El colapso quedó demostrado en un informe del Ministerio de Hacienda. El país registró una caída del 34% en las inversiones extranjeras directas. Las transacciones con el exterior se desplomaron un 80% (de 307 a 56 millones). Pesa considerablemente la caída del valor de muchas empresas de alta tecnología con sede en Estados Unidos. Algunos de los factores críticos son la guerra en Ucrania, la inflación y el conflicto interno en torno a la Justicia.
Tel Aviv (AsiaNews)- Un reciente informe del Ministerio de Finanzas muestra que las inversiones extranjeras en Israel cayeron un 60% en el primer trimestre de este año, lo que certifica, una vez más, las repercusiones en la economía de la controvertida reforma judicial impulsada por el gobierno del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, a la que se opone una gran parte de la población. De los datos publicados por el Ministerio se desprende que el país atrajo alrededor de 2,6 mil millones de dólares de inversiones extranjeras entre enero y marzo de 2023, lo que supone una disminución "sustancial" respecto al mismo período de 2020 y 2022. "La disminución -explica una nota- se refleja tanto en el número de transacciones como en el de inversores, ya que ambos cayeron un tercio en comparación con los años anteriores”.
Las cifras publicadas por la Oficina Central de Estadísticas muestran que las inversiones extranjeras directas se redujeron un 34%, totalizando 4.760 millones de dólares. El tamaño promedio de las transacciones salientes, incluidas las fusiones y adquisiciones, se desplomó un 80 por ciento, por un valor total de 56 millones de dólares, frente a la media anterior de alrededor de 307 millones de dólares, según informó el Times of Israel. Un factor determinante ha sido la caída del valor de muchas empresas tecnológicas con sede en Estados Unidos.
Pesan, por un lado, las diversas crisis globales como la inflación y la invasión rusa de Ucrania, con el clima de incertidumbre asociado. Por otro lado, hay un elemento exclusivamente interno: la reforma de la Justicia que impulsa el actual gobierno -el más derechista de la historia de Israel- es criticada por gran parte de la opinión pública, además de que desagrada al propio Poder Judicial y a otras instituciones por su orientación autoritaria y la pérdida de independencia de los poderes del Estado.
En julio, la agencia de calificación Moody's había advertido sobre "consecuencias negativas" y "riesgos importantes" para la economía como resultado de la aprobación en primera lectura del proyecto de ley de reforma. El director de la Bolsa de Tel Aviv, Itay Ben-Zeev, pidió al gobierno que tomara en serio la advertencia y afirmó que el informe era una "llamada de atención". Críticas rechazadas por el gobierno israelí, pero que han dado nueva vida a las protestas y el descontento en las calles. En 35 semanas de movilizaciones contra el gobierno, salieron a las calles siete millones de israelíes, según informó el jefe de policía Yaakov Shabtai, sobre un total de 9,3 millones de habitantes.
En el frente opuesto, partidario del Ejecutivo y de la reforma, unas 10.000 personas se reunieron hace pocos días en las inmediaciones de la Knesset, el Parlamento israelí, para pedir que se acelere la aprobación de la reforma. Uno de los más aplaudidos fue el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, quien en su discurso atacó a la presidenta de la Corte Suprema, Esther Hayut, una de las voces críticas contra el Ejecutivo y blanco de los ataques oficialistas. "No se atreva a invalidar las leyes fundamentales", advirtió Smotrich, porque "la responsabilidad recaerá sobre usted". Se refiere a la audiencia crucial que debe llevarse a cabo ante la Corte Suprema, donde los jueces podrían recusar algunas partes de la reforma dando comienzo a un enfrentamiento de facto entre el gobierno y los magistrados, con el riesgo de un cortocircuito entre los poderes del Estado.
Por último, cientos de jóvenes estudiantes de nivel secundario -unidos por primera vez en un movimiento organizado- están dispuestos a arriesgar la cárcel negándose a responder a la convocatoria del Ejército para el servicio militar obligatorio si no se retira la controvertida reforma.
La decisión de unos 230 estudiantes de boicotear el servicio militar es el primer intento organizado de utilizar esta negativa como medio específico de protesta contra el gobierno y sus leyes. En una nota difundida hace pocos días por los estudiantes del colegio secundario Herzliya Hebrew Gymnasium de Tel Aviv, los promotores afirman: "Como jóvenes varones y mujeres que estamos a punto de ser reclutados para el servicio militar israelí, decimos 'no' a la dictadura en Israel y en los Territorios Palestinos Ocupados. Por la presente -sigue diciendo el comunicado- declaramos que nos negamos a unirnos al Ejército hasta que se garantice la democracia para todos aquellos que viven dentro de la jurisdicción del gobierno de Israel". La dictadura que "existe desde hace décadas" en los Territorios Palestinos, concluye el texto, ahora "se está extendiendo en Israel y se dirige contra nosotros".