públicamente las autoridades rusas, aunque tampoco es la totalidad de los casi 20 mil que habrían sido deportados según las fuentes ucranianas. La Comisionada para los Derechos de la Infancia Maria L'vova-Belova, quien pocos días atrás se reunió con el cardenal Zuppi, el enviado del Papa Francisco, llevó personalmente a un nutrido grupo de niños huérfanos de la región ocupada de Donetsk a la región rusa de Nizhny Novgorod, para acomodarlos con familias locales (en la foto).
A fines de 2022 Belova declaró que había ubicado a 380 niños en familias, y hasta la fecha ha seguido repitiendo la misma cifra. De las actas de las actividades del gobierno regional de Rostov, según las investigaciones resulta, en cambio, que hay 1184 niños que llegaron " provenientes del territorio del Donbass y Ucrania, sin representantes legales". Esta fórmula no deja del todo claro el estatus atribuido a estos niños, que pueden ser huérfanos que vivían en centros especiales o que perdieron a sus padres durante los enfrentamientos.
Tampoco es posible verificar cuántos permanecieron realmente en las familias tutelares ni por cuánto tiempo; según la ley rusa, se recurre al "tutor temporal" por un período que va de seis a ocho meses, durante el cual este puede tomar la decisión de adoptarlos o que sean transferidos a otro destino, que pueden ser orfanatos del Estado o instituciones privadas como las que tiene la Iglesia Ortodoxa. En Moscú había un alojamiento católico para niños a cargo de los religiosos de la Obra Don Calabria, pero ellos se vieron obligados a abandonar el país hace años.
Es posible que algunos de los niños ucranianos hayan sido deportados junto con otros familiares, abuelas o tías, mientras los padres permanecieron en los territorios ocupados. En muchos casos sencillamente se llevaron a Rusia los alumnos de jardines de infancia o escuelas primarias para "permitir que continúen el proceso educativo", y fueron confiados a instituciones educativas sin preocuparse por preparar los documentos correspondientes. Los registros regionales no siempre son accesibles ni completos, y a menudo los traslados se han encubierto bajo otros títulos de actividades para niños. El Ministerio de Educación de Rostov se negó a hablar con los periodistas.
Sin embargo, la investigación de Vazhnye Istorii reconstruyó el itinerario de muchos de los niños deportados, que fueron distribuidos en 23 regiones, desde Moscú y sus alrededores hasta Nizhny Novgorod, la tercera ciudad rusa por población, Leningrado-San Petersburgo y otras del norte de la Rusia europea, como Kostroma o Novgorod Veliky. Aquí los niños ya se habrían encomendados permanentemente a las familias que los han acogido y solo esporádicamente aparecen historias relacionadas con ellos en los medios oficiales, como la de una mujer de Voronezh que recibió en su casa a seis niños del Donbass y otra de la misma ciudad que se hizo cargo de una niña con sida.
La misma L'vova-Belova ha manifestado la intención de su agencia de acomodar cerca de mil menores del Donbass, sumándolos a los 380 que repite desde hace un año, y por los datos recogidos hasta ahora se puede suponer que estas cifras deberían multiplicarse al menos por tres o más. Sobre todo porque los niños de las cuatro regiones ocupadas y "anexionadas" ahora se consideran ciudadanos rusos, y ya no se los incluye en ningún registro de traslado. Sin embargo, varios archivos regionales muestran aumentos de acogida familiar, adopción y tutela aparentemente sin explicación.
La Defensora de la Infancia informó que hasta marzo pasado sólo 16 niños fueron devueltos a sus padres, y las instituciones internacionales, en primer lugar la Santa Sede, están tratando de trabajar precisamente en este aspecto, haciendo lo posible para que se reconstruyan los vínculos familiares.