Andong, los 70 años de sacerdocio del obispo misionero Dupont

El misionero francés, de 93 años, llegó a Corea un año después de terminada la guerra. Desde 1969 es el primer obispo de esta pequeña comunidad católica en un entorno rural junto a muchos desplazados por el conflicto. Su relato al Catholic Times: "Estoy orgulloso de lo que el pueblo coreano ha logrado. ¿Cuáles son mis preocupaciones hoy? Siempre aceptamos lo que el Señor nos da".


Andong (AsiaNews/Agencias) –  Cumple setenta años de sacerdocio, vividos íntegramente al servicio de la Iglesia católica coreana. Es el hito que está celebrando la Iglesia Católica surcoreana con mons. René Albert Dupont. El prelado, de 93 años, es misionero de las Misiones Extranjeras de París (MEP) y entre 1969 y 1990 fue el primer obispo de la pequeña diócesis de Andong. Oriundo de Orleans, fue ordenado sacerdote en Francia el 29 de junio de 1953. En 1954 llegó a Corea como misionero; hacía apenas un año que había terminado la guerra. En Andong se concentraban miles de desplazados que habían huido de los combates. El Padre Dupont permaneció junto a esta comunidad y la ayudó a crecer. Hoy sigue viviendo aquí -cuenta el semanario católico coreano Catholic Times. Y siempre recibe con una sonrisa a las numerosas personas que lo visitan.

Desde 1954 hasta hoy, Corea ha cambiado profundamente. "En aquella época era un país muy atrasado -dice Mons. Dupont-. Hoy les digo a todos que me siento orgulloso: nuestro pueblo ha pasado de no tener nada a mejorar a cada paso". No faltan las quejas: la población está disminuyendo debido al colapso de los matrimonios, las zonas rurales como la diócesis de Andong se están vaciando debido al fenómeno de la migración. Sin embargo, Monseñor Dupont dice que está orgulloso de no haber abandonado nunca su fe: "Cuando la pobreza era generalizada y la diócesis distribuía artículos para ayudar a la gente, algunos decían: Cuando se acaben las cosas, no van a venir más. Yo no creía en eso. Y cuando se agotaron los víveres, nadie abandonó su fe”.

Él nos invita a mirar los desafíos de hoy con este mismo espíritu: “La diócesis de Andong tiene hoy menos fieles que cuando fue fundada -prosigue el anciano prelado-. No tenemos juventud. Muchas parroquias ni siquiera tienen catecismo dominical. Pero les digo: no sean pesimistas, no envidien a las otras diócesis, acepten lo que el Señor nos da. Solo tenemos que ayudarnos unos a otros y servir al Señor como sea que podamos".

En sus escritos habla mucho de la alegría, que para él es “compartir el bien con los demás”. Y a quienes le piden un balance de sus 70 años de vida sacerdotal, responde: “Traté de escuchar al Señor en 'silencio' en lugar de contar mi historia. Rezo una hora al día en silencio ante el Señor. Le pido que yo sepa aceptar lo que Él quiere que haga. Siempre he vivido así en mi vida sacerdotal. No se puede hacer más que eso".