Tokaev y el viejo que no cambia a Astana
de Vladimir Rozanskij

Tras los sangrientos sucesos de enero de 2022 y las elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas, y después de una apresurada modificación de la Constitución del país, no se vislumbran mejoras sustanciales en el gobierno de Kazajistán.


Astana (AsiaNews) - La agencia de noticias Azattyk entrevistó a uno de los mayores expertos internacionales en la materia, el investigador sobre Asia Central de la Universidad de Glasgow, Luca Anceschi, sobre la diferencia entre la presidencia de Kasym-Žomart Tokaev y el largo gobierno de Nursultan Nazarbaev en Kazajistán, para comprender dónde están realmente las diferencias y dónde las semejanzas. Anceschi había descrito anteriormente una degradación de la política kazaja hacia formas aún más duras de autoritarismo y represión, y hasta hoy confirma esta impresión.

En el cuarto año de presidencia de Tokaev, tras los sangrientos sucesos de enero de 2022 y las elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas, y tras una apresurada modificación de la constitución del país, no se aprecian mejoras sustanciales en el gobierno de Astana. La fórmula pregonada del "nuevo Kazajistán", según el experto, "en todos los aspectos es muy similar a la antigua". No ha habido liberalizaciones económicas, políticas y sociales significativas, las elecciones fueron, como de costumbre, teledirigidas para celebrar la victoria de Tokaev y su partido, y el presidente podrá permanecer en el poder hasta 2029, gracias a las reformas oportunas.

El investigador recuerda que "la cuestión de la responsabilidad por la muerte de tantas personas en enero de 2022 es muy importante: se conocen los nombres de los fallecidos, pero no los de los autores, especialmente los que llevaban uniforme militar. Los procedimientos judiciales sobre este asunto aún no han concluido, y las heridas siguen abiertas, no ha habido una victoria de la justicia, lo que realmente habría dado una señal de transición hacia un "nuevo Kazajistán". El Estado debería haber asumido su responsabilidad por lo sucedido ante la población, iniciando una "relación verdaderamente nueva, basada en la confianza y la transparencia", pero esto no ha sucedido hasta ahora.

También se han producido cambios en la gestión institucional, como la creación de nuevos ministerios de Recursos Hídricos e Irrigación, y el de Transporte, para abordar problemas crónicos como la escasez de agua y el escaso potencial logístico de Kazajistán. Sin embargo, Anceschi señala que, en Asia Central, la renovación de los ministerios suele estar vinculada a reorganizaciones internas que permiten eliminar a algunas personas y situar a otras en primer plano, y la impresión de que esta práctica sigue siendo crucial como "ejercicio de gestión de la élite del poder". La cuestión del agua y la logística, por otra parte, no puede ser resuelta por Astana en solitario, ya que se trata de un problema regional.

El experto considera que hay que seguir de cerca la fase aún bastante involucionada del "cambio de guardia" entre la casta vinculada a Nazarbayev y la nueva clase dirigente, hasta el punto de que "se está llevando a cabo una investigación conjunta sobre este aspecto con colegas de Finlandia". Los investigadores, al igual que los periodistas, tienden a hacer hincapié en los acontecimientos más sensacionales, como los del "enero sangriento", un momento de ruptura entre un "antes" y un "después". Los cambios, sin embargo, no se producen de forma inmediata y uniforme, aunque hay ejemplos flagrantes como la detención y condena del antiguo jefe de los servicios de seguridad, Karim Masimov. Por otra parte, muchos otros miembros de la vieja guardia que habían sido marginados han regresado a sus puestos.

Varios de los hombres de Nazarbaev también reaparecen en los nuevos nombramientos y, según Anceschi, " hasta la fecha no vemos un equipo claramente vinculado a Tokaev", que llegó al poder en 2019 como delfín de su predecesor. Más bien, la actual presidencia parece ser "el fruto de los esfuerzos colectivos para preservar el régimen autoritario de Kazajistán", y no el resultado de "personalismos": Tokaev no parece ser el único jefe que toma todas las decisiones, sino el foco de un continuo "reciclaje de castas", y no es de extrañar que el grueso de la anterior clase dirigente, empezando por el propio Nazarbaev, apoye discretamente al actual presidente.

Anceschi espera ver desatada, tarde o temprano, "esa energía que sustenta los verdaderos periodos de cambio": en Kazajistán no hay crisis, pero "la sociedad kazaja en su conjunto no vive sus mejores momentos", a la espera de ver cómo evoluciona toda Eurasia tras la catástrofe de la guerra rusa en Ucrania.

 

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