Cumbre de la ASEAN en Yakarta: crisis en Myanmar y disputas en el Mar de China Meridional
de Steve Suwannarat

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático sigue dividida internamente: la presencia de países liderados por regímenes represivos es motivo de creciente embarazo, al tiempo que aumentan las presiones para que adopte una posición clara sobre la guerra en Ucrania. En representación de Camboya, que participa por primera vez en una reunión de alcance internacional, asiste Hun Manet, hijo del dictador Hun Sen, quien siempre se mantuvo próximo a China.

 


Bangkok (AsiaNews)- Comenzó hoy en Yakarta la cumbre anual de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) -presidida este año por Indonesia- que finalizará el 7 de septiembre. Los diez países miembros siguen divididos por cuestiones relativas a los derechos humanos y no han logrado encontrar un terreno común en ciertos temas, especialmente la crisis en Myanmar, sumida en un conflicto civil desde hace más de dos años.

La ASEAN cubre un área geográfica en la que viven 670 millones de habitantes y el año pasado produjo una riqueza de casi 4 billones de dólares. Es, en conjunto, una de las zonas más dinámicas del planeta, pero los problemas internos radican en la variedad de regímenes políticos y la diversidad de sistemas económicos, que podrían agruparse en dos bloques: uno formado por países con una economía desarrollada o en vías de alcanzarla, aunque con considerables diferencias (Singapur, Tailandia, Malasia, Vietnam, Filipinas, Indonesia y Brunei); y otro de países que todavía están lejos, no sólo de un verdadero desarrollo, sino también de la democracia (Myanmar, Camboya y Laos).

Hasta ahora la organización ha logrado una buena cohesión en lo que se refiere a facilitar el tránsito de bienes y personas entre los países miembros, en la cooperación económica y financiera y en las relaciones culturales, mientras que las contradicciones se hacen evidentes cuando se pasa al plano de los derechos humanos y las libertades, tanto si se trata de migraciones por trabajo, del trato a los refugiados o la lucha contra la trata transfronteriza de personas. Y la presencia de países liderados por regímenes represivos es motivo de creciente embarazo.

Inevitablemente se destaca la crisis en Myanmar: los protagonistas de la cumbre siguen divididos entre los partidarios de un diálogo entre las partes birmanas en conflicto para llegar a una solución negociada, y otros que -cada vez con mayor dificultad- siguen defendiendo el principio de no injerencia en los asuntos internos de los miembros.

La debilidad política del grupo (que entre otras cosas es fruto de la falta de una visión estratégica común y de alianzas discordantes), también puso sobre la mesa de la cumbre la cuestión no resuelta del contencioso con China por las zonas en disputa del Mar de China Meridional, exacerbado recientemente por la difusión de los nuevos mapas de Beijing. De hecho, los nuevos mapas incluyen zonas no reconocidas internacionalmente, entre ellas gran parte de la franja de mar delimitada por varios países de la ASEAN (Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunei) que proyectan sobre la misma (tal como marginalmente lo hace Taiwán) sus aguas territoriales y sus zonas económicas exclusivas.

Por primera vez participó en la cumbre el nuevo primer ministro camboyano, Hun Manet, hijo del dictador Hun Sen, que durante más de treinta años se mantuvo en el poder aniquilando cualquier oposición. Según algunos observadores, su hijo podría allanar el camino para un "nuevo rumbo", no sólo dentro del país sino también en las relaciones internacionales, considerando que hasta ahora Camboya ha estado sometida por Hun Sen a la tutela china.

Por último, además de otras cuestiones regionales, inevitablemente no puede dejar de llegar a Yakarta el eco del lejano conflicto ucraniano. Las diferentes relaciones de la Asean con los dos países en conflicto y sus respectivos aliados hasta el momento han inspirado sobre todo cautela y llamamientos al diálogo, pero es cada vez mayor la presión interna y externa, a la organización y a sus miembros, para que adopten una posición más definida.